Mujercitas (Little Women)
Cine - Series / Greta Gerwig

Mujercitas (Little Women)

7 / 10
J. Picatoste Verdejo — 20-12-2019
Empresa — Sony Pictures España

¿Desde dónde se ha de acometer la adaptación de un clásico de la literatura femenina de hace siglo y medio en tiempos del #MeToo? Gerwig es la segunda mujer, después de la australiana Gillian Armstrong en 1994, que versiona la obra de Louisa May Alcott respetando la ambientación original (en otro filme de 2018, la debutante Clare Niederpruem trasladó la acción a tiempos actuales). En aquella, protagonizada por Wynona Ryder y Susan Sarandon, se evidenciaba una mayor carga feminista que en películas anteriores a través de los diálogos; se suavizaba también la cursilería indeleblemente asociada a la novela de Alcott. Por su parte, la mayor aportación de la versión que ahora se estrena radica en la estructura narrativa: Gerwig fracciona el tiempo y alterna sucesivamente dos acciones desarrolladas con siete años de distancia. La operación es exitosa: hábilmente, a través de la diferencias de luz -más azulada, triste para el presente; dorada, alegre para el pasado- y un uso marcado y eficaz del montaje, el espectador se mueve cómodamente por los saltos temporales a través de las experiencias agridulces de la familia March, formada por una madre y sus cuatro hijas en la ausencia del padre a causa de la Guerra de Secesión.

Gerwig sigue el sendero de Armstrong cuando le quita el protagonismo absoluto a Jo, aquí encarnada por Saoirse Ronan en otra deliciosa interpretación de la joven actriz. En las versiones más clásicas -la de 1932 con Katharine Hepburn y la de 1949 con June Allyson-, la heterodoxa y rebelde Jo era el eje vertebrador de la historia y todo lo que se veía de las otras hermanas era a través del contacto con la principal. Sin quitarle importancia a Jo, Gerwig da también peso al resto de chicas que dibujan una cartografía de la situación de la mujer americana de mediados del siglo XIX: una devota esposa de un humilde marido (Meg), una protegida de la alta sociedad en busca de marido rico (Amy), una aspirante a escritora que oculta su pasión (Jo), además de la tímida y piadosa Beth. Así, en plena construcción de la nación americana como la conocemos desde entonces se empieza a dar forma también a la identidad femenina propia. Gerwig, una de las pocas mujeres que han conseguido una nominación al Oscar como directora, habla desde el presente recordando de donde se parte. Sin embargo, la vehemencia del film es menor de lo que se podría esperar. Un solo monólogo de Jo, reivindicando un nuevo papel de la mujer de entonces, es la única apelación directa feminista de un film que, por otra parte, mantiene cierta dosis de anacrónica cursilería.

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