Pop espumoso
Conciertos / Is Tropical

Pop espumoso

8 / 10
Eduardo Tébar — 04-12-2014
Empresa — Club Reserva 1925
Sala — Boogaclub
Fotografía — JM Grimaldi

Is Tropical no convencieron mucho en la pasada edición del festival SOS 4.8, pero la irregularidad del trío londinense quedó aparcada a su paso por el ciclo Club Reserva 1925. Sin duda en el Boogaclub de Granada mostraron su mejor cara. Un atractivo formato de entrevistas y conciertos conducido por Ángel Carmona, el presentador de los melocotonazos en las mañanas de Radio 3. Completaban el cartel los catalanes Cabo San Roque, valiente apuesta por el ruido y la cacharrería para un público (muy joven) poco acostumbrado a semejantes estridencias. Los catalanes, ahora reducidos a dúo, desplegaron una escenografía llamativa, la mar de original. Como la carne cruda, lo suyo no es de digestión fácil. “Hacemos música que nunca triunfará”, confesaron. Él, dibujando asonancias con la guitarra. Ella, disparando láseres con el Korg y otros teclados. Y en medio, un espectacular cuadro de máquinas que ya quisiera Emmett Brown. Artilugios recogidos de la calle: una vieja Olivetti, platos descascarillados, peines con pocas púas y demás cachivaches. Canciones mecánicas con alma pop. Recordaron al Corcobado de los largos trances instrumentales, a las audacias del añorado sello Triquinoise, a las atmósferas de Isang Yun. Y se quitaron el velo cuando versionaron a Can. Despacharon el material de “12 rounds”, su último álbum. Cabo San Roque mastican estructuras clásicas, las deforman, las estiran, las encogen. Jugaron con el sonido entre bruma de club berlinés. La chavalería flipó.

Por su parte, los esperados Is Tropical ofrecieron lo más goloso de sus dos discos y medio publicados hasta la fecha, y eso incluyó los temas flamantes (‘Crawl’, ‘On my way’) que están troceando en coquetos vinilos transparentes. Sedujeron a medio mundo hace tres años con su inditrónica diseñada para la pista de baile. La ya lejana ‘The greeks’ enmarcó uno de los momentos bandera de la noche, solo superado por la fugaz aparición de su misteriosa cantante, Kirstie Fleck, en ‘Dancing anymore’. Is Tropical se han ganado, y con razón, la fama de combo festivalero. Los teclados cobraron casi más peso que las guitarras en su fórmula mágica de indie bunch de toma y daca. Sus composiciones, cada vez más oscuras, redundan en la arquitectura hegemónica. La banda sonora de esos grandes almacenes de moda. O de los deportes en la tele. Los británicos acaban de abandonar la potente etiqueta parisina Kitsune Records, fábrica de tendencias donde parecían condenados a ser otros Two Door Cinema Club. Su aspecto, aparentemente desaliñado y casual, contrastó con la meticulosidad del trabajo de mesa, con la precisión de sus capas y secuencias. Conquistaron a la parroquia hipster gracias a esa inapelable vocación lúdica y al estribillo con adhesivo. Todo muy bien amurallado por su columna de marfil eléctrico. Is Tropical encarnan la realidad de bandas-marca, de grupos multitask. La perfección metafísica de la sociedad de consumo. Son ambiciosos, tienen canciones y andan en progresión.

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