"Un disco como este no se puede hacer si no eres un ex flamenco"
Entrevistas / Niño De Elche

"Un disco como este no se puede hacer si no eres un ex flamenco"

David Pérez Marín — 21-12-2022
Fotografía — Archivo

Celebramos el quejío del arte que renace del amor y del odio. El ex flamenco y artista interdisciplinar más incombustible de las dos últimas décadas, Niño de Elche, se rompe la camisa y escarba con sus propias manos en el campo santo de lo jondo, en busca de sus formas más esenciales.

La inquietud permanente y la creatividad a flor de piel por encontrarse a sí mismo y vuelta a empezar, nos regala una obra cumbre y radical,FLAMENCO. Mausoleo de celebración, amor y muerte (Sony Music, 22).

Anunciaste el disco como: “14 cantes, 14 cortes, 14 heridas, 14 llaves, 14 formas de celebrar el amor y la muerte”. El flamenco ha muerto y, sin embargo, paradójica y contradictoriamente, ¿podríamos decir que estamos ante una de tus obras más flamencas?
Seguramente, pero eso no tiene nada que ver con que haya muerto o no. A ver, cómo explicarlo… Yo me puedo hacer un disco con los restos de un cadáver, puedo decidirlo así. Entonces una cosa es que el flamenco no haya muerto y otra cosa es que yo haga un disco de flamenco o muy basado en las estructuras o formas más clásicas del flamenco. Más que clásicas, diría, más radicales, qué es lo que busco un poco en este disco, irme solo a lo elemental, a lo más esencial del flamenco; por eso, la idea de que el flamenco ha muerto pulula por ahí. Lo más esencial que queda de un cuerpo estético o sonoro.

¿Cómo se explica la pérdida de fe de un ex flamenco y esa buena nueva nietzscheana de “el flamenco ha muerto” que late en la gestación de esta obra jonda?
Un disco como este, no se puede hacer de otra forma si no eres un ex flamenco. Desde dentro del flamenco no se puede hacer un disco como este, seguramente. Porque el ruido que se vive y que se experimenta dentro del amasijo del flamenco, ya no solamente como disciplina artística, sino todo lo que conlleva socialmente, económicamente, mediáticamente, no deja a muchos artistas liberarse para poder ver el bosque con cierta distancia y poder reflexionar sobre lo que supone realmente el flamenco y lo maravilloso que tiene que darnos. Entonces para mí tiene toda la lógica del mundo hacer un disco así, con esta radicalidad, en el sonido, en la forma guitarrística, en la forma de la voz, con estas formas tan esenciales, tan elementales, no se pueden hacer de otra forma, si no te alejas, si no reflexionas, si no eres un ex flamenco, desde el amor y el odio, es imposible hacerlo desde otro lugar.

“Este disco me ha ayudado, en cierta manera, a seguir abrazando las formas más radicales del flamenco, que siempre me han gustado”

Por otro lado, aunque el flamenco haya muerto, en su concepción primigenia, arcaica o inmovilista, para erigir este mausoleo hay que sumergirse en las cenizas, buscar las llaves que se encuentran entre los huesos bajo tierra y abrir los cofres, las puertas que esconden los secretos y susurros… Es decir, se quiera o no, la tradición bien utilizada, sigue siendo un tesoro, ¿no?
Bueno, yo diferenciaría entre “pasado” y “tradición”. La tradición tiene que ver también con la estructura, impuesta muchas veces con una fórmula, como una lógica preestablecida… y a mí me gusta más pensar en lo que ha pasado, despojarlo de la palabra tradición, porque el flamenco, si es rico en eso, es porque no ha tenido una tradición concreta, de ahí todos los conflictos (risas). Porque si la tradición es concreta y clara, no hay conflicto que valga, es evidente, ¿no? Pasa en otras músicas y en otras tendencias, políticas, religiosas, etcétera. Pero el flamenco ha sido una música tan joven, que aún no ha formalizado lo que supone su tradición, de ahí los conflictos, lógicamente, y los debates tan apasionantes. Entonces, por eso, yo no hablo de flamenco “tradicional”, sino de flamenco que ha pasado, flamenco del pasado, flamenco anterior…

