Nicole Kidman ha sabido reencontrarse a sí misma en la pequeña pantalla. ‘Big Little Lies’ primero, ‘The Undoing’ después y ahora ‘Nine Perfect Strangers’. El tono que había adquirido su carrera durante la década pasada, como el de alguien dando vueltas en una fiesta buscando la barra, ha sido borrado del imaginario popular para pasar a ser la anfitriona ideal, que lo pasa bien y encima está siempre en todo.
La metáfora no es casual. Kidman ha sido capaz de relanzar su carrera cuando ha asumido la producción ejecutiva de las series que protagoniza. En ‘Nine Perfect Strangers’ se queda con un papel protagonista, el de Masha, gurú de la salud y el bienestar personal, que parece escrito para ella. Sin haber leído el libro en el que se basa la serie me atrevo a pensar que quizá sea así.
Eso, en cualquier caso, no desmerece la presencia escénica de una Nicole Kidman que se come la pantalla a cada segundo. ‘Nine Perfect Strangers’, por otro lado, funciona como serie coral porque todos los intérpretes están a buenísimo nivel interpretativo. Me sorprenden para bien Melissa McCarthy y Bobby Cannavale, a los que ya conocía en otros registros pero que en esta ocasión mudan de piel para brillar más: la dirección de actores es soberbia en todos los casos. Una triste novedad en la ficción reciente, en la que muchas veces para al contrario que lo que Bob Dylan escribió “es demasiado claro y demasiado evidente que Johanna no está aquí”. Es complicado dejar de ver a actores y empezar a ver a personajes de vez en cuando.
‘Nine Perfect Strangers’ es un reflejo atinado de la tendencia por el wellness y el neohippismo de gente bien que, al mismo tiempo, pone el ojo en las contradicciones del auge de los gurís de la salud mental. También en una sociedad que, a fuerza de progreso provoca que nosotros, sus responsables y víctimas, acabemos viviendo en un padecimiento continúo. ‘Nine Perfect Strangers’ abre puertas a muchos de los asuntos clave de nuestro tiempo, desde las redes sociales a la creciente tolerancia de occidente con las sustancias estupefacientes. ‘Nine Perfect Strangers’ está enmarcada en el presente perfecto, es actual en el mejor sentido de la palabra, pero -y por eso es una gran producción- no peca de buenísimo y sabe señalar los problemas que toda tendencia lleva consigo.
En un cruce de caminos entre el ‘Who Did It?’, el thriller psicológico (y psicotrópico) y las historias de gente común, donde siempre hay lugar para lo amoroso (que no necesariamente romántico), ‘Nine Perfect Strangers’ es una de las mayores y más agradables sorpresas del presente año seriéfilo. Nicole Kidman mediante, estamos, si bien no, ante una obra maestra, ante una imprescindible.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.