Monte Ventura regresan reformados con las recientes incorporaciones de Saray Botella (Hazte Lapón) al teclado/voces y Pedro Miñana (Arista Fiera) a la batería, a los que se suman los dos miembros fundadores David Verge (voz y guitarras) y Ernesto García (bajo). Tres finales es sin duda, un nuevo comienzo.
Patmos (Lunar 2020), sirvió para colocarlos como el mejor EP del sur para esta publicación y para que los etiquetaran como los auténticos representantes de ese nuevo estilo que bautizaron como “pimpinela pop”. Ahora se presentan con letras de un folclore impreciso y arreglos de violín y flauta que integran los nuevos temas, directos como cantes tradicionales y atemporales en su ejecución: de la alegría infinita como la muerte en Sueño Eterno, al tiempo que marca un reloj sin pilas en Deriva, para finalizar con Salve, un falso canto marinero de entrega absoluta (anclaste tu vida POR mí, anclaste tu vida EN mí).
Un protagonismo que, de este modo, vuelve a recaer sobre melodías de escandaloso poder seductor. Un trabajo de corte tradicional y ritmo calmado que, en la práctica, se convierte en el traje que mejor le ajusta a David Verge, auténtica alma compositiva del cuarteto, sobre todo cuando, como en esta ocasión, acierta en la inmensa mayoría de las canciones que graban en clave pop-folk.
A Monte Ventura los podemos ubicar entre La Buena Vida menos orquestales y Grupo de Expertos Solynieve.
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