LAS MEJORES INTENCIONES
Entrevistas / Goblin

LAS MEJORES INTENCIONES

Redacción — 23-01-2001
Fotografía — Archivo

UN PAR DE CANCIONES DE SONIDO POCO ACICALADO, INCLUIDAS EN EL RECOPILATORIO "THE POWER OF DOLORES" (LOLI JACKSON, 99), DEFORMABAN NOTABLEMENTE LA PRIMERIZA PERCEPCIÓN OBTENIDA SOBRE LOS CORDOBESES GOBLINS. PERO "CARRY ON SCREAMING" (SLIDE CHORUS, 00), REPARTE PUNTOS SOBRE LAS ÍES DE LA DUDA Y EL RECELO.

El debut del quinteto sabe hacerles justicia y, de paso, presenta a la banda como una de las opciones más válidas del hardcore melódico pergeñado aquí en los últimos meses. Aunque, parece ser, no estamos diciendo nada que no se sepa. "La verdad es que el resultado de "The Power..." no nos convenció en absoluto, éramos nosotros con el sonido de otro grupo... la producción de las canciones no iba en nuestra línea; no conseguía reflejar nuestras intenciones. Sin embargo, si en el aspecto musical no quedamos demasiado contentos, en lo referente al trato personal la relación fue inmejorable". Rescindido el contrato, desembarcan en el sello madrileño Slide Chorus con alguna lección bien aprendida y dispuestos a controlar al máximo el proceso de grabación y edición de un disco que, todo hay que decirlo, sorprende más por lo bien hecho que está (sonido, canciones, lírica y arte final) que por lo que descubre (prácticamente nada que no conozcamos ya). "Tanto el sonido como la presentación de nuestro trabajo, son temas que nos interesan y preocupan, aunque tampoco nos obsesionan. Es el único modo de mostrar a la gente cómo haces las cosas. El tema del sonido es fundamental y hemos quedado bastante satisfechos con los resultados obtenidos. Con respecto a la presentación, teníamos muy claro desde el principio cómo queríamos que fuera".

"Pensamos que la música es algo muy personal, algo que cada uno debe interpretar a su manera y creemos en la libertad para hacerlo"

Y ese cúmulo de intenciones remite -a primera vista, después de repetidas escuchas- a todos y cada uno de los estándares del género: rapidez, melodía y dureza. Pero además, nos introduce en el mundo de la fantasmagoría amable vía Tim Burton y del terror gótico de Shelley, Lovecraft y demás adalides del lado oscuro. Puro escapismo, tal y como sospechábamos, aunque conviene matizar para no caer en banalidades. Aquí no hay ni furor straight-edge, ni apologías de la izquierda desde la izquierda de la izquierda, ni diarios de jovenzuelos enamorados de su tabla de skate. "Pensamos que la música es algo muy personal, algo que cada uno debe interpretar a su manera y creemos en la libertad para hacerlo, pero hay ciertos sectores de la escena que pretenden imponer sus rígidos criterios. Nosotros somos gente de principios que los llevan a cabo en su vida cotidiana, nos hemos inclinado por la opción de no gritarlos en las letras de nuestras canciones, entre otras cosas, porque no poseemos la verdad absoluta y no queremos influir en nadie. Además, Bram Stocker, Mary Shelley, Lovecraft, Poe, R.L. Stevenson, Arthur Machen, Sheridan Le Fanu, John Polidori…, pilares de la literatura moderna, son cualquier cosa menos intrascendentes (...) Quizás estés en lo cierto cuando dices que utilizamos la música como un ejercicio escapista, precisamente porque nos agobia lo que pasa en el mundo, y nos gustaría que la gente que viene a nuestros conciertos, también lo entienda así".

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