Le llamábamos Bebeto
ComicsJavi Rey

Le llamábamos Bebeto

8 / 10
Quim Pérez — 25-04-2025
Empresa — Norma Editorial

"Le llamábamos Bebeto” no es un cómic autobiográfico, pero sí que está hecho con elementos vivenciales que Javi Rey (Bruselas, 1982; pero criado en Barcelona) ha recortado, pegado y añadido a otros completamente ficticios. El resultado es un argumento perfectamente verosímil en el que los lectores nos podemos reconocer en las emociones de los personajes. Es una historia de aprendizaje, narrada desde una óptica adulta,, en la que aparecen retratados con grandes dosis de verdad humana: el duelo por un ser querido, el amor no correspondido, el resistirse ante la injusticia, la compasión con los débiles, o la nostalgia por una etapa de felicidad que quedó en el pasado.

Estamos en la comarca barcelonesa del Baix Llobregat, en el ficticio pueblo de Sant Pere, en un lugar que la imaginación sitúa entre Gavà y Viladecans; a unos pocos kilómetros de la playa. Los años noventa van por la mitad y Carlitos, con doce años, tiene prisa por crecer y quemar etapas. No se trata de unos años noventa de cartón piedra, sinó históricamente reconocibles. Carlitos es hijo del gran éxodo del medio rural a la ciudad que se dio en España durante la segunda mitad de la dictadura franquista. Dicha emigración interior se produjo gracias al auge del sector secundario y se concentró en los cinturones industriales de las grandes ciudades españolas.

Carlitos cuida de su abuela, que está casi ciega y con notables síntomas de demencia senil, mientras sus padres hacen jornadas maratonianas en un negocio que no acaba de arrancar. Carlitos, el protagonista de esta historia aunque el título apunte hacia otro personaje, carga con una rabia interior pues su hermano mayor, al que se sentía muy unido, murió en un accidente de moto y los duelos requieren de tiempo para pasarlos. Carlitos y sus amigos viven en una realidad de extrarradio en la que no hay demasiadas expectativas y el futuro parece ser un callejón sin salida.

Carlitos conoce a Bebeto, un chico torpe y mayor que él, que está en las pistas deportivas a las que van a jugar a fútbol desde tiempos inmemoriales y del que todos se burlan. Acaba tejiendo una relación de amistad con él y con su prima, que le lleva a descubrir que su destino no está marcado.

El gran tema de este cómic es cómo no dejarse vencer por la falta de perspectivas o por la presión social; simplemente por qué no contemplamos que haya otra posibilidad. Son personajes que solo ven “las flores de los prados que tenemos bajo los pies”. Carlitos vive el hecho de ser diferente con vergüenza y oculta su gran pasión por la ornitología a sus amigos del fútbol por el miedo al que dirán y a no encajar en el grupo. Carlitos se alía con sus nuevos amigos para buscar nuevos horizontes bajo la influencia del libro “Caminar” de Henry David Thoreau. La moraleja de este cómic es que ser diferente a los demás, no te convierte en un monstruo, sino en alguien que persigue sus propios sueños.

 

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