“Que siempre te pregunten por el sentido del humor llega a incomodar”
Entrevistas / La Ludwig Band

“Que siempre te pregunten por el sentido del humor llega a incomodar”

Marta Terrasa — 20-12-2023
Fotografía — Gin Torrado i Albert Pons

Releo entrevistas anteriores a La Ludwig Band, riéndome para mis adentros, sintiéndome algo culpable acto seguido por el pobre periodista de turno.

Preguntas respondidas haciendo añicos clichés y otras obviedades. Quizá esta sea la gracia de la Ludwig Band: no quieren ser comparados; no necesitan nuestra aprobación y no son tan graciosos como los pintamos. ¿O sí? El segundo mejor grupo de Espolla (Alt Empordà) presenta “Gràcies per venir” (Indian Runners/Ceràmiques Guzmán, 23).

“Que siempre te pregunten por el sentido del humor llega a incomodar”, asegura Quim Carandell, cantante, letrista y guitarrista de la Ludwig Band. Por su parte, Lluc Valverde, clarinete y saxo, añade que eso de que te tiren a la cara “el rollo payasete… sienta mal”. Ellos lo tienen claro: “sin chiste no hay chiste. Y no hace falta ni que te haga gracia, pero tiene que haber un tema. Sin tema no hay canción”, asegura Carandell. Quizá todavía existan reticencias a la hora de juntar las palabras cantautor con las de irreverencia, ironía y sentido del humor. Algo que músicos de generaciones pasadas como Xesco Boix, Pau Riba y toda la troupe del Grup de Folk, sabían conjugar sin limitaciones y añadiendo capas de reivindicación y contracultura. Ahora podría parecer que la legitimidad de un cantautor estuviera supeditada a la seriedad de su propuesta, intensita.

"Este es mucho más rockero, porque queríamos hacer pocas ‘trampas'"

Sin embargo, en “Gràcies per venir” las canciones se afilan hasta que levantas una ceja ante lo que acabas de escuchar. Letras como “El meu amor se n’ha anat de vacances” o “El dia que et perdoni”, por citar solo dos, cargan contra estereotipos y verbalizan todas aquellas frases que no suelen decirse en voz alta o se acaban con un: “es broma, ¿eh?”. Un humor inteligente de esos que los ingleses dirían “self-deprecating”, a camino entre la autocrítica y el guiño, como en “El teu noi”: “Va dir: ‘Canta si ets poeta, però vigila amb el què dius. No val rimar vida amb mentida, cor amb amor, riu amb estiu’”.

En ese sentido, continúa la esencia de los dos trabajos anteriores de La Ludwig Band, tanto su debut “Al límit de la tonalitat” (20) como “La mateixa sort” (21). Aunque ciertas cosas sí han cambiado. Quim Carandell apunta al respecto: “Hemos ido muy rápido, si lo comparas con el segundo disco, en el que trabajamos más de un año”. Dos meses es lo que ha tardado en tomar forma “Gràcies per venir”, en el que había una voluntad por captar la esencia del directo. “No nos preocupa que la rapidez afecte la calidad. ¡Al contrario! Nos hemos asegurado muchísimo de todo”, afirma el cantante y añade: “Aunque ya hace cuatro meses que lo grabamos, tengo el recuerdo muy distinto a los discos anteriores. Este es mucho más rockero, porque queríamos hacer pocas ‘trampas’, que lo que sonara en el estudio se reflejara en el directo y por ello la idea era grabar todos juntos en una toma”. Echando la vista atrás, Lluc Valverde cree que el hecho de haber grabado los dos primeros discos en su estudio de Bellvitge y autoproducirse contribuyó a que tardaran tanto en ver la luz. Así que “aproximadamente la mitad del nuevo trabajo” ha sido grabado fuera y han incorporado una figura como es la de Joan Borràs (Oques Grasses) a la producción en temas como la ya citada “El meu amor se n’ha anat de vacances” o “El gronxador”. “Lo mejor de todo fue probar cosas, porque queríamos ir rápido y teníamos que quitarnos algo de trabajo de encima y por eso le enviamos [a Joan Borrás] las tres canciones, mientras seguíamos con el resto. Y nos discutimos un poco, luego un poco más por querer cambiar unos acordes pero nos llevamos super bien y en canciones como ‘El gronxador’ hubo un poco de debate por si la había cambiado demasiado o no, porque igual no lo habríamos hecho así, pero supo plasmar muy bien lo que queríamos hacer. Además, el estudio justo cerró y fuimos los últimos en hacerlo, con una jam de guitarras para la canción ‘El meu amor se n’ha anat de vacances’ y grabamos cuarenta pistas de sonido que al final Joan no quiso poner; incluso algún solo grabado por él”, cuenta entre risas Carandell.

No hemos mencionado a cierto grupo catalán del que se les presupone herederos, porque en realidad, en este “Gràcies per venir” se intuye la sombra alargada de Dylan y cía., pero también de Ocean Color Scene (“Bon amic, vell amic”) o de la E Street Band en los últimos coletazos de “Contraban”. Hay espacio también para el pop más pegadizo en temas como “Has tornat a venir, Judes” o la deliciosa “Guanyar”. Sin trampas. Sin grandes artificios. Once canciones que prometen llenar espacios singulares como este pasado verano les pasó con el festival el Grec, algo que consideran “un rito de paso”. ¿Cuál sería el siguiente? “Tocar fuera dels Països Catalans, donde no hablen catalán” responde al instante Quim Carandell. “También hemos alquilado el Auditori de Girona para presentar el disco, ¡que son muchas sillas y es un templo de la música!”, añade Lluc Valverde y prosigue: “Además, ahí tocaba yo los conciertos de final de curso”. Finales adolescentes que se convierten en principios de todo lo que aún está por llegar. Gracias por venir.

 

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