★
Discos / David Bowie

10 / 10
Tomás Crespo — 11-01-2016
Empresa — RCA
Género — Pop

Hace tres años, para sorpresa de propios y extraños y sin apenas previo aviso, David Bowie ponía fin a una década de silencio discográfico con "The Next Day" (Columbia, 13). Un álbum profundamente autorreferencial, entre la nostalgia y la conmemoración, que engullía sin miramientos su propio pasado. Una amalgama que aludía a diferentes épocas de su gloriosa carrera, especialmente a sus brillantes álbumes de los años 70, cuando el astro británico hizo de la reinvención su razón de ser, convirtiéndose en una figura indispensable para comprender la cultura y la música popular del último medio siglo.

La fantástica acogida que tanto público como crítica brindaron a su inesperado regreso hacía vaticinar que su siguiente álbum continuaría esa plácida y complaciente senda. Pero lo cierto es que Bowie nunca se ha caracterizado por la indulgencia y, afortunadamente su propensión al riesgo continúa intacta. Así, con "★" (RCA, 16), segundo capítulo de este nuevo renacer, nos entrega uno de los trabajos más inquietantes y extraños de su iconoclasta carrera.

Adentrándose en terrenos avant-jazz, sonidos cinemáticos y oscuras cadencias ambientales, el disco reconcilia a Bowie con su faceta más experimental. Aquí no hay hits potenciales. De los siete cortes que conforman el disco, la mayoría ni siquiera cuentan con estructuras de canción tradicional. Piezas en ocasiones largas y crípticas que requieren la plena atención del oyente y que parecen crecer a cada escucha. Pero tampoco nos encontramos, ni mucho menos, ante un disco inaccesible. En parte por la riqueza de sus melodías, en parte por la solidez y consistencia de su sonido.

Influido por el eclecticismo de "To Pimp A Butterfly" (Interscope /Universal) de Kendrick Lamar, "★" está grabado en Nueva York junto a su productor de cabecera, Tony Visconti, y cuenta con el respaldo de un combo de jazz contemporáneo como banda de acompañamiento. Aunque el catálogo de Bowie está salpicado de momentos de inspiración jazzistica, la inclusión de jóvenes luminarias como Donny McCaslin (responsable del predominante saxofón), Ben Monder o Mark Guiliana, infunde al disco una atmósfera prácticamente inédita en su obra.

El espectacular primer corte, "Blackstar", con sus casi diez minutos de duración, comienza con un fúnebre ritmo sintético a lo Boards Of Canada que poco a poco se ahoga en líneas de bajo y solos de saxo hasta convertirse en una espectral canción pop marcada por la temblorosa y mórbida voz de Bowie. Pero lo que en manos de su adorado Scott Walker (cuya alargada sombra parece resonar a lo largo de todo el disco) se convertiría en una salvajada radical y paranoica, resulta aquí un ejercicio cristalino y matemáticamente preciso.

A lo largo del disco, Bowie canta y llora en primera persona sobre moribundos dolientes, adoptando un papel de cronista noir con el que apenas había coqueteado previamente. Por momentos la música parece funcionar como escenografía perfecta para una lírica repleta de referencias esotéricas y psicosexuales.

Pese a ese oscuro telón de fondo, en ★ encontramos todos los elementos que hicieron de Bowie una estrella. A saber: su inconfundible interpretación vocal y una extraordinaria capacidad para facturar estribillos arrebatadores. Así, la sencilla "Sue (Or in a Season of Crime)" o la fantástica “Girl Loves Me” (escrita en Nadsat, el idioma ficticio de La Naranja Mecánica) bien podrían encajar en su trilogía de Berlín. Aunque tampoco desentonarían en Outside (Virgin, 96). Curiosamente ambos temas cuentan con la presencia de James Murphy (LCD Soundsystem) como percusionista adicional.

Pero son los dos últimos cortes, “Dollar Days“ (la más Ziggy del lote) y, sobretodo "I Can't Give Everything Away", donde el genio británico aparta lo accesorio y se muestra con autentica e inesperada emotividad. Sobre un solo de saxo tan pretendidamente anti-cool que resulta cool, Bowie reivindica su necesidad vital de mantenerse alejado del foco mediático. Un desenlace confesional y sincero que revela la humanidad detrás del icono. Y es que, bajo capas de retorcido vanguardismo, ★ esconde un álbum de pop mayúsculo que se vuelve más convincente a cada escucha.

Esta mañana nos despertábamos con la noticia del fallecimiento de David Bowie y el disco entero toma un cáliz espectacular de despedida por todo lo alto. Lo que sólo podíamos intuir a través de sus crípticas letras tristemente se confirma. La vida de David Jones se estaba apagado y él era plenamente consciente de ello. Antes de marcharse del todo, en un acto de extraordinario altruismo, ha querido dejarnos una último regalo en forma de obra maestra.

Gracias por todo, David. Donde quiera que vayas el brillo de tu estrella nos seguirá alumbrando siempre.

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