Astronomía inagotable
Entrevistas / Parade

Astronomía inagotable

Carlos Pérez de Ziriza — 27-10-2009
Fotografía — Archivo

La maestría de Antonio Galvañ ha vuelto a quedar refrendada con “La fortaleza de la soledad”, el quinto álbum de su carrera al frente de Parade. Un trabajo destinado a figurar entre lo mejor que el panorama estatal nos ha deparado este año. Y el primero que edita con Jabalina.

Empecemos por el cambio de sello. “En Spicnic me dijeron hace un par de años que ya no iban a sacar más discos, por lo que me vi obligado a buscar nueva discográfica. Le entregué a Tanis Abellán una maqueta en el Lemon Pop del 2008 y muy pronto hubo buena sintonía. Se hizo todo de la manera más natural posible”. Los ingredientes de su fórmula siguen mirando de tú a tú a los clásicos, si bien Galvañ no coincide al cien por cien en aceptar esa mayor fijación beatleaiana que algunos han apuntado. “Es un disco de querencia clásica. Cada vez que me planteo un nuevo álbum, pienso en la intención que puede tener. Con intención me refiero al sonido general (electrónico u orgánico, italiano o anglófilo) y después las canciones se ocupan por sí solas de traicionar esos presupuestos anteriormente previstos. Para mí el sonido del disco es muy setentas, los setentas de Paul McCartney, de Todd Rundgren o la ELO. Y claro, por medio de todo esto aparecen siempre The Beatles”. Aunque sí es innegable el tono más homogéneo del álbum en comparación con sus predecesores. “Quizá porque el grueso de las canciones está grabado en un periodo relativamente corto de tiempo (de enero a junio de 2009), mientras que los discos anteriores eran el producto de grabaciones hechas durante tres años”.
Títulos como “Stephen Hawking”, “Astrónomo melancólico” o “Proyecto Genoma” reinciden en esa fascinación por la ciencia (ciencia ficción las más de las veces) que el músico murciano ha hecho seña tradicional de su propuesta, “para contar historias, muchas veces como parte central, otras como metáfora”, aunque reconoce que a veces “este elemento fantástico se queda en realismo mágico o simplemente en cuento estrafalario. No me importa. Me define, y dentro de este continuo me seguiré moviendo”. El carácter mucho más unitario e incluso conceptual de “La fortaleza de la soledad” es patente en “Rainbows Avenue”, una suite dividida en tres partes, que parece establecer una separación del contenido del álbum en cuatro bloques diferenciados. Y aquí asoman de nuevo The Beatles: “Mi intención era hacer algo parecido al medley de la cara B de ‘Abbey Road’, un conjunto de canciones cortas unidas por pequeñas transiciones, pero todo cambió cuando encontré que podía utilizar estos esbozos para contar una historia. Entonces estas partes se convirtieron en capítulos, y juntas en una especie de relato corto musical. Si el disco hubiera sido un vinilo, estaría ocupando la cara B del disco, como se hacía en los setenta. Ya hay personas que me han contado que se ponen todas las canciones seguidas, para no perder detalle”. La mitología rock es también una fuente de inspiración para Galvañ, como lo prueba “El aerolito Dylan”. “Las personas somos las que convertimos momentos más o menos anecdóticos en leyendas, igual que el piano rodeado de arena de Brian Wilson o el cruce de caminos de Robert Johnson. No soy muy dylanófilo, pero esa época en concreto, que descubrí a través del documental de Scorsese, me llamó enormemente la atención, y decidí realizar un ‘What if…’ como los que hace la Marvel con sus superhéroes. ¿Qué pasaría si el cambio a la electricidad de Dylan hubiera sido producido por un aerolito la noche de San Lorenzo?”. Al igual que Carpenters, de quienes versiona “Your Wonderful Parade” (“El desfile terminó”), porque responde “a un momento de mi vida en el que tenía una sensación muy fuerte de que algo se acababa. No sabía si era una época o incluso mi proyecto de Parade. Al final ha resultado más lo primero que lo segundo, de lo que me alegro un montón”, y porque “los Carpenters me encantan, me parecen unos grandes y maravillosos músicos injustamente tratados de ñoños y cursis por un sempiterno sector ‘rockero’ y ‘autentico’ del que todavía queda una buena muestra aquí en España”. Quizá el mismo sector que arquería la ceja ante: “Vainica Doble, Gino Paoli, Lucio Battisti, ABBA, Meteoro, Intronautas, Sigue Sigue Sputnik, Young Marble Giants, Orange Juice, Le Mans, Kraftwerk, Beach Boys, Ramones, Stereolab, Solera, Jimmy Webb, Chabuca Granda, Beatles, Papas Fritas, Everything But The Girl, Pascal Comelade, The High Llamas, Alaska y los Pegamoides, They Might Be Giants, Prefab Sprout, Todd Rundgren, Phil Spector, Ben Folds Five, Caetano Veloso, The Zombies, Curt Boettcher, ELO…  a todos ellos les he copiado y les seguiré copiando”.

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