Los mejores cómics españoles de 2020
Especiales / VV.AA.

Los mejores cómics españoles de 2020

Redacción — 25-12-2020
Empresa — Mondo Sonoro
Fotografía — Archivo

 

Manifiestamente genial

La verdad es que poco importa las palabras que utilicemos para describir lo que aquí resumimos: tebeos, historietas, novelas gráficas, tiras... Tanto da, sobre todo porque lo fundamental es que las definiciones no pueden poner barreras a la larga lista de grandes obras que se están publicando en nuestro país y que firman nuestros artistas. Más que nada por su diversidad, por su riqueza, por los caminos tan distintos que toman para llegar al mismo sitio: emocionarnos, sea haciéndonos llorar, reír o pensar. Y puedo asegurar que los diez títulos que hemos seleccionado lo consiguen a través de fórmulas muy diversas. No hay más que ver las diferencias que existen entre un cómic como “Regreso al Edén” y otro como “Primavera para Madrid”, o entre “El murciélago sale a por birras” y “Siempre tendremos 20 años”, por citar los primeros ejemplos de nuestra lista. Y eso por no hablar de títulos que han quedado fuera por los pelos como “Juntas en esto” (Blanca Vázquez), “Tierra muerta” (Don Rogelio), “Algo extraño me pasó camino de casa” (Miguel Gallardo), “Manifiestamente anormal” (Max), “Mariquita” (Juan Naranjo), “Kurosawa. El samurái caído” (Víctor Santos), “Grano de pus” (Aroha Travé y Rosa Codina) y muchos otros.
Joan S. Luna

1.- “Regreso al Edén” de Paco Roca

regreso al eden

(Astiberri)

Paco Roca vuelve al formato apaisado para, con su afianzado estilo de dibujo y narración, perseguir la historia que oculta una modesta fotografía. Una gota insignificante en la inmensidad del tiempo que, una vez más, el dibujante de “La casa” y “Los surcos del azar” acaba convirtiendo en una grandísima historia.
Alex Serrano

2.- “Primavera para Madrid” de Magius

(Autsaider Cómics)

“Primavera para Madrid” no supone la confirmación definitiva de su autor porque con obras como “El método Gemini” (18) lo ha demostrado todo. Pero es verdad que su nuevo trabajo reverbera con una intensidad mayor si cabe a la de sus obras anteriores. Tenemos ante nosotros el “CorruptoNomicrón” del tebeo nacional, un objeto que atesora la Biblia del quién es quién en las pocilgas del Estado y del capital de esta piel de bóvido.
Octavio Beares

3.- “El murciélago sale a por birras” de Álvaro Ortiz

El murcielago

(¡Caramba!)

“El murciélago sale a por birras” es digno hijo de un 2020 que está demostrando que todo es posible por descabellado que parezca. Que un pasatiempo parodia-homenaje se haya convertido en un fenómeno en redes sociales que ha “obligado” al dibujante a crear una historia de ciento veinte páginas es algo que pocos habrían anticipado. Además es el mejor cómic de humor protagonizado por Batman y ambientado en el Universo Batman que vas a leer. Aunque, bueno, ya sabes, el protagonista no es Batman, ni está ambientado en el Universo Batman (guiño, guiño).
Alex Serrano

4.- “Siempre tendremos 20 años” de Jaime Martín

(Norma)

El Jaime Martín de “Siempre tendremos 20 años” no abandona sus referencias políticas e ideológicas, no elude tratar cuestiones relacionadas con la clase social y el entorno en el que crecemos, pero lo que en “Sangre de barrio” era crudeza y violencia, aquí es nostalgia y orgullo de las raíces. Y lo mejor de todo es que, por el camino, Martín va describiendo cómo evolucionó nuestro país en algunos aspectos y como algunas cosas difícilmente cambiarán pasen los años que pasen.
Joan S. Luna

5.- “La cólera” de Santiago García y Javier Olivares

(Astiberri)

Que el tándem Olivares-García funciona a la perfección es algo que ya demostró el exitoso y merecidamente reverenciado “Las meninas” (15), pero no está nada mal recordarlo con una obra como esta. Casi doscientas cincuenta páginas en las que ambos se muestran totalmente libres de ataduras al experimentar con la historia de Aquiles tanto en lo visual como en lo narrativo.
Joan S. Luna

6.- “Queridos difuntos” de Lorenzo Montatore

(Sapristi)

Muchas de las imágenes de “Queridos difuntos” permiten una interpretación simbólica, pues presentan reflexiones visuales adaptadas a la estructura del microrrelato. No obstante, se ha de señalar que la probabilidad de lo abstracto se matiza con un gusto por el habla popular, un cierto folclorismo pop que encuentra en las canciones que pueblan todo el cómic su mayor aliado para que sintamos “Queridos difuntos” como algo afectivamente cercano, inmediato y muy reconocible. Un cómic extraordinario.
José de Montfort

7.- “Esto no está bien” de Irene Márquez

(Autsaider Cómics)

Irene Márquez recopila tiras e historias diversas al tiempo que nos ayuda a definir todavía más su particular humor negro, surrealista, sucio, provocativo, irreverente, políticamente incorrecto y siempre al filo. Eso sí, por el camino nos lleva a pensar sobre temas de lo más diverso, desde el sexo hasta el feminismo.
Enrique Gijón

8.- “El buen padre” de Nadia Hafid

(Sapristi)

La ópera prima de Nadia Hafid sorprende, pero también aturde. Porque el sentimiento de vacío es tan omnipresente que asfixia. De ahí que sean casi innecesarios los diálogos, el texto. Un intenso frío no deja cauterizar las heridas abiertas, que andan en carne viva. Pero “El buen padre” le deja al lector también confuso porque no hay en él resquemor, pero tampoco empatía, quizá sí una forzosa comprensión.
José de Montfort

9.- “Tarde en McBurger’s” de Ana Galvañ

(Apa Apa)

“Tarde en McBurger’s” respira una serena maestría de Galvañ en su manera de presentar lo fantástico. Con unas raíces profundamente asentadas en lo cotidiano, en códigos que conocemos y podemos entender (un grupo de chicas adolescentes, una tarde anodina), su creación nos arrastra sin darnos cuenta a algo desconocido sobre lo que, en realidad, tan solo podemos conjeturar.
Álex Serrano

10.- “Yo, mentiroso” de Keko y Antonio Altarriba

(Norma)

Altarriba y Keko recuperan el pulso juntos al tiempo que cierran su exitosa trilogía, que se convierte en el segundo mejor título de los tres tras “Yo, asesino”. Y lo consiguen con un thriller político que fantasea (a veces no tanto) con las cloacas políticas del país en el que nos ha tocado vivir.
Martí Viladot

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