Recuerdos por olvidar
Entrevistas / Belle And Sebastian

Recuerdos por olvidar

David Broc — 26-05-2000
Fotografía — Archivo

CON EL PASO DEL TIEMPO Y LOS DISCOS, BELLE & SEBASTIAN HA PASADO DE SER UN GRUPO DESEADO A SER UN GRUPO ESPERADO. Y DE DESEOS, ESPERAS E INCERTIDUMBRES DA BUENA CUENTA “FOLD YOUR HANDS CHILD, YOU WALK LIKE A PEASANT” (JEEPSTER/MASTERTRAX, 00), SU NUEVO, Y YA CUARTO, ÁLBUM EN ESTUDIO.

Con dos discos de por medio, algunos Eps y un concierto como paso intermedio, empezamos a verlo claro. Vemos que el error de Belle & Sebastian no fue “If You´re Feeling Sinister”, sino que fuimos nosotros. Nosotros: unos cuantos, vaya. Unos cuantos a los que nos cayó, cual jarro de agua fría, el tonelaje expresivo de un disco irrepetible. Sí, claro, irrepetible porque la música te regala un "Like Dylan In The Movies" muy de vez en cuando; y porque "The Fox In The Snow" sólo hay uno en la vida; y porque "Get Me Away From Here, I´m Dying" tardará en volver a repetirse; y porque "The Boy Done Wrong Again" es un golpe de suerte demasiado afortunado.... Y así hasta el infinito. La inmensidad de esta obra estriba en el hecho de que hay algo en ella (lo que sea: el momento, el contexto, las influencias cercanas o externas...) que te asegura que todo lo allí narrado e interpretado muere contigo, y que su recuerdo, absolutamente imborrable e innegociable, se ha ganado crédito ilimitado en tan sólo unos minutos. Por eso es inolvidable. Por eso es irrepetible. Porque es un disco que está por encima de canciones, historias, encuentros, conversaciones o imágenes. Por eso nosotros hacemos tan grande este disco: porque él nos ha hecho grandes a nosotros. Y por eso sus discos posteriores, aun y gozando de numerosos momentos de brillantez expositiva, siempre nos parecen menores, siempre nos obligan a echar la vista atrás, a recordar al que ya no está. Eso, dicen, se llama nostalgia. Que “The Boy With The Arab Strap” o este nuevo “Fold Your Hands Child, You Walk Like A Peasant”, o incluso el anejo “Tigermilk”, son obras de notable coherencia e inmejorables resultados lo sabemos casi todos. Y especial interés deberíamos mostrar ante su inminente último disco. Para este cronista, el mejor desde “If You´re Feeling Sinister”. Quítenle "Beyond The Sunrise" y algún que otro tema de relleno, y tendrán uno de los mejores discos del año. Para defenderlo, detallarlo o describirlo tenemos a Richard Colburn, batería del grupo, al otro lado del hilo telefónico.

“No sé, no se trata de que hayamos invertido más tiempo para hacer el disco. Lo que pasa es que a lo mejor hemos publicado menos canciones entre álbum y álbum. Creo que eso es lo que le transmite a la gente la posible sensación de espera. Pero, de todas maneras, sí es cierto que es nuestro disco más elaborado o, como mínimo, el disco sobre el que hemos concentrado más trabajo en el estudio”. El disco, y el grupo, vuelven a encontrar en Tony Doogan, su productor desde “If You...”, el pivote sobre el que se puede empezar a distribuir juego. Son dos referencias que ya parecen inherentes la una de la otra. “Yo diría que Tony es el mejor productor posible para Belle & Sebastian porque él ya sabe de antemano qué es lo que nos gusta y qué es que lo queremos evitar. Es algo que te libera de muchas preocupaciones. Pero Tony, además, es amigo nuestro y eso facilita las cosas. Creo que ya lo he dicho en más de una ocasión, pero es la verdad: tanto nosotros como Tony estamos aprendiendo juntos. Quiero decir que él también ha crecido musicalmente al trabajar con nosotros y nosotros hemos aprendido cosas de él”. Doogan, en un ejercicio de corrección y limpieza casi insultante, dedica sus esfuerzos a pulir el sonido del grupo. Poco más. Porque tampoco creo que sea cosa suya el aparente tono de luminosidad que ciega al oyente en las primeras aproximaciones a este “Fold Your Hands...”. Quién sabe si nos encontramos ante el primer álbum de Belle & Sebastian donde el gris de los cielos, las luces y las existencias ha dado paso al azul. “Yo también creo que es nuestro disco más feliz, por llamarlo de alguna manera. Quiero decir que es un disco que sigue sonando a Belle & Sebastian, pero sí que es cierto que las canciones son más expresivas y abiertas, y, en general, todo el álbum transmite más energía que los anteriores”. Pero es que esa energía de la que habla el ufano batería entronca directamente con unas canciones (algunas; no todas, cuidado) bañadas en arreglos de cuerdas e instrumentos de viento que parecen rehuir la melancolía. Por ahí empiezan a sonar con más fuerza que nunca nombres como los de Simon & Garfunkel o incluso alguien ya se atreve a hablar de soul. ¿Es que nos estamos volviendo locos? “Es que la música soul es la influencia básica del grupo. Bueno, al menos la mía. Me encanta. Y es cierto que en este disco se nota mucho más. Por ejemplo, hemos trabajado más todo lo relacionado con los arreglos. Es la ocasión en que hay más, y sí es cierto que el enfoque es algo más brillante y la producción está más cuidada”. Y también es el trabajo que sirve para despedir definitivamente a Stuart David, el bajista. La marcha es voluntaria, claro está. Y es que su proyecto paralelo, Looper, quiere dejar de ser el amante en esta historia. Una pérdida a lamentar, la verdad. “Sí, él ya no está en el grupo. Prefiere centrarse plenamente en Looper, entre otras cosas porque ahí está su hermano y su mujer... y bueno, esa es su familia”.

