Tokyo Vice
Cine - Series / Michael Mann Y Josef Kubota Wladyka

Tokyo Vice

7 / 10
José Martínez Ros — 12-04-2022
Empresa — HBO
Fotografía — Cartel de la serie

¿Nos podríamos imaginar que un muchacho japonés viene a estudiar a una universidad española y, finalmente, acabe siendo el reportero estrella de uno de los principales periódicos nacionales, digamos El País, El Mundo o ABC, especializándose en noticias de delincuencia organizada? Pues algo equivalente le ocurrió al estadounidense Jake Adelstein, un joven judío de Missouri, que gracias a una combinación de desparpajo, trabajo duro y genuino talento, se abrió camino en un país tan cerrado a los no nativos como Japón y en un microcosmos aún más exclusivo como es el de su periodismo. Adelstein llegó a aculturarse hasta el punto de casarse con una japonesa y formar allí una familia e, incluso, convertirse al budismo, antes de que tuviera que hacer rápidamente las maletas cuando uno de sus reportajes hizo que la poderosa mafia japonesa, la Yakuza, decidiera eliminarlo. Su historia es, a la vez, tan pintoresca y fascinante que no resulta nada extraño que, tras la publicación de un libro autobiográfico, “Tokyo Vice” (publicado en España por Península), surgieran varios proyectos para que fuera llevada a las pantallas del cine o la televisión. Los derechos fueron, al final, adquiridos por la HBO.

El prestigioso canal de pago no ha reparado en gastos: todo el rodaje se realizó entre Tokio y Osaka , lo que, junto al hecho de que la mayoría de los diálogos sean en japonés, contribuye a darle a la serie una sensación de verismo. También nos ha traído de vuelta al gran Michael Mann. El director de “Heat” o “El dilema” se encarga del piloto, al que aporta su narrativa tensa y enérgica, así como su amor por los paisajes urbanos y nocturnos. Como protagonista, tenemos a Ansel Elgort, recién llegado de la versión de Spielberg de “West Side Story”. Su versión del Jake Aldelstein real pierde algo del encanto que tenía al libro, donde tenía un toque picaresco y cínico muy atractivo, pero es igualmente obsesivo e hiperactivo en su empeño por abrirse camino en el submundo del periodismo tokiota, aunque eso le lleve a adentrarse en los rincones menos recomendables del tristemente famoso distrito de Kabukicho, en el que se concentra buena parte de la enorme industria del sexo de Japón. La serie también capta uno de los aspectos fundamentales de la obra de Aldelstein, que es la compleja interrelación que existe entre los periodistas especializados en sucesos y crímenes y la policía, la cual funciona una fuente de información vital basada en gran parte en las relaciones personales que los reporteros logren cultivar con los agentes.

Por fortuna para Elgort, está escoltado por un reparto de excelentes actores japoneses, entre los que cabe destacar a dos viejos conocidos por los espectadores occidentales, que le servirán de guía en los mundos paralelos del crimen y el periodismo: Ken Watanabe, que irradia su carisma habitual como el detective Katagiri, un policía endurecido y honesto; y Rinko Kikuchi, como su severa jefa en la redacción, que tratará de mantener bajo control a ese joven occidental, demasiado entusiasta e indisciplinado para la cultura corporativa japonesa. Y como en cualquier noir clásico, no faltan otros personajes arquetípicos del género como las chicas de compañía de los clubs, los policías corruptos y, sobre todo, los mafiosos, tanto los jefes veteranos situados en la cúspide de las bandas como los matones callejeros que aspiran a llegar a la cumbre. La vieja mafia japonesa ha resultado a menudo muy atractiva en sus representaciones fílmicas, desde la maravillosa “Yakuza” (1974) de Paul Schrader y Sidney Pollack, uno de los mejores thrillers de la historia del cine, a las películas de Takeshi Kitano, y aquí tenemos una nueva oportunidad para explorar su compleja estructura, para asistir a sus sangrientas rencillas internas y descubrir sus famosos tatuajes y rituales.
Aunque, en comparación con el libro, todo está aquí más estilizado y acelerado, más espectacular y hollywoodiense, “Tokyo Vice” no deja de ser una serie recomendable por la conjunción de una realización excelente, un elenco casi perfecto y, sobre todo, un escenario apasionante, el Japón más oculto y peligroso.

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