Dentro o fuera del flamenco, se me vienen pocos nombres a la cabeza de artistas con tanta actividad creativa y tan abiertos a compartir su arte con compañeros de diferentes géneros musicales y artísticos, quizás Rocío Márquez, con la que también colaboraste, hace años. A razón de esto, te he escuchado y leído alguna vez, que tu labor en este mundo, es una labor de colaboraciones, entendiendo lo de colaborar, como encontrar a gente que te haga pensar y remueva, que tengan una sensibilidad especial a la hora de escribir o transmitir.
Sí. Mira, la palabra “reunión” etimológicamente, tiene que ver con encontrarse uno mismo, paradójicamente hablando. Entonces yo me siento muy identificado con esta cuestión. Para mí, reunirme, tiene que ver con profundizar más sobre mí mismo. Colaborar para mí tiene que tener esa importancia, tiene que tener esa calidad… y más en un momento en el que estamos viviendo que todo el mundo colabora con todo el mundo, y que han pervertido la frase tan bonita de Kiko Veneno, “échate un cantecito”, “ven aquí y cántate algo”. Pues a mí me encantaba eso, pero creo que hoy se ha pervertido un poco y todo el mundo colabora con todo el mundo… me da a mí que, más para agrandar sus redes mediáticas, que para apoyar un discurso o una profundización del proceso creativo. Por eso, en mis proyectos, casi nunca colabora nadie, poca gente, porque para que alguien colabore en mi proyecto personal, tengo que entender que, conceptualmente, espiritualmente, emocionalmente, discursivamente, tiene que estar acorde con lo que yo quiero contar, no el simple hecho de poner un nombre porque es un nombre, sabes. Por eso, en este disco las cuatro colaboraciones que hay están muy claramente relacionadas con el discurso, y para mí, eso siempre ha sido un motor, pero un motor desde ahí, desde este compromiso. Para mí colaborar tiene un compromiso muy fuerte, por lo menos en cuanto a mis proyectos, que tienen que ver siempre con la temática y qué contar. Y entonces, claro, cuando lo haces desde ahí, pues lógicamente tienes la dicha de que ese proyecto te cambia y te desplaza, no es una colaboración para fomentar o para establecer más tu discurso inmovilista, sino todo lo contrario, es para ver tu fragilidad, reconocer tu fragilidad y ante eso, desplazarte. Y yo he tenido y tengo la suerte de colaborar, no solo en colaboraciones así esporádicas, como se hace en el mundo de la música, sino en procesos creativos muy profundos, y no solo en el mundo de la música, sino en el mundo de las artes visuales, de las artes escénicas, la poesía, la filosofía, el cine… Entonces, bueno, todo eso me otorga un conocimiento que, por mí mismo, no hubiese obtenido nunca.

En relación con esto, cuatro (con la producción y la guitarra de Raül, cinco) son los artistas que, no sé si podríamos adjetivar, de cara a cierto público, como: “proscritos” o “mutantes”; y quizás, en ese aspecto, en la radicalidad creativa compartida, también se hermanan contigo, ¿no?
Sí, bueno, Rocío Molina o Rosalía, han sido criticadas por haber matado al flamenco (risas), entonces tenía todo el sentido que estuvieran en este disco, aparte que el flamenco de hoy en día, no se puede entender sin sus personas, sin ninguna duda, sin su labor, sin su existencia. Igual que Refree, ¿no? Aparte de ser amigos y colaboramos en muchas cosas juntos, pero, sin lugar a dudas, él es el único productor que podía entender cien por cien lo que yo quería contar y cómo quería contarlo, sin duda alguna. Y después, Yeray Cortés es para mí la promesa viva de la guitarra flamenca actual. Creo que él reúne lo más elemental: saber escuchar, leer muy bien las guitarras más cálidas, más elementales, más esenciales. Y es un guitarrista que no se ha dejado sorprender por las tendencias estéticas más banales, que el mundo del flamenco, en los últimos años ha estado tan intoxicado, como el jazz que propuso Paco de Lucía y otras fórmulas estéticas muy espectaculares del virtuoso… Yeray, por suerte, eso lo conoce, pero su interés está en otras cuestiones y su guitarra lo demuestra. Era importante que él estuviese como revulsivo de una forma de tocar la guitarra que nos va a dar muchas alegrías.

Además, el tema donde participa, “Canto por no llorar”, es la canción más luminosa, musicalmente, del disco, ¿verdad? Se nota esa guitarra que dices…
Sí, Yeray (Cortés) tiene esa luz personal.

