En la cumbre
Conciertos / Belako

En la cumbre

8 / 10
Raúl Julián — 17-04-2018
Empresa — La Cueva del Jazz
Sala — La Cueva del Jazz en Vivo
Fotografía — Jonás Casquero.

Belako regresaban al escenario de La Cueva del Jazz en Vivo dos años y medio después de su anterior (y recordada) visita, consolidados como una de las formaciones más incuestionables del actual rock estatal. Una posición alcanzada gracias a los parabienes de un sinfín de conciertos (dentro y fuera de nuestras fronteras), y con la publicación hace solo unos meses de un tercer disco como “Render Me Numb, Trivial Violence” (El Segell, 18), ambicioso y más variado estilísticamente. El cuarteto tenía, por tanto, todo de cara para firmar otra victoria solvente, ante una sala predispuesta y que a punto estuvo de agotar entradas.

Los vizcaínos no desperdiciaron la oportunidad, mostrando de nuevo ese músculo descomunal que a día de hoy los sitúa en la cumbre, con un repertorio sin fisuras y que en directo fluye con inesquivable pegada. Resulta un placer asistir a ese espectáculo de influencias asumidas por el grupo, que tienen su germen en el post-punk de Joy Division o The Chameleons, para a continuación dispararse en diferentes frentes hasta alcanzar sin disimulo a Pixies, Blondie, Cocteau Twins, The Smashing Pumpkins, Chvrches o Sonic Youth. Todo cabe en la misma coctelera, agitado a generoso volumen y presentado a través de una consistente interpretación que impacta frontalmente en el espectador. Sucedió en un conjunto coherente que abarcó desde la inicial "Masken", "Nice Church", “Over The Edge” o esa barbaridad que es "Lungs", hasta recuperaciones celebradas del tipo de “Sea Of Confusion”, “Zaldi Baltza” o “Track Sei”. El mérito se reparte entre la vocalista Cris Lizarraga -ya absolutamente convencida (y convincente) en su papel-, la gruesa base rítmica formada por Lore Nekane al bajo y Lander Zalakain a la batería, y el virtuosismo bien entendido del guitarrista Josu Ximun.

El combo completó un concierto algo escaso (de poco más de una hora), que bien podría haberse refrendado definitivamente con dos o tres temas adicionales, pero que en cualquier caso cundió gracias a la ininterrumpida intensidad del hilo conductor. Belako son un grupo que sigue disfrutando con cada directo, sobre todo en unas distancias cortas que son óptimas para apreciar lo rodados y asentados que están como grupo. Tan adictivos, además, que pertenecen a esa clase de bandas que apetecería volver a ver cada semana.

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