Marvel vuelve a la carga, cosa que a estas alturas no sé si es buena o mala noticia, ya que la compañía denota una saturación de contenidos increíble. Posiblemente los fans estarán encantados, pero poco a poco la gente va abandonando el barco debido a la sobreexposición y al exceso de productos de cada vez más dudosa originalidad. Aunque esta situación ciertamente ha cambiado en gran medida en esta fase 4 con productos bastante fuera de lo estándar como “Eternals” o “La maldición del hombre lobo”.
Tras la emocional y regular “Black Phanter Wakanda Forever”, donde lo más destacable era su excelsa producción y el bonito homenaje al fallecido Chadwick Boseman, Marvel regresa a la carga con una cinta navideña dirigida por el actual presidente de la empresa "rival" DC Films, James Gunn.
Tratándose de James Gunn evidentemente estamos hablando de un especial de Navidad de los Guardianes de la Galaxia, personajes que ha logrado introducir a la perfección dentro del Universo Marvel a base de humor absurdo, buenas dosis de aventura y el carisma de sus actores.
Si miramos atrás llevábamos cinco años sin un producto original de esta pandilla, algo que se echaba de menos. La cinta de apenas cuarenta y un minutos (créditos incluidos), cuenta la historia de como Mantis (Pom Klementieff) y Drax (Dave Bautista) intentan animar a un depresivo Star-Lord (Chris Pratt) regalándole a su ídolo Kevin Bacon. Más allá del debut del propio Bacon en el UCM, su banda sonora con el grupo Old 97’s a la cabeza y alguna carismática situación entre Drax y Mantis, la cinta no avanza mucho en la historia de los guardianes, sirviendo como una curiosa continuidad al formato mediometraje tras “La maldición del hombre lobo”, pero que poco tiene que aportar más allá de recordarnos que la tercera parte de los guardianes está a la vuelta de la esquina.
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