Fuel Fandango, hipnosis colectiva
Conciertos / Fuel Fandango

Fuel Fandango, hipnosis colectiva

8 / 10
Juan Manuel Subirán — 11-11-2011
Sala — Doré
Fotografía — José Ramón Martínez

Quizá fue por la conexión especial de Badajoz con el flamenco o porque Fuel Fandango dejaron un buen sabor de boca en su última visita, pero el caso es que agotaron las entradas para su concierto y abarrotaron la Sala Doré, dejando a muchas personas en la puerta con la decepción de no poder verlos por su falta de previsión.
Con un escenario plagado de rosas pusieron al público en marcha desde los primeros compases. Nita se movía y cantaba sobre la tarima, a ratos rockera, a ratos flamenca, mirando directamente al público e hipnotizándolos, eran marionetas que respondían a su voluntad: les hizo levantar las manos, corear estribillos y hasta logró poner a la sala entera en cuclillas cuando lo ordenó. Sorprende que esa misma garra que muestra mientras canta, se convierta en humildad y dulzura cuando habla entre canción y canción.
A pesar del buen hacer de Nita, sus compañeros de grupo tampoco le van a la zaga. Ale Costa también sabe ponerse rockero cuando toca y sacar el máximo partido a su guitarra.  Y hay que destacar el sublime trabajo de Carlos Sosa a la batería, pieza fundamental para dotar de cuerpo a cada tema. Es imposible no bailar, aunque sea marcando el ritmo con los pies, cuando hacía sonar los platos en los temas más intensos.

La banda hizo un repaso a los temas de su primer trabajo “Fuel Fandango”, que el público celebró, especialmente cuando sonaron “The engine”, “Always Searching” y “Shiny Soul”. Además llama la atención la manera en que estas canciones, interpretadas en directo, toman cuerpo, ganan en matices, intensidad y sentido. Lograron pasar de un sonido frío en la grabación, a toda una representación tangible y real de lo que es la música de Fuel Fandango.

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