Y de la luz al desgarro y negritud inicial con la gran Angélica Liddell
Bueno, ella es una de mis artistas referenciales y he tenido la suerte de trabajar con ella. Angélica hizo un espectáculo basándose o inspirándose, espiritualmente hablando, en Manuel Agujetas y, por compartir tanto con ella, es como la mater, diríamos, espiritual del disco, por eso lo abre ella, su voz y su canción por seguiriya.

Corta la respiración con ese llanto jondo…
Ahí vemos lo que hablábamos antes, como alguien supuestamente ajeno, “supuestamente” digo, pues de repente puede hacer un acto de lo más flamenco y de lo más radical posible, y que los mismos flamencos no llegarían a hacer, por lo que decíamos antes de estar inmiscuido en sus paranoias actuales y tendencias estéticas, que poco tienen que ver con lo que yo había entendido que era la radicalidad del flamenco, ese punto punk o destroyer que Angélica lo transmite. Ella, de repente, puede ser ahí perfectamente una Piriñaca o una Perrata gritando…

Es brutal el sentimiento que le pone, te araña por dentro
Eso es porque ella se inspira, no en las melodías, que escuchar música, no es solamente escuchar melodías, una cosa que yo siempre critico, cuando vienen los melómanos a partirte la oreja diciéndote que escuchan mucha música, ¡qué me importa que escuches mucha música! La cuestión es cómo la escuchas o qué escuchas, ¿no? Y el saber escuchar es muy importante, y Angélica, pues ha sabido escuchar a Manuel Agujetas, y la pasión que le pone a su seguiriya es mucho mejor que la de muchos de los flamencos actuales. Entonces, el espíritu también discursivo de lo que supone para nosotros Angélica Liddell en el mundo del arte, lo que representa Angélica Liddell, pues yo estoy muy contento de que ella sea la que abre el disco, porque, creo que en los últimos años, en España, en lengua española, nadie ha hablado tan bien del amor, de la muerte y de la celebración como Angélica Liddell.

"Nadie en España ni fuera de España, muy poca gente, puede grabar las guitarras como Raül (Refree)  las graba"

Y le sigue justo después en el disco, que ya las has nombrado, Rosalía con “Seguiriya madre”, que entra en la canción como un huracán flamenco que nos golpea el pecho y hace pedazos o renace de ese “corazón” que cantas tú en ese justo instante
Sí, ahí Rosalía es nuestro ángel, es nuestro ángel. Si Angélica renace del fuego, pues Rosalía es un ángel de amor que, de repente, también el texto es de ella, y bueno, es una voz que nos apasiona tanto a Raül como a mí, que fue la primera colaboración en la que pensé junto a Angélica y, porque entendía que tenía que sonar su voz y por lo que representa más allá que para nosotros, es muy importante que estuviese en esta ceremonia, por decirlo así…

Y la bailaora y coreógrafa Rocío Molina te acompaña en otro de mis temas preferidos del disco, “Soleá bailable”, una de las canciones donde palpita con más fuerza esa pasión y sufrir del amor, tan presente también en el álbum. Rocío es una todoterreno como tú, háblame de esa conexión en “Soleá bailable”
Claro, Rocío, junto a Israel Galván, son los dos grandes a los que le debemos que el baile haya salido en los últimos años de concepciones más clásicas, y yo he tenido la suerte de trabajar con los dos.

Precisamente, vienes de presentar “Carnación” con Rocío…
Eso es. Entonces, claro, en estas colaboraciones también influye como te van llegando los procesos en la actualidad… Entonces, bueno, con Angélica, Rosalía y Rocío tengo muy buena relación, con Yeray también por la gira de C Tangana y tal, entonces, bueno, pues todo eso se va dando y después se van cruzando los caminos y me parece muy chulo.

