Tribu urbana
Entrevistas / Yeasayer

Tribu urbana

Joan Cabot — 19-02-2008
Fotografía — Archivo

Hay algo apocalíptico en la música de Yeasayer. La percepción del fin, celebrado como una catarsis: nuestro destino como hombres. “All Hour Cymbals” (We Are Free/Geenufos) es un viaje a través de lo primitivo y lo futuro, la vena y el circuito, que los coloca junto a TV On The Radio y Animal Collective entre los grupos más reveladores del panorama actual. El 23 de febrero estarán tocando en Barcelona (Razzmatazz).

“All Hour Cymbals” es uno de esos trabajos llenos de contrastes y extraños equilibrios: entre la música occidental y la oriental, hemisferio norte y hemisferio sur, la inmediatez del pop y los riesgos de la experimentación, el primitivismo y la contemporaneidad. También es uno de esos discos que invitan a buscar oscuras referencias a cada compás. “Sunrise” y “2080” son Tears For Fears, “Wait For The Wintertime” suena a Pere Ubu, en “No Need To Worry” uno adivina a unos Beach Boys diluidos en la sopa de Captain Beefheart y el espíritu de Peter Gabriel y Brian Eno sobrevuela todo un álbum que debe ser considerado desde ya uno de los debuts más apasionantes del pasado año.

"Todas las bandas de Brooklyn funcionan de forma bastante independiente"

“Todas esas referencias son apropiadas”, responde Anand Wilder, voz y guitarra de Yeasayer, formados en 2005 junto a su amigo Chris Keating. Ira Wolf Tuton, primo de Wilder, y Luke Fasano completan el grupo. “También nos encanta Bowie, TLC, Debbie Gibson, En Vogue o Wu-Tang Clan”. Los miembros de Yeasayer son originarios de Baltimore, pero como ya hicieran sus paisanos Animal Collective, con los que guardan más paralelismos de los que querrán admitir, se establecieron en Brooklyn. Casualmente o no, allí coinciden con una escena de renovadores cuyos nombres ya conocemos todos: TV On The Radio, los ya citados Animal Collective, Grizzly Bear, Dirty Projectors, MGMT… “Todas las bandas de Brooklyn funcionan de forma bastante independiente. Por cada banda de allí que adquiere cierta notoriedad, hay cientos de grupos operando en la oscuridad. Nosotros hemos sido una durante dos años, viendo a los otros grupos desde lejos. Ahora que la prensa se interesa en Yeasayer, muchos asumen que todos somos amigos e intercambiamos ideas. Pero en realidad sólo los conocemos de haber coincidido en algún concierto”. En cualquier caso y curiosamente –y digo curiosamente porque cualquier intento por establecer rasgos en común será negado- algunos de los grupos con los que comparten vecindario coinciden en ofrecer su propia versión de los contrastes que, a la vez, son el eje de la música de Yeasayer, además de recurrir también a la influencia de la música africana para descerrajar las estructuras del rock occidental que, si bien se nutre de los safaris sonoros del tándem Eno/Gabriel, funciona de una forma mucho más inmediata y primaria. “Creo que es todo una reacción compartida a la aburrida música que ha prevalecido durante los últimos años en la escena del rock independiente. Desde el principio, Yeasayer queríamos tener un sonido único e inclasificable. Si el sonido es fácilmente definible, no tiene sentido hacer música nueva. Topamos con la música africana mientras buscábamos nuevos sonidos para ampliar nuestros horizontes, pero no nos interesa más la tonalidad de las guitarras africanas de lo que nos interesa un sintetizador tratado a través de cuarenta pedales de efectos”. “All Hour Cymbals” ofrece una visión abierta de la World Music, no limitándose al highlife africano y dejándose llevar por giros árabes y asiáticos. “All Hour Cymbals” es un viaje a través del mundo: celebra lo humano en toda su extensión. “Podrías decir que abrazamos el sonido del Medio Oriente, África y el Sur de Asia para contrarrestar el retrato que comúnmente se hace desde Occiente de estos lugares como sitios terroríficos, feos, violentos y atrasados. Para nosotros estos sonidos son representativos de la belleza y riqueza cultural de esos lugares, pero tampoco puedo refutar la acusación de que somos orientalistas, porque robamos ciertos sonidos por su exotismo bajo un prisma totalmente occidental”. El enfrentamiento del pop con oriente es el mayor punto de fricción de la música de Yeasayer y esa fricción y las demás (sintetizadores con ritmos tribales, estribillos cuya melodía explota en un canto tribal y la celebración del fin de los días) genera esa energía que convierte su música en algo fascinante. “Nos gusta que nuestras canciones se muevan entre la luz y la oscuridad. Tenemos un verso oscuro, pero lo rematamos con un coro luminoso. Creo que esta característica hace que nuestras canciones sean más dinámicas e interesantes”. Escuchando “2080” o “Final Path”, uno de los temas que el grupo grabó para Daytrotter, estaría justificada una interpretación casi política de su música: Occidente ha muerto presa de su vacuidad y su miedo a oriente, somos los culpables de nuestro propio fin. Pero Anand Wilder huye de esa lectura y vuelve a algo más simple pero no por eso menos disfrutable: “All Hour Cymbals” es un viaje. “Me emociona cuando la gente dice que nuestra música es cinemática o que escucharnos es como un viaje. Sólo espero que ese viaje sea diferente para todo el mundo”.

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