“Falta mucha unión en el punk”
Entrevistas / Johnny Garso

“Falta mucha unión en el punk”

Fran González — 22-10-2023
Fotografía — Archivo

El punk no muere, evoluciona. Es maleable, imperecedero y se adapta con flexibilidad a cada etapa en la vida de todo aquel que un día decide firmar sus respectivos votos por el mismo. Así lo siente en su treintena el zaragozano Johnny Garso, quien después de diez años quemando guitarra y rasgando garganta, tanto en colectivo como en singular, demuestra seguir al pie del cañón con un segundo disco a su nombre, confirmando la deriva en sus referentes y la crudeza en sus pesquisas.

Tras una primera carta de presentación en inglés con “REDTIMELINE” (20), el cantante maño da un giro radical en su propuesta y recurre al castellano en su nuevo Espada y rosa hasta que muera(23) a fin de desarmarnos a golpe de verdad absoluta y emoción. Una entrega sentida y humana que le ha permitido abordar carices tan sentimentales y tiernos, como reivindicativos y ácidos. Sin callarse ni una, Johnny Garso, el que fuera líder y vocalista de Alien Roots, nos atiende por teléfono con motivo de la publicación de éste, su segundo disco en solitario.

Supongo que un segundo disco te ha permitido ya tener más asentado el proyecto. ¿Cómo recuerdas la transición de banda a solista?
Cuando Alien Roots terminó, acabé bastante quemado. Un poco como el último soldado de Iwo Jima, alzando la bandera y recibiendo tiros por doquier. En éstas empecé a hacer un disco por cuenta propia, muy rollo DIY y de estilo cantautor, pero mi mánager me insistió en que debía de apostar por un proyecto más de banda y devolverle a mi música la esencia grupal que tenía en el pasado. Al principio estaba muy a gusto, ya sabes, con ese rollo “tú te lo guisas, tú te lo comes”, pero poco a poco me fui dando cuenta de que lo que realmente quería era recuperar esa parte sin pretensiones que tiene hacer música con tus amigos, tomando unas cervezas mientras ensayas y siendo, simple y llanamente, feliz. Empecé un periodo de búsqueda en el que di vueltas hasta encontrar gente que quisiera involucrarse en el proyecto y lo terminaran sintiendo tan suyo como yo mismo, y así fue como comencé a indagar en las interioridades del underground de aquí, que es donde siempre me había movido y donde sé que siempre hay talento joven que hay que apoyar.

"Debo reconocer que hago la música que hago gracias a Dover y a que un día mi madre me pasara un casette de ellos" 

¿Ahí aparecieron Monchu, Juan y Franco, no?
Así es. A Monchu lo conocí por primera vez de fiesta en una casa, en plan americanada total, con gente borracha, grupos tocando y pasteles volando. Desde que le vi, pensé que tenía una manera de tocar y una pegada muy especial y supe que tenía que acabar haciendo algo con él en algún momento. A Juan, por su parte, ya lo tenía fichado del trabajo que hace con Featherweight, que siempre me molaron bastante, y éste a su vez me presentó a Franco, que era el bajista de Altair. Son muy buenos chavales, y mi máxima con ellos ha sido siempre la de hacerles sentir partícipes al máximo de todo lo que rodea e implica la banda. Somos conscientes de lo duro que es compaginar una banda con el resto de nuestras responsabilidades, pero ellos me han demostrado estar muy a tope con el proyecto. Incluso en su momento, quedamos en mi casa del pueblo y trabajamos los arreglos y la pre-producción de las canciones nuevas todos juntos entre bebida y colegueo, y lo recuerdo como una gran experiencia.

¿Se podría decir que has vuelto a sentir lo mismo que en su día sentías con Alien Roots?
Hemos hecho mucha piña y he vuelto a recuperar el espíritu de banda al 100%. Esto me ha hecho muy feliz, porque aunque yo sea el que componga y un poco el que trae los ingredientes a la barbacoa, eso no quita que la maquetación termine pasando por todas las partes y mi deseo es que la música que hagamos lleve el sello de todos. Por eso les animo a que vengan con canciones, no soy nada tirano en ese sentido. De hecho, de nuestros bolos siempre intento e intentaré que sean ellos por encima de mí los que terminen sacando algo de remuneración, y ojalá algún día podamos vivir todos de ello.

Hablando de terceros, en la producción ha entrado en juego Noel Campillo.
Noel es un crack, es maravilloso y respetuoso, estoico y capaz de aguantarlo todo. Le gusta tener el oído abierto a nuevos sonidos, como a mí, y eso nos ha permitido modernear y estar receptivos a los sonidos de ahora. Que nos perdonen los puretas, pero creo que hemos hecho un tratamiento muy respetuoso del sonido punk, encontrando el equilibrio ideal entre el ayer y el ahora. Y es curioso, porque mi primer disco estuvo producido por Joe Marlett, a quien conocí gracias a que en su día produjera un LP de NoWayOut, la banda en la que tocaba el propio Noel Campillo. Así que, de alguna forma, esto se siente como si se cerrara el círculo.