Nos faltaba el quinto tripulante de este trabajo, a los mandos de una brillante producción minimalista, Raül Fernández “Refree”, con esa omnipresente guitarra cruda y áspera marca de la casa. Con Refree ya has colaborado en numerosas ocasiones, tanto en estudio, en la “Antología del cante Flamenco heterodoxo” de 2018, como en directo, ¿cómo surge este nuevo reencuentro? Ya me comentabas que casi no entenderías este trabajo sin su producción, que tenías muy claro que él era una pieza necesaria para ese sonido del disco que buscabas…
Sí, sí, lo pensé desde ahí. Yo siempre voy pensando en los trabajos con poquito tiempo entre ellos, de forma paralela, entonces yo iba recopilando cosas, yo qué sé, hace tres años o así, más o menos… Y llega un momento en el que uno entiende que es el momento de ese proyecto. Pero sí, yo siempre había pensado en él, porque, prácticamente, nadie en España ni fuera de España, muy poca gente, puede grabar las guitarras como Raül las graba. Yo le pongo falsetas, porque todas las falsetas de la música que hay, la mayoría son, bueno, todas, están sacadas en realidad de guitarras muy clásicas del flamenco, que casi nadie conoce, o mejor dicho, casi nadie escucha, pasan por delante de ello, pero no terminan por pararse. Entonces a mí me gustaban mucho las guitarras minimalistas, bueno, también por mis influencias de otras músicas y las conexiones que pueden tener, entonces todas esas fórmulas guitarrísticas que a mí me gustan y que yo toco, pues no hay otra persona que las pudiera entender que no fuera Raül. Y claro, como con Raül hace ya tiempo que voy tocando, en este dúo que tenemos y tal, pues vamos comentando, tocando juntos, yo le voy mostrando, él me va mostrando, yo voy observando como toca, él conoce muy bien mi voz, mis voces, conoce muy bien lo que yo también supongo y, entonces, claro toda la música de guitarras que aparecían, todo lo que yo le mostraba a Raül, él lo entendía al momento. Entendía perfectamente lo que yo quería decirle cuando le ponía la guitarra de Miguel Borrul acompañando a Manuel Torres, o cuando le ponía a Perico del Lunar acompañando un garrotín del Gallina, o cuando le ponía a Joaquín “El Ciego”, o cuando le ponía cualquier guitarra de Dieguito de Morón… O sea, él perfectamente reconoce, porque él tiene ese espíritu, aunque no venga del flamenco, él tiene ese espíritu, por eso sigo diciendo que él, seguramente sea de los guitarristas más flamencos que hay en la actualidad. Le pasa como a Angélica, él se coloca desde otro sitio y lo aborda desde otro sitio, y saben leer mucho mejor las energías y los conceptos del flamenco desde otro lugar. Eso en el flamenco siempre ha pasado, en la “Antología del Cante Flamenco Heterodoxo”, ya lo resaltaba yo bastante: De Tim Buckley, Shostakóvich, George Crumb, Valcárcel Medina, Val del Omar… Toda esta gente, de repente, parte de otro sitio a priori que no era el marco que el flamenco mostraba o marcaba o delimitaba, y de repente, ellos desde otro sitio abordaban y generaban creaciones o relaciones mucho más sugerentes e interesantes que desde dentro, sin duda alguna. Eso, lo que sigue demostrando es que, para hacer algo con una música, no tienes tampoco que conocerla cien por cien, porque la lectura no es tan materialista en el arte.

Claro, si la conoces en toda su amplitud, igual, en muchos casos, te inmoviliza un poco y no te deja transformarla…
Muchas veces te ata, eso es. Entonces, claro que hay que conocer, pero, la pregunta es, ¿conocer, qué? ¿Qué es conocer?

Siguiendo esas guitarras de Raül, me encanta como aúna el espíritu sonoro de celebración, amor y muerte de la obra “Alboreá in Articulo Mortis”, un palo flamenco que sobre todo se daba en las bodas gitanas, y que aquí se inicia con una guitarra estridente y ritmo fúnebre, hasta que estalla en palmas y “los convidaos rompen a llorar”.
Sí, soy muy fan de las marchas fúnebres, y sí, tiene una rítmica así, sobre todo en la segunda parte. Esta alboreá está basada en una alboreá que tiene Fosforito, grabada en un disco maravilloso que se llama “A mi tierra, Córdoba” (82), que lo recomiendo mil y, a mí, la alboreá es una cante que siempre me ha parecido muy bonito, que en el flamenco, bueno, es un cante que últimamente no se suele utilizar porque tampoco tiene una gran espectacularidad, y no es un cante muy “populista”, por decirlo así, pero, sobre todo en los años ochenta, había mucha gente que lo grababa y, bueno, recopilando textos, pues la de Fosforito ha sido la que mejor he escuchado. Y después, hacer un cante de celebración así porque sí, no me encajaba dentro del concepto y, bueno, tuve la desgracia de experimentar una boda en articulo mortis y entonces tuve conciencia de lo que suponía todo eso, y a partir de ahí, comencé a darle vueltas a un posible tema partiendo de esa experiencia tan desagradable, pero, por otro lado, tan emotiva.

