Un año más (y ya van ocho) el Festival Bilbao Flamenco ha vuelto traer a figuras de primer nivel a Bilbao. Y este año uno de los platos fuertes del festival fue la actuación de Lole Montoya en el Teatro Campos.
Esta precursora del llamado "Nuevo Flamenco" junto a su pareja y recientemente desaparecido Manuel Molina, atesora alguno de los momentos más brillantes que ha dado el flamenco a la música popular de los últimos 40 años y los afortunados que pudimos verla sobre el escenario del Campos damos fe que sigue emocionando como siempre.
Presentada por un anfitrión de excepción como es Ricardo Pachón, productor de algunas de las obras cumbres del flamenco moderno (además de Lole y Manuel; Camarón, Veneno, Pata Negra y un largo etcétera), Lole Montoya vino acompañada de una banda de lujo con las guitarras de Ricardo Moreno y José Acedo y la percusión de Manuel Moreno que supieron acompañar a la artista de forma magistral.
La de Triana interpretó durante casi hora y media de actuación multitud de temas de su época con Lole y Manuel mezclados con homenajes a Antonio Machín, tangos flamencos cortesía de su guitarra José Acedo e incluso adaptaciones de un tema de Alejandro Sanz. Fuera lo que fuese que Lole cantara, se salió por los cuatro costados. Con su aún magnífica voz nos brindó joyas como "No somos distintos", "Todo es de color", la maravillosa adaptación a Lorca en "La Lola canta saetas", y sobre todo, las tres canciones que interpretó junto a su hija Alba Molina, homenajeando al gran Manuel Molina. La interpretación de "Dime" fue de tal carga emocional que madre e hija acabaron la canción entre lágrimas y un público puesto en pie. Como no podía ser de otra manera. Lole termino su memorable actuación con "Nuevo día", clásico dónde los haya del flamenco moderno. Como ella.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.