Vaya casualidad también.
A Joe recuerdo conocerle gracias a un recorte en una entrevista, donde hablaba que vendría a España a producir a una banda. Mi joven yo se quedó con esa información, y sin tener ni puta idea todavía ni de qué era un productor ni de a qué se dedicaba exactamente, cogí mis ahorros y mis canciones y me propuse a toda costa que me las produjera él. De locos, sí. Años después y gracias a él conocí a Noel y se ha creado una perfecta conexión entre los tres que define muy bien lo que significa la música de Johnny Garso.

Algo que también ha cambiado ha sido el idioma, ya que ahora empleas para cantar el castellano en lugar del inglés.
Desde siempre me había salido natural cantar en inglés. Tengo familia puertorriqueña y tengo fluidez en ambos idiomas. Sin embargo, llegó un momento en el que sentí que quería hacer cosas nuevas, y de hecho, todo comenzó con el tema de “Espada y Rosa”, que de forma casi profética es el que cierra mi primer disco. Durante la pandemia estaba en casa, ensayando un tema en castellano y sin pretensiones de ningún tipo, cuando Michael, mi mánager, me escuchó desde la otra habitación y, sin pensárselo, me aconsejó que tirásemos por ahí. No te niego que no me diera cierto vértigo realizar el cambio al principio, porque me daba la sensación de que así se perdería ese yanquismo tan propio que habían tenido siempre mis canciones. Ya sabes, esas terminaciones tan abiertas y propias del inglés. Pero me he dado cuenta de que gracias a todos estos años haciendo este tipo de música, ahora puedo cantar en castellano sin perder ese toque americanizado y he logrado llevar a mi idioma esa apertura característica en las sílabas.

Bueno, el castellano también te ha servido para atreverte a soltar alguna que otra colleja, como vemos en “Sálvese Quien Pueda”.
¿Sabes qué pasa? Que hay temas que me cabrean mucho. La industria de aquí ha visto el éxito de artistas como Machine Gun Kelly y Olivia Rodrigo en EEUU y han querido replicarlo en España. Pero en lugar de contar con músicos de punk-rock que llevan años en el circuito, se han ido a crear carreras desde cero de gente que ni sabe de qué va la movida ni tienen ni idea de qué va el punk-rock. No me molesta tanto que el género se estandarice o se torne comercial, como si el hecho de que para hacerlo no se apueste por músicos que históricamente pilotan el género y tienen talento. No quieren hacer historia, solo caja. No sé, bueno, esto también es un poco según me pilles, ¿eh? Hay días en los que el tema me la suda más y otros en los que me enciende, y esa canción, obviamente, salió en un día en el que estaba encendido.

"Creo que en el disco se aprecia que pasé por unos años bastante malos, marcados por mucho dolor y melancolía, pero el lanzamiento de este disco ha sido una bendición"

Volviendo al idioma, ¿has notado que este cambio sea algo que también haya agradecido el público?
Sin duda. Recuerdo perfectamente cuando di mi primer concierto post-pandémico, que se me ocurrió incluir al final del set los únicos temas en castellano que tenía en aquel momento, “Espada y Rosa” y “Piedra a Piedra”, y literalmente aluciné con la acogida que tuvieron. Mogollón de peña, de repente, cantando mis canciones. Fue como una revelación y la prueba definitiva de que tenía que empezar a ir por ahí. Siempre había querido tener esa clase de energía en mis directos pero era yo, el que estaba de alguna forma boicoteándome a mí mismo. El español es muy poético. Me da unas posibilidades y una riqueza lingüística que no me la da el inglés, eso es así.

No te culpo por decantarte inicialmente por el inglés, pues a fin de cuentas los referentes punks que marcaron nuestra generación eran principalmente anglófonos.
Éste es un tema del que hablo mucho últimamente, y a ver, es cierto lo que comentas, pero yo personalmente debo reconocer que hago la música que hago gracias a Dover y a que un día mi madre me pasara un casette de ellos. Me petó la cabeza y me cambió la vida. Pero más allá de ellos, siempre hubo cosas funcionando en salas pequeñas y peña haciendo su movida. La pega estaba en que el foco nunca se ponía sobre ellos.

Y de aquellos polvos estos lodos, ¿no?
Un poco sí, al final somos el resultado de lo que marca nuestra generación. Una vez pasada esa época, no podemos tampoco pretender que lo que vuelva sea exactamente lo mismo que teníamos en el pasado. Yo soy partidario de que se cree una escena nueva. Con esas influencias que nos han marcado, sí, pero desde cero. