The Whale
Cine - Series / Darren Aronofsky

The Whale

6 / 10
Luis de la Iglesia — 31-01-2023
Empresa — A24
Fotografía — Cartel de la película

Todo en “The Whale” llamaba la atención desde antes de que se estrenase. Darren Aronofsky volviendo a la carga en lo que puede ser otro filme provocador, una emotiva vuelta de Brendan Fraser y una oportunidad para que Sadie Sink salga de la zona de confort que se ha creado en “Stranger Things”. Lo que encontramos al acabar esta obra semiteatral fue un producto a medias en el que había muchos elementos que elogiar, pero que no se convierte en esa obra transcendental que esperábamos.

Frente a la metáfora bastante clara que se hace con “Moby Dick”, de Herman Melville, Brendan Fraser se convierte en un monstruo en proceso de suicidio con una última obra que hacer: buscar la bondad sincera que esconden las personas que le rodean. Darren Aronofsky aprovecha esta excusa para criticar, con cierta mala baba, la política, la sanidad, la religión y la economía en un ambiente estadounidense, algo a lo que nos tenía acostumbrados en sus anteriores filmes. Sin embargo, en lo metafórico se queda un poco corto y algo azucarado, y en lo sutil no opta por lo que había hecho en “Black Swan”, más bien se deja llevar por unos diálogos tan directos que impiden que el espectador haga sus propias interpretaciones. Esta actitud es la que hace que la emoción se sienta artificial, sobre todo en los últimos minutos del largometraje en los que es más evidente su espíritu melodramático.

Tampoco acaba de funcionar el género semi-teatral que adopta, porque entre personas que llegan y salen no queda espacio para digerir las decisiones de los personajes. Las incógnitas que mantienen la tensión de la película se resuelven con la aparición del siguiente actor o actriz que entra en pantalla, por lo que, aparte del sufrimiento del protagonista, no encuentro que haya un vínculo narrativo al que el espectador se deba enganchar. Más bien, va saltando de un dilema a otro hasta el final.

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No obstante, no todo es un desacierto. Ya he comentado al principio que “The Whale” nos deja a medias porque tenemos el increíble comeback de Brendan Fraser con una actuación merecedora de Oscar. Entre las prótesis logradísimas del equipo de efectos especiales y los tubos por los que respira el protagonista, tenemos un hombre derrotado por la vida, pero con la confianza de que aún puede hacer un último acto en el que enmendar sus errores. El dolor casi palpable se vislumbra en su cara, en su expresión, incluso cuando tiene que hacer acciones tan simples como reír. Es el alma y el lugar de la emoción de una historia que, si no fuese por su interpretación y la de los que lo rodean, en especial la de Sadie Sink, acabaría siendo un poco plana.

No es el mejor trabajo de Darren Aronofsky, pero sí el de Brendan Fraser, un hombre que fue devorado por la propia industria de Hollywood. Espero que sea el segundo amanecer de una carrera que apenas supo salir de la saga de “The Mummy” antes de desaparecer.

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