Magia blanca
Entrevistas / Mystery Jets

Magia blanca

Lluís S. Ceprián — 26-09-2008
Fotografía — Archivo

El segundo disco de Mystery Jets les ha salvado el culo de convertirse en otra de esas bandas del montón que hacen pop enmarañado que no lleva a ninguna parte. “Twenty One” (Rough Trade/Sinnamon) suena fresco y cuenta con una buena batería de hits. Gran parte del mérito, sin duda, lo tiene un Erol Alkan tocado de gracia que se ha encargado de la producción.

Mystery Jets irrumpieron en el mercado discográfico hace un par de años, con “Making Dens”, un disco demasiado preocupado en buscar un sonido psicodélico y denso, que dejó en un segundo plano la melodía excepto en contados casos. Ahora parece que la hayan redescubierto haciendo que su aventura musical adquiera un nuevo cariz. Nos atiende Blaine Harrison a través del correo electrónico.

"No somos una banda fácil con la que trabajar"

Blaine es el líder de esta banda, que cuenta entre sus filas nada más y nada menos que con su progenitor a la batería. “Twenty One” empieza con buen pie, con un sonido empapado en la imaginería de los ochenta, con bandas como Aztec Camera, The Cars y XTC en el punto de mira. La reconversión estilística ha sido radical, de hecho en los conciertos de su última gira apenas se acuerdan de los temas de su debut. “La mayor parte de las canciones del primer álbum fueron escritas antes de que firmásemos un contrato discográfico y cuando lo hicimos todo fue muy rodado. Pero te diré que la idea que teníamos en nuestra mente para el disco quizá era mucho más clara ahora. Quisimos quitar el sobrante, dejando fuera todo aquello que, a veces, aburrían un poco en nuestros primeros temas, que quedaban ocultos tras un montón de capas inútiles”. Pero lo que uno se pregunta es qué les ha llevado a reformular parámetros (sobre todo en la estructura de las canciones). “Trabajar con Erol Alkan. Enseguida vimos que entre todos podríamos llegar a las modificaciones que debían hacerse en el sonido de la banda. Y no sólo el sonido ha cambiado, también las letras de las nuevas canciones, que son más fáciles de entender. Puedes utilizar ‘une chaise longue’ o ‘sofá’ para darle nombre a una misma cosa. Y eso lo aplicamos ahora a nuestro proceso compositivo. ¡Por eso soy tan fan de Weezer!”.
Quizá ahora el dilema sea saber si pensaron en el directo cuando compusieron los nuevos temas o más bien estaban esbozando un plan para facilitar su difusión a través de las ondas y la red. “Creo que si te obsesionas con hacer un disco para que suene bien en un medio específico acabas por perder tu personalidad. Cuando algo suena por la radio las ondas producen esa compresión del infierno haciendo que todo suene igual. Lo cual te lleva a ponerte los auriculares si quieres escucharlo mejor. En fin, quiero decir que Bo Diddley y toda esa música grabada antes de la era digital está mejor preparada para escucharla por la radio que por ejemplo el último éxito de los Foo Fighters, ¿me entiendes?”. Una particularidad que hace única a esta banda es el hecho de contar con padre e hijo en sus filas. El padre de Blaine es miembro fundador y se recorrió un gran número de garitos de Inglaterra y Estados Unidos durante el tour de presentación de su primer disco. Ahora todo ha cambiado y su presencia se limita a las sesiones de grabación. El hecho de salir de fiesta tras los bolos debe de ser todo un alivio para el resto ahora que Henry Harrison ya no participa en las giras. Le pregunto por las causas de su retirada del directo. “Esperaba que me lo preguntases. Pero seguramente nos corríamos más fiestas antes cuando Henry estaba con nosotros. Es una decisión lógica cuando has estado compartiendo toda tu vida con alguien. Luego, siempre llega el momento en el que cada uno tira por su lado. Es la mejor manera de conseguir lo mejor de uno mismo, ¿no crees? Así es como uno aprende a escribir sus propias letras, o a salir por su propio pie de cualquier mierda en la que se haya metido”. Aunque todo lo relacionado con el grupo ocupa casi todo el tiempo en las mentes de los chicos, también deben trabajar en otras cosas a lo largo del día para sobrevivir. William Rees (guitarra) y Henry son diseñadores gráficos, a Kai Fish (bajo) le interesa hacer películas –dice Blaine que no están mal-, y Kapil Trevedi (batería de directos) toca en otros grupos. Y casi podríamos decir que Erol Alkan (también tras el segundo disco de The Long Blondes y el debut de Late Of The Pier) ha sido el sexto miembro. Nadie duda que haya hecho un buen trabajo. Ha sabido encontrar una sonoridad limpia para unos temas directos. Varios cortes del disco son ahora material perfecto para radiofórmulas. ¿Alkan ha hecho exactamente lo que le dictaban ellos o por el contrario le han dado entera libertad para que actuase a su aire? “Todo en la grabación ha funcionado bien, aunque no ha sido el disco más rápido de grabar de la historia. La verdad es que no somos una banda fácil con la que trabajar. Ejemplificamos la definición de la palabra democracia y estoy seguro de que seríamos la peor de las pesadillas para más de un productor. Pero no para Erol, que ha sido un buen amigo con cada uno de nosotros. Se ha implicado a tope a lo largo de casi un año. Ha sido muy importante para él que todos nosotros nos sintiéramos confiados y felices con la forma en que estaban desarrollándose las cosas”.

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