"Todos actuamos como esponjas o filtros"
Entrevistas / Mira, Un Lobo!

"Todos actuamos como esponjas o filtros"

Carlos Pérez de Ziriza — 03-08-2016
Fotografía — Archivo

Luís F. de Sousa es el alma mater de los portugueses Mira, Un Lobo!, artífices del fascinante “Heart Beats Slow” (Tapete/Gran Sol, 16), uno de los mejores trabajos de electrónica paisajística del año. Un subyugante debut en largo que puede mirar de tú a cualquiera de sus homólogos foráneos, y que ha suscitado comparaciones con Sigur Rós, M83 o Sufjan Stevens, aunque los méritos de su propuesta merecen consigna propia. Es es el resultado de nuestro intercambio de preguntas y respuestas con el músico lisboeta.

Los papeles promocionales describen tu música como algo que te alivia de la sombría situación económica que vive tu país en los últimos tiempos, lastrado por la crisis económica y el desempleo. ¿Funcionan las canciones como una terapia para ti?
Absolutamente. Son lo que me mantiene en equilibrio, para serte honesto. Si estoy de bajón, mi música es el opiáceo perfecto. Mantiene el dolor lejos. Y es también una forma de sobreponerme, y de trascender y lograr algo parecido a una catarsis. Creo que el álbum lo refleja.

También tocabas antes en MAU, una banda más orientada al pop. En relación a ellos, ¿qué es lo que te proporciona Mira, Un Lobo!? ¿Supone una vávula de escape ante aquel formato pop/rock, quizá algo gastado ya para ti?
Bueno, MAU murió como banda en 2014, después de editar el álbum “Safari Entrepreneur”. Los dos últimos discos estaban lejos de tener orientación pop o rock, creo que no están tan lejos de lo que hago en Mira, Un Lobo!, para serte honesto. Si escuchas canciones como “Cheetah” or “Safari Entrepreneur Part 2”, sabrás a lo que me refiero. MAU, en cierto modo, también abrió puertas para Mira, Un Lobo! en la blogosfera indie electrónica internacional. Así que veo lo que hago ahora más como una faceta distinta del mismo compositor, que al fin y al cabo soy yo.

“Es tremendamente irónico dedicarte a tiempo completo a tu música porque no tienes trabajo”

Me da la impresión de que en canciones como “Natural Born Killers”, hay bandas como The xx o incluso Oneohtrix Point Never que han podido ser una influencia para ti más que las referencias que habitualmente afloran en las reseñas sobre tu trabajo, en las que siempre surgen nombres como Sufjan Stevens o Sigur Rós. ¿Es posible? ¿Les escuchas habitualmente? ¿Te gustan?
Conozco a The xx, por supuesto, pero aunque me gusta casi todo lo que hacen, no soy un seguidor regular. Y gracias a lo que me comentas, acabo de escuchar a Oneohtrix Point Never (¡es muy cool!), así que no puedo decir que me haya influido mucho. Pero entiendo la asociación. Creo que lo que realente me influye de una banda es la clase de vibraciones que emiten, y no la estética de su sonido. Al menos no es algo reacional, tiene más que ver con el subconsciente, supongo. Todos actuamos como esponjas o filtros… mucha buena música se cuela por alguno de los míos y algo de eso se queda en mi parte creativa. Es complicado para mí decir a quién asocio mi sonido, pero encuentro natural que otros lo hagan. Así que cuando alguien me dice que mis canciones le recuerdan a Fever Ray, a M83 o a The xx, lo respeto totalmente.

