Create Christ, Sailor Boy
Discos / Hypnopazuzu

Create Christ, Sailor Boy

7 / 10
Jose Carlos Peña — 31-08-2016
Empresa — House of Mythology
Género — Folk

Youth, bajista de Killing Joke y versátil productor de prestigio (de Echo & The Bunnymen a Paul McCartney) y el inquieto artista multidisciplinar David Tibet, artífice de la banda de folk experimental Current 93, entraron en contacto en los primeros ochenta, en plena vibrante escena post-punk del Soho londinense. En aquel contexto de efervescencia creativa, Youth puso su bajo en el debut de Current 93, “Nature Unveiled”, y la cosa se quedó ahí. Ambos hicieron su camino y pasaron las décadas sin que volvieran a saber el uno del otro, aunque mirando de reojo sus respectivas trayectorias.

Hasta ahora. El tardío reencuentro ha cristalizado en un proyecto en el que la intuición musical de cada uno se complementa, y que no suena a casi nada de lo que hay por ahí. Con un sonido orgánico basado fundamentalmente en una vieja guitarra Vox, un sintetizador Moog, orquestaciones y diversos instrumentos acústicos, los dos se aventuran en terrenos en los que, desde el mismo título del disco, surrealismo apocalíptico y densa psicodelia contemporánea alucinada se unen en un magma sonoro extraño y sorprendente, que tiene el trasfondo de diversas referencias culturales y místicas, el ocultismo, cómo no, una de las principales. El éxtasis en el horizonte.

“Your Eyes In The Skittle Hills”, cuya letra empieza con el nombre del disco, fija el tono: una letanía que evoca a unos Swans en pleno viaje astral y con cuerdas en lugar de electricidad. La voz de Tibet, con fuerte protagonismo, declama, navega y se retuerce sobre los pasajes melódicos orquestados característicos de Youth. Excesivo y enfático en ocasiones (sobre todo por la omnipresencia de las declamaciones de Tibet), ambicioso sin complejos, siniestro, hipnótico, oscuro e incómodo en otras (“Christmas With The Channellers”, la fascinante “The Crow At Play” con su sustrato tibetano), pero con algún respiro (como la directa y magnífica “The Sex Of Stars”) no se pueden negar los méritos de tan raro y catártico viaje sonoro. Los más pacientes tendrán su recompensa.

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