La chica que lo tenía casi todo

Mila Kunis se ha apuntado un tanto lanzándose a ser no solo protagonista sino también una de las productoras ejecutivas de “Luckiest Girl Alive” (“La chica que lo tenía casi todo”). Aunque no ha cosechado las mejores críticas, esta adaptación del best seller de Jennifer Kroll (que comparte con su protagonista bastante más que el New York Times) sí ha parecido gustar a la audiencia. En España, de hecho, lleva más de una semana como la película número uno en Netflix.

Es una pena que el tema de fondo (del que no hablaremos para evitar spoilers) se aborde de forma tan superficial cuando daría para explorar conflictos morales interesantísimos. Mike Barker, quien aparte de “Matar a un rey” ha dirigido sobre todo episodios de series (de “Fargo” o “El cuento de la criada” a la más reciente “The Sandman”), prefiere apostar por un tono de thriller confuso que, eso sí, puede haber influido en su éxito en audiencias, especialmente en esos enganches al primer tiempo del partido que tanto adora la plataforma de streaming.

Por el camino del discutible guion de la propia Krolls y el tratamiento de Barker quedan unos convincentes-pero-irregulares Mila Kunis, Finn Wittrock y Scoot McNairy, una desaprovechada Connie Britton (la relación madre/hija en sí) y, todo sea dicho, la notable banda sonora a cargo de nada más y nada menos que Linda Perry, una disfrutona Jennifer Beals (la icónica protagonista de “Flashdance”) y momentazos como el encuentro de la protagonista con una reportera, o cierto cara a cara. “Yo también fui una víctima, pero nadie nunca me trató como tal“ es una gran frase, y un ejemplo del peliculón que “Luckiest Girl Alive” podría haber sido.