“Fold Your Hands Child, You Walk Like A Peasant” (“el título lo sacamos de una pintada que vimos un día en un lavabo de una discoteca”) llega en un momento de abatimiento creativo en las Islas. La carcoma del brit-pop aún se deja ver de vez en cuando por esas y estas tierras, los pesos pesados de la electrónica se mueven intelectualmente como Jari Litmanen en el campo y las referencias con verdadero peso artístico- emocional se cuentan con los dedos de una mano. Así, ¿qué pintan Belle & Sebastian en medio de este desaguisado? “No lo sé, la verdad. Es algo que nos preguntan muchas veces. Lo cierto es que nosotros no nos sentimos ni fuera ni dentro de lo que llamáis escena independiente. No veo gran afinidad con muchas de las bandas que aparecen por aquí cada mes y tampoco tenemos gran interés en su música. No sabría qué decirte al respecto. Es algo que, por otra parte, tampoco nos preocupa realmente. Nuestra música está ahí, y que cada uno haga con ella lo que quiera”. En todo caso, sí es obvio que Belle & Sebastian es una banda aparentemente ajena a los grandes medios que, sin embargo, obtiene buenos resultados pese a esa condición huraña y misteriosa de la banda. Una sensación de continua huida que se potencia por las escasas apariciones en público de la banda, sus contados conciertos y el carácter de la mayoría de los integrantes. “Hay una serie de cosas que siempre nos negaremos a hacer. Creo que en ese sentido ninguno de nuestros seguidores puede tener quejas al respecto. Nosotros tratamos de llegar al máximo número de gente sin que ello implique un relajamiento de posturas y hábitos. De hecho, nuestro último single ha llegado muy alto en algunas listas y sigue siendo una canción de Belle & Sebastian”. Pero eso sí: no tardarán en dar la cara por estos lares. Su único precedente en vivo en España debe remontarse al BAM, y mucho ha llovido (ja, ja ¿lo pillan?) desde entonces. “La gente se cree que no hacemos conciertos porque no nos gusta o porque nos da pereza hacerlos. Pero eso no es verdad. Lo que ocurre es que resulta muy complicado hacer un concierto de Belle & Sebastian en condiciones, ya que necesitamos muchos instrumentos, un buen sonido y locales que se adapten a esa situación”.

Se han quemado horas y horas de tristeza, se han debilitado pabellones
auditivos a pie de calle y lluvia y se han diluido incontables tardes de
pereza emocional (da igual el día: cuando estás hundido no esperas al
domingo para enfangarte en tus miserias). Y el bagaje, la conclusión
siempre parece ser la misma: Belle & Sebastian tienen la virtud de
hablarnos sobre aquellas cosas de las que nosotros no nos atrevemos a
hablar. Disco a disco hemosvisto como este combo de seres narcisistas,
tímidos y geniales nos robaban las palabras exactas de nuestra boca. Y
nadie protestaba. Ahora, en pleno ajetreo revisionista, le he vuelto a
echar un repaso a “The Boy With The Arab Strap”, su disco menos
apreciado, y me he dado cuenta de lo grande que es esta obra. "The
Rollercoaster Ride", "A Summer Wasting", "It Could Have Been A Brillant
Career" son canciones tan enormes que el resto, pese a su más que
notable calidad, acaba palideciendo y desvirtuando un álbum que merece
muchísima más consideración. Y tres cuartos de los mismo se puede decir
de “Tigermilk”, un trabajo primerizo que no elude los habituales
momentos de genio irrefrenable que brotan de las neuronas del grupo. De
“If You´re Feeling Sinister” no hace falta decir nada más porque de él
se seguirá hablando hasta el día que abandonemos este mundo. Luego
aparece "Century Of Fakers", de su Ep “3..6..9 Seconds Of Light”, y ya
no hay vuelta atrás: Belle & Sebastian han venido de alguna parte
que ignoramos y deseamos seguir ignorando para adueñarse y expropiarnos
la memoria. Porque una pequeña parte de la mía y de la suya, que sigue
leyendo pacientemente, ya les pertenece por derecho propio. La merecen.
Porque Belle & Sebastian, como tantos otros cirujanos plásticos de
la emoción pura (Hood, Dakota Suite, Mineral, Sunny Day Real Estate, Red
House Painters, Codeine, Mogwai, Joy Division.... ¿sigo?), ya tienen,
ya se han ganado, ya se han apoderado de una pequeña pero incurable
cicatriz en la profundidad de nuestra fábrica de recuerdos.

Un comentario
  1. That's an inventive answer to an inesttering question

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