PATTI SMITH
Conciertos / Patti Smith

PATTI SMITH

7 / 10
Redacción — 01-03-2002
Empresa — Ayuntamiento de Salamanca
Fotografía — Archivo

Con motivo de la celebración de la capitalidad cultural europea, Salamanca se anotaba un tanto incluyendo en su programación a una artista de la talla de Patti Smith.

Los asistentes, que agotaron las entradas, pudieron disfrutar de una preciosa actuación en la que la diva neoyorquina aprovechaba para presentar su ultimo compromiso con Arista, un grandes éxitos titulado “Land”.

El espectáculo de Patti Smith que pudimos disfrutar en Salamanca fue muy distinto de aquella mítica y eléctrica aparición en el Doctor Music 96 ante quince mil personas, escoltada por Michael Stipe, Tom Verlaine, Lenny Kaye y hasta su propio hijo.

Esta vez Patti nos regaló un show acústico, intercalado con poesías. Apareció en escena armada tan solo con su guitarra, un clarinete ocasional, y secundada por el joven guitarrista Oliver Ray.

A sus cincuenta y cinco años, la mujer que en la rueda de prensa se rió condescendientemente ante la pregunta de si tenia miedo a la muerte, nos volvió a hechizar una vez mas con su bondad, honestidad y sencillez, que puso de manifiesto en el hecho de que mientras el guitarrista cambiaba una cuerda rota en un arranque rockista, ella aprovechó para bajarse del escenario y pasearse entre las butacas, ante el asombro del publico que dudaba entre pellizcarse o tocar a la musa de Mapplerthorpe (por cierto, explíquenle al inmenso ignorante de los gritos, que transgresión y actitud punk no es colar una litrona en un palacio de congresos, si Burroughs levantara la cabeza...).

Los allí presentes pudimos comprobar el envidiable estado en que se encuentra una voz tan particular, y ya familiar como la suya, con la que nos brindo unos “Dancing Barefoot”, “Because The Night” o “People Have The Power” antológicos, así como recuerdos para su eterno y fiel batería Hay Dee Daughtery (herido recientemente en un accidente de moto), para John Walker (el talibán norteamericano que disfruta de una suite en Guantánamo), para sumergirnos en el espíritu de William Brake, para en definitiva darnos una hora de historia que pasara a ser un dulce recuerdo de la nuestra.

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