No cabe duda de que las teorías conspirativas, la sospecha de que, tras la historia oficial, hay intereses ocultos, personajes que maniobran en las sombras, es tan antiguo como la humanidad. Pero tampoco que los medios de comunicación de masas, en particular internet, las han extendido como nunca antes. No es la primera obra que se ocupa de este tema –antes estuvo “El péndulo de Focault” de Umberto Eco y la “Trilogía ¡Iluminatus!”, de Robert Shea y Robert Anton Wilson, que acaba de editarse por primera vez en España, y “Expediente-X”, y muchas otras–, pero ahora un cómic como “El Departamento de la Verdad” tiene una especial importancia. En primer lugar, porque vivimos en el mundo de las fantasías antivacunas, de QAnon, el Pizzagate y la sociedad de la Tierra Plana; en segundo, porque es excelente.
Sus autores son el guionista James Tynion IV, que ha pasado en apenas un par de años del típico escritor “machaca” de tebeos de superhéroes, en su caso al servicio de DC, curtido en multitud de series y personajes, a convertirse en toda una estrella del medio y justo ganador de un Eisner. Por su parte, el dibujante Martin Simmonds era un ilustre desconocido hasta que, en este cómic, pudimos apreciar un estilo impresionista heredero a partes iguales de los legendarios Dave McKean y Bill Sienkiewicz, que amplifica el efecto angustioso, la disolución de las barreras entre ficción y realidad a la que acude continuamente la trama. Esta nos presenta a un insignificante agente del FBI, Cole Turner, que tras un suceso traumático que conviene no desvelar, es reclutado por el ultrasecreto Departamento de la Verdad, y es emparejado con Ruby, una agente veterana. Su objetivo es combatir a las teorías de la conspiración, porque cualquiera puede volverse realidad una vez que consiguen el suficiente número de adeptos. Es decir, que el mundo puede cambiar, y con resultados catastróficos. Para evitarlo recurren a todos los métodos posibles, incluyendo el asesinato. Para que todo resulte un poco más asombroso, resulta que el Departamento de la Verdad está dirigido por un anciano Lee Harvey Oswald. Sí, ese Lee Harvey Oswald... Y por supuesto, si existe el Departamento de la Verdad también existe una fuerza contraria… Entre sus elementos destaca una misteriosa, y muy inquietante, mujer vestida de rojo.
Este es sólo el arranque de una historia que no deja de crecer, número a número, en una espiral de locura, desinformación y paranoia tremendamente apasionante. “El Departamento de la Verdad” es uno de los mejores thrillers, en cualquier medio, que nos han llegado en los últimos tiempos y, si bien en ocasiones los guiones de Tynion IV pecan de demasiado discursivos –suele haber aquí y allá un personaje enigmático que suelta un monólogo explicando algún tipo de loca teoría relacionada con la magia negra, el esoterismo, la ultraderecha o todo a la vez– y se deleita en exceso con la a buen seguro enorme cantidad de información que ha reunido para esta obra, este primer volumen se lee con una inequívoca fascinación. Esperemos que no decaiga.
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