Las 100 primeras películas de Nicolas Cage
Comics / Paco Alcázar Y Torïo García

Las 100 primeras películas de Nicolas Cage

8 / 10
Raúl Julián — 18-01-2022
Empresa — ¡Caramba!

Nicolas Cage se lo merecía, pero nosotros también. Nos merecíamos un libro/cómic como este, perpetrado a pachas por el ilustrador Paco Alcázar y Torïo García, responsable a su vez del fanzine “Niccagepedia”. Porque la figura del actor tiene tanto magnetismo y desde tan diferentes prismas, que era evidente que el asunto contaba con carrete de sobra como para llenar un volumen completo y justificar el proyecto. Resulta además que los autores –fans ante todo, por supuesto– se han documentado a fondo y, teniendo en cuenta el ilimitado juego que da el protagonista en cuestión, esta es sin duda una propuesta de lo más atractiva.

Desde los ochenta, a lo largo de todas las décadas posteriores y hasta la actualidad, Nicolas Cage –nacido Nicolas Kim Coppola– ha sido héroe de acción, reputado actor de cine independiente, uno de los profesionales mejor pagados de Hollywood, ganador de un Óscar, protagonista sensiblero y, finalmente, un tipo a quien sus graves problemas con hacienda le obligaron a aceptar cualquier proyecto, por muy bodrio que este fuese y sin filtro aparente en cuanto a cantidad y calidad. Todas esas pieles ha mudado el californiano, entre otras muchas y a lo largo de los cuarenta años que lleva ejerciendo. Pero la constante inalterable, esa que ha acompañado al sobrino de Francis Ford y primo de Sofia en todo momento, es sin duda su desmesurada excentricidad, en una chispa con la que no ha dudado en catalizar (en mayor o menor medida) todos y cada uno de sus personajes ante las cámaras.

El presente tomo repasa, una por una y sin dejarse nada en el tintero, las cien primeras películas en las que aparece el actor, dedicándole a cada una de ellas una doble página que incluye excelente ilustración del primer plano de Cage en el film correspondiente y un personal texto informativo (con curiosidades y despreocupadas opiniones de los autores). El producto se completa con otros apartados que son de agradecer y que lucen, como mínimo, igual de llamativos. Unos extras que recopilan, entre otras cosas, anécdotas estratosféricas, los diferentes cortes de pelo lucidos por Cage (se podría hacer un libro profundizando solo en este tema), sus preciadas (y más rimbombantes) posesiones, preferencias en cuanto a ropa y disfraces, lazos familiares y afectivos, e incluso aquellos papeles que por uno u otro motivo (y por desgracia) no cristalizaron y se llevaron otros compañeros de profesión.

El artista parece alternarse sin remisión entre la genialidad y la auto-parodia, protagonizando un sinfín de memes y no pocas burlas en Internet, al tiempo de intentar reconducir su carrera (la referencia también incluye un apartado final para proyectos inminentes y futuros). Quizás por eso, “Las 100 primeras películas de Nicolas Cage” se debate, a lo largo de doscientas páginas, entre la admiración y el inevitable histrionismo que se deriva del nivel experto de “frikismo” –en lo personal y lo profesional– latente en la estrella norteamericana. Fuese como fuere, su lectura se antoja divertida, amena y, en ocasiones, directamente descacharrante.

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