Pop de recámara
Entrevistas / Revolver (Banda)

Pop de recámara

Cristina Pancorbo — 22-08-2012
Fotografía — Archivo

Olvídense de la banda valenciana que irrumpió en el pop español hace un par de décadas. Los Revolver del siglo XXI son unos veinteañeros de París que tomaron su nombre del álbum de The Beatles y que se convirtieron hace tres años en uno de los grupos revelación de Francia. Ahora, con su segundo disco, “Let Go”, demuestran que están sobradamente preparados para cruzar todas las fronteras.

Cada cierto tiempo, en alguna parte del mundo, aparece un grupo que recoge la herencia acústica que dejó el pop de los sesenta y la americana de los setenta. Pero sólo algunos logran que la palabra folk vuelva a escribirse con mayúsculas. Inspirados por las armonías vocales de The Beatles, de The Beach Boys o de Simon & Garfunkel, los franceses Revolver cuentan con este mérito, pero a su logro pueden añadirle además las 100.000 copias que vendieron de su primer álbum, “Music For A While”, publicado en 2009.

Con semejante debut, a cualquier grupo podrían temblarle las piernas ante la publicación de un segundo disco, pero estos tres parisinos acaban de hacerlo y están tan tranquilos. “No tenemos miedo de ningún tipo porque estamos contentos con lo que hemos hecho. Si a la gente o a la crítica no le gusta no hay problema, ya le gustará dentro de unos años, o ya le gustará el próximo”, dice Ambroise, su voz principal. Probablemente esta actitud tenga que ver con su edad (confiesan que está entre los veinticuatro y los veintiséis años), pero lo cierto es que aporta a sus canciones una cautivadora frescura que hace más grande su logro. Parte de ella sigue viva en este segundo asalto, titulado “Let Go”, pero sería imposible que todas las cosas que les han pasado en estos últimos tres años, como su nominación a dos premios Victoires de la Musique (los Grammy franceses) o su gira por Estados Unidos no quedaran reflejadas en él. “La manera en la que escribimos las canciones, la importancia de las voces, eso no ha cambiado. Lo que más ha cambiado es la manera en la que se han producido”, añade Christophe.

De ello se ha encargado de nuevo Julien Defauld (Phoenix), y aunque es fácil achacar a su presencia el giro que dan en temas como “Wind Song” o “Let’s Get Together”, tan bailables y tan diferentes al “pop de cámara” con el que ellos mismos definieron en sus comienzos su estilo, su explicación tira por tierra la teoría. “No es consecuencia de trabajar con Julien, surgió más del escenario. El disco lo hemos compuesto mientras estábamos de gira. Íbamos probando las canciones en los conciertos, porque queríamos explorar más ritmos. Por ejemplo, ‘Wind Song’ era una canción folk, sólo para guitarra y voces, e incluso un poco triste, pero al aumentar el ritmo conseguíamos que fuera más alegre, más pop”, cuenta Christophe.

“Por otro lado, sí es cierto que el peso de Julien ha sido mayor en este disco que en el primero, le hemos dejado experimentar mucho más. El primer álbum es más limpio, más sencillo, y nos encanta esa simplicidad, pero este es más orgánico y extraño”, añade Ambroise. Auguran una próxima visita a España, dentro de una agenda que les está llevando por todo el mundo. “Las giras ponen en evidencia que nos vamos haciendo mayores físicamente, pero mantienen jóvenes nuestras mentes”, aseguran. Volver a París, donde confiesan sentirse como bichos raros, no está de momento en sus planes. Cantar en su idioma, tampoco. “Si componemos en inglés no es sólo por nuestras influencias, también porque es un idioma mucho mejor para las armonías vocales. El francés es muy plano, no permite muchos cambios. Con él, no nos sentimos capaces”.

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