De cualquier forma, y en mi humilde ompinión, creo que el álbum es muy ecléctico. Bastante más que otros trabajos que se mueven en el ámbito electropop. Hay canciones muy directas, como las que he mencionado, y otras como “Sliced Guitars” o “Spaceman” que son bastante atmosféricas, cercanas al paisajismo de gente como Fennesz o I Am Dive, por mencionar solo un par de nombres en coordenadas similares.
Sí, estoy de acuerdo en que es ecléctico, y al mismo tiempo coherente. Creo que todas las canciones conectan entre sí. Sobre las dos que mencionas, ambas reflejan la parte más experimental de Mira, Un Lobo!. Soy un gran fan de The Books y, tras escucharles durante años, me di cuenta de que experimentar con samples reales y sonidos y ruidos aleatorios, cuando se hace bien, te puede proporcionar resultados extremadamente melódicos. Y eso es lo que más me atrae de su música. Si escuchas canciones suyas como “Take Time”, por ejemplo, es brillante cómo crean una canción tan bonita y melódica con esa clase de “instrumentos”. Esa fue una gran inspiración. Me reté a mí mismo para conseguir esa clase de experiencia. Algunos intentos acabaron en la basura, pero otros formaron parte del disco, como los dos que has mencionado.

¿Podríamos decir que “Heart Beats Slow” es un álbum de pop electrónico más adecuado para ser escuchado en posición horizontal, en la intimidad del hogar, que para ser bailado en compañía de otra gente?
Sí, tiene un tempo demasiado lento para una discoteca o algo así (risas). Creo que evoca introspección y tiene una frecuencia muy personal e íntima. Lo veo también como un refugio onírico. Una especie de refugio en el que recargar las pilas, relajarse o simplemente atenuar tus problemas. Y puede que, con suerte, alcanzar alguna clase de estado de catarsis.

Has editado el álbum en el sello alemán Tapete, la misma discográfica en la que algunas leyendas del pop indie de toda la vida están editando sus últimos trabajos, músicos como Robert Forster, Lloyd Cole o The Lilac Time. ¿Cómo entraste en contacto con ellos?
Básicamente les envié algunas pistas ya acabadas del álbum, con un texto muy conciso y honesto, y conectamos muy bien desde esa primera interacción. Les encantaron las canciones (y luego el álbum completo), y a mí me encantó su honestidad, cómo trabajan de duro y cómo mantienen la fe verdadera en la música. Ha sido una experiencia extraordinaria.

Es curioso que, con lo cerca que estamos geográficamente de vosotros, apenas recibamos información regular sobre lo que acontece en la escena indie portuguesa, a excepción de algunas bandas que fichan por ellos de aquí (caso de Paus, por ejemplo, que militan en El Segell del Primavera). Supongo que debe haber una creatividad ingente, que en su gran mayoría nos pasa inadvertida, salvo que recurramos a blogs especializados. ¿Cómo se ven las cosas desde Portugal? ¿Encontráis fácil dar a conocer vuestro trabajo en el resto del continente?
Paus son grandes, por cierto. Hay bastante creatividad en la escena portuguesa ahora mismo. Muchas ideas y mucha gente con talento. Pero somos un país pequeño, con una industria y un mercado que lucha por sobrevivir. Es pequeño incluso para los artistas mainstream, así que imagínate para los indies: casi imposible. No vendes suficcientes discos y tampoco consigues suficientes conciertos para vivir de ello, así que terminas haciendo esto como un hobby o un trabajo paralelo. No eres capaz de dedicar el cien por cien de tu tiempo a tu música, porque tienes facturas que pagar, y eso acaba afectando al producto (a los álbumes, por ejemplo). Así que acabamos siendo un país repleto de buenas ideas pero con discos que no superan un promedio general, y que se las apañan como pueden para competir con lo que se hace en Reino Unido, Canadá, Estados Unidos, Australia, Alemania o cualquier otro país en el que los músicos pueden vivir de lo suyo. Yo tuve la ocasión de deicarme a tiempo completo a la música porque estuve durante un tiempo sin trabajo. ¿No es tremendamente irónico? (risas). Aún así, con las redes sociales y la blogosfera internacional, consigues llegar a otros públicos de otros países. Así que, al menos en mi caso, eso ha sido de una gran ayuda.

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