PENÉLOPE Y CARLO. Un bar de la muy castiza Plaza de la Paja y un montón de cañas (demasiado pronto para saborear unos Manhattan) son testigos de que la afectación y la pose no forman parte de su libro de estilo. Penélope es alta, posee una voz profunda y atractiva y parece ser la primera sorprendida por poder enseñar a sus amigos «Penélope y Carlo» (Subterfuge,99) un disco cuya gestación fue casual. «Comenzamos con un equipo básico grabando cuatro canciones para animar las fiestas que dábamos en casa, luego Carlos Galán de Subterfuge se interesó…y mira…¡Ya hemos actuado en el Sonar!». Carlo, parapetado tras su bigotillo, poseedor de unos ingentes conocimientos sobre música (como su compañera), ácido e irónico, también lo recuerda, divertido. «Fue la leche…ver a los ciberpunks bailar con nuestra música, je, je, je…». Asegura además que sólo se trata de eso. «Mientras la gente que venga a nuestros conciertos o escuche el disco disfrute nos damos por satisfechos. Es más, si nosotros dejamos algún día de pasarlo bien se acabó, lo dejamos y punto». Desde luego que ese afán lúdico, ese halo intrascendente que exuda el disco son sus mejores aliados y quizá la única declaración de principios (nunca explícita pero siempre tácita) que llevan a cabo. Penélope abomina del mensaje. «No, no hay mensaje, no hay pretensiones, queremos divertir y si alguien nos dice que nuestro disco es divertido nos está haciendo un regalo, porque a nosotros lo que nos interesa es la melodía y las buenas canciones. Parece fácil, pero no lo es…es más complicado de lo que parece». Carlo recoge el testigo transformándolo en puya. «Claro, es sólo eso… lo que más me molesta de los críticos, de los músicos del pop y del rock es ese empeño que tienen en dotar de trascendencia al pop, porque para nosotros se trata justo de lo contrario». Precisamente desde ese afán alejado de la épica rockera –«ningún rockero con guitarra será capaz jamás de componer una canción como las de Burt Bacharach» asegura Carlo- y la intelectualización de contenidos han construido un artefacto sonoro deudor de sus ídolos, (Bacharach, Mancini, Joe Jackson, Elvis Costello, John Barry, Manuel Alejandro, Antón García Abril, la bossa nova…) salpicado de samples de ese cine de barrio del cual «todos abominan sin reconocer que han crecido con él, con «Sor Citröen» o «Atraco A Las Tres», que tenían una música estupenda y unos actores que hoy por hoy son irrepetibles» y trufado de magníficos momentos como «Terror En El Espacio», «Bossanova 2000» o «Atómico 600» que les ha valido ya para contratar conciertos fuera de nuestras fronteras. Además, están preparando ya nuevas canciones y piensan ampliar su arsenal electrónico según Carlo para «servirnos de él más que nada, no somos integristas…tenemos los pies en el suelo y creo que precisamente ese es el mayor problema de la mayoría de los grupos: no saben realmente el sitio que ocupan».n César Luquero
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.