"Enrique (Morente) era poseedor de esa llave generosa, de abrir, no tanto poseedor de la llave como guardián, que es como se vende la llave de oro del cante".

La muerte, que no deja de rondar con diferentes formas, a lo largo de los surcos y de la vida, como hemos comentado antes, y con el añadido de Refree a la producción, podríamos decir que este “FLAMENCO. Mausoleo de celebración, amor y muerte” se podría hermanar, en parte de su espíritu, con aquel poderoso debut de Rosalía que también produjo Raül en 2017, “Los Ángeles”, donde la guadaña estaba siempre al acecho. En relación con esto, ¿qué discos u otros referentes artísticos has tenido en mente durante el proceso creativo de este trabajo? Conociéndote, habrás tenido mil…
(Risas) Pues mira, David, todo esto empezó con una idea, que no sé si realmente se ha plasmado en el disco, pero que espiritualmente ha sido muy importante… Y es que, mis tres discos favoritos de flamenco, están atravesados por la muerte. Entonces, yo intentaba hacer un homenaje… Se entrecruzaban diferentes cuestiones o intereses: Uno, mi pasión por la obra de Don Antonio de Mairena y lo que representa Don Antonio de Mairena en el flamenco. Sigue siendo uno de mis cantaores favoritos, no solamente por como canta, sino por todo lo que realizó, las paradojas y contradicciones constantes de ese artista, eso siempre ha estado pululando en el disco. De ahí la portada, de ahí algunos títulos, de ahí lo de la llave de oro, etcétera. Pero, como te decía, en relación con la muerte, mis tres discos favoritos, están muy atravesados por ella: El primero, el de Antonio de Mairena, su último disco, “El calor de mis recuerdos”, que te recomiendo, si no lo conoces.

No lo he escuchado, me lo apunto.
Ese disco salió póstumo, con Antonio Mairena que canta increíble, con 80 años ahí, y que ya había muerto cuando el disco vio la luz. Un disco que se hizo para recaudar dinero para las personas mayores… Todo muy relacionado con la muerte. Otro disco increíble es uno que nunca me acuerdo del título… creo que no tiene título, es de Pepe Marchena, un disco que él graba en su casa y, en el cual, él cuenta, en esa grabación en directo, que es un disco que solamente graba para dejarlo en herencia a su hijo Piqui. Para que, cuando él muera, su hijo Piqui pueda vender esa grabación y tener un poco de dinero. La desgracia es que su hijo, Piqui, muere antes que Pepe Marchena. Y ese disco es una joya, es algo increíble. Yo tengo como cuatro o cinco vinilos, cuatro o cinco copias de ese disco aquí en casa (risas), porque es una barbaridad. Y es un disco muy curioso, como está grabado… bueno, parece ser que graban toda la cinta y después, mediante cortes, cogen los cachitos que al productor, o a quien editó eso, le gustaban. Entonces, de repente, son como fade-in/fade-out que muchas veces no cierran una canción, que son como pasajes. De ahí, mi “Memorial del cante en mis bodas de plata con el flamenco” (21), ese disco que hice, está muy basado, a nivel estructural, de como trabajaron lo de Pepe Marchena. Yo hice una sesión de grabación en directo y después yo fui cortando: que solo me ha gustado una letra por soleá, pues una letra por soleá; que me ha gustado un fandango, pues un fandango, y no encuentras ni el principio ni el fin. Entonces, ese disco de Pepe Marchena, ya me influyó mucho también en “Memorial del cante en mis bodas de plata con el flamenco”. Y otro disco, el tercero, es un disco de Manolo Caracol, también grabado en directo, que es un disco que creo, si no me equivoco, fue para las bodas de oro de Manolo Caracol o algo así. Está grabado en su tablao, donde graba a toda la gente que está trabajando en ese momento en el tablao y él canta, que eso está en YouTube, “El último fandango”, que de ahí viene el título de la canción que cierra mi último disco. Y ahí, Caracol habla de que ese va a ser su último fandango grabado, porque está muy mayor, y la gente dice: “No, hombre, no, Manuel, va a ser el penúltimo”. Yo le iba a poner al mío “El penúltimo fandango” de título, pero bueno, me gustó más “El último fandango”. Esos tres discos están muy relacionados con la muerte y fueron el motor real para que yo emprendiera un poco este viaje. Después, claro, hay muchos otros discos que han sido referenciales, y más allá del flamenco, pues lógicamente hay referencia al “Lamento della ninfa”, referencia a Morrison, a Pau Riba, también Perico del lunar, Manuel Torres, marchas fúnebres, bueno, por ahí hemos estado. Pero, principalmente, esas tres grabaciones en directo de las que te he hablado, con la muerte tan presente, son la base del disco.

Pues me apunto a fuego esos tres discos.
Los vas a flipar, ya verás, ya me contarás.

Seguimos surcando cantes diferentes: de esa alma de ida y vuelta por Guajiras, que comparte esa llamada a la muerte que siempre nos acompaña, a esas otras “te llevo en el alma, penas y alegrías” de “Fiesta Jiliana”, que también se clavan muy jondo, o la “Farruca amarga”, que me encanta como la haces. Pasando por las cadencias de la bambera, alegrías, sevillanas o ese “Último fandango” del que hablabas antes. ¿Cómo ha sido la elección y el trabajo de palos flamencos para este disco? ¿Te han ido llegando o alguno tiene un porqué particular?
Buenos, algunos son palos relacionados de una forma mítica y romántica con la celebración, podrían ser la bandera o la alboreá, tal vez las alegrías. Y otros, pues, porque los textos que me iban llegando tenían que ver con el amor y la muerte; y bueno, que tuviesen el contenido un poco más rítmico, que no fuesen muy solemnes. Estaba buscando eso. Y, por ejemplo, con la bambera, experimenté un poco con el “Lamento della ninfa”, o con las músicas de Barbara Strozzi, y entendí que esas cadencias de esa época, de Monteverdi a Strozzi, podían encajar en la bambera. O porque me encontraba textos que tenían que ver con eso… O la farruca, que ya llevaba tiempo dándole vueltas a ese cante, cómo hacerlo… O las alegrías, esta cosa de cantar por alegrías, letras que no tiene que ver con alegrías, con más desgracias, eso en el flamenco se lleva mucho… Bueno, me iba encontrando cosas, yo siempre voy sumergiéndome y voy encontrando. No sé, también podría haber trabajado con peteneras u otros cantes, pero no surgieron, también porque conceptualmente entraba, pero no había encontrado una composición, una forma de traducirlo que a mí me encajara.

En ese querer ampliar el campo estético del flamenco, también has colaborado con el artista malagueño Ernesto Artillo, ocupándose de la dirección de arte, con una sugerente foto de portada en la que resaltan elementos claves en la figura icónica del cantaor, como el traje, la silla y esa llave…
Eso es, la llave de oro del cante, que es la referencia a Antonio Mairena, aunque también la referencia a los otros cantaores que han recibido la llave de oro… La imagen de la llave nos gustaba mucho como icónica, como también la figura del modelo con la pose, del modelo cantaor. Y después de las cuestiones de género, porque la mayoría de cantaores que han obtenido la llave de oro, la mayoría, siempre han tenido su debate sobre su género sexual (risas), y nos gustaba también eso.

Cuando vi la llave de la portada del álbum, me acordé también de lo que me comentaste una vez, cuando hicimos el artículo especial (https://www.mondosonoro.com/blog-musica/una-decada-sin-enrique-morente/) y el podcast (https://open.spotify.com/episode/0N2zAKgU0xTKndMKyozhhK?si=ea2209abb8d14aaf) de “Morente eterno” en Mondo Sonoro, a los diez años de la muerte de Enrique; me dijiste que tú lo veías a él como una especie de “ama de llaves” que te iba mostrando y abriendo las puertas cerradas del flamenco, me gustó mucho eso…
Sí, Enrique era poseedor de esa llave generosa, de abrir, no tanto poseedor de la llave como guardián, que es como se vende la llave de oro del cante. Hace poco leí, precisamente, que querían hacer un movimiento para pedir que se le concediera a Enrique la llave de oro del flamenco, póstuma… Espero que no, sería romper su espíritu conciliador.

Bueno, y siguiendo con lo estético y formal, ¿cómo será la puesta en escena del disco en directo?
Pues me he basado, lo he trabajado con Ernesto Artillo y Azael Ferrer, en las luces, que tienen mucha importancia, y hemos trabajado a partir del mausoleo de Antonio Mairena, a partir de esas estructuras geométricas y esas formas arquitectónicas. Pero siempre un mausoleo humilde, como el disco, que entiendo que es humilde. Un mausoleo sencillo, siempre en construcción, como es el flamenco (risas). Y desde ahí estamos trabajando. Llevo dos guitarristas, dos cantaores y dos bailarines, de clásico español y también de flamenco. Todo muy geométrico. Las luces y la estructura son clave importante de la escenografía.

En realidad, todo concierto tiene una parte instalativa o es una instalación en sí, en cierta forma, entonces quería llevar eso un poco al extremo, que sea un concierto instalativo o instalación, no tanto que sea un concierto más al uso, con los movimientos típicos del concierto… La escenografía y las luces, son muy importantes.

Precisamente, cuando estaba terminando de preparar la entrevista y veía un vídeo tuyo por YouTube, de una actuación reciente, cuando terminó, me saltó otro de un concierto durante la gira de tu primer álbum, “Mis primeros llantos”, de 2007. En el vídeo dabas una especie de rueda de prensa también, y en ella, hablabas y hacías ya mucho hincapié sobre la importancia de las luces específicas que habíais trabajado para el espectáculo… Ya entonces, tenías esa inquietud estética no solo en el cante, sino en el conjunto del espectáculo.
Bueno, es que, como yo siempre he estado relacionado con el mundo del teatro y la performance, pues, claro, es un aprendizaje que va conmigo. Y no lo hago como, “guau, esto es modernidad”, sería absurdo. Como yo vengo del mundo del flamenco, si me muevo un poquito, ya no soy tan casposo (risas). Eso es una gilipollez, lógicamente, yo si me muevo o me desnudo, o me meto un micro en el culo o en la oreja, lo que sea, lo hago desde la normalidad y habitualidad que lo he hecho siempre. Yo, lo de Francis Bacon, hace ya muchos años que lo hice.

En ese espectáculo estaba pensando precisamente, más de una década ya de eso…
Para mí es algo que está dentro de mi lenguaje, lo mismo que un quejío o una respiración, no lo hago con intención de modernidad, si eso son influencias de las vanguardias clásicas, de los años 30 o 20…

Claro, a eso es a lo que iba, que mucha gente te critica sin saber de dónde vienes, ni de dónde viene lo que haces. Y además, esas inquietudes artísticas, te han definido de alguna manera desde siempre…
Sí, cuando eso se refleja como algo novedoso, digo, ay, madre mía, esto no es nada novedoso. Y es que, para mí lo importante no es si es novedoso o no, para mí eso nunca ha sido relevante, nunca me he acercado a cualquier tipo de música porque sea novedosa o no, eso nunca me ha importado.

Y ya para terminar, un nuevo empezar, ya que con esta muerte del flamenco, lo que viene ahora es un nuevo comienzo, una nueva paradoja y contradicción creadora, un nuevo estado de vulnerabilidad… ¿Cómo te enfrentas a este empezar de nuevo y por donde crees que te llevará?
Bueno, este disco me ha ayudado, en cierta manera, a seguir abrazando las formas más radicales del flamenco, que siempre me han gustado. Es decir, que este disco, tú lo has recibido en digital, pero cuando lo recibas físico, verás que está dedicado a J y a Pedro G Romero, a los dos, porque también ha sido un proceso de la amistad que he tenido con ellos. Ambos me han ayudado a entender que este disco era necesario hacerlo, porque me animaron siempre a hacer un disco así, la verdad. No lo podría haber hecho sin la amistad y la influencia de Pedro G Romero y la amistad y la influencia de J, sin duda alguna. Entonces, bueno, es un disco que marca una forma, un acercamiento a formas más elementales del flamenco, que bueno, siempre me han acompañado, pero también, una querencia de, tal vez, hacer ahora discos más centrados en la concepción de la canción, en la concepción de los temas. Eso viene también por mi experiencia y amistad con C Tangana y Victor, este último año, pues me sigo reconciliando con esas formas estéticas… Entonces, tal vez, ahora en los próximos tiempos, esté más centrado en volver a mis influencias de Nina Simone, Mark Kozelek, Tim Buckley, Cohen, Alice Coltrane… Quién sabe, la verdad es que ahora estoy tomándole de nuevo cariño a esa fórmula de canción que dejé abandonada en los últimos tiempos y que tal vez, ahora vuelva. Arthur Russell, yo qué sé, he estado escuchando a Nina Simone de nuevo esta mañana… Ando por ahí un poco, no sé si un comenzar, pero bueno, mi querencia es esa ahora, y paradójicamente, eso me lo ha dado este disco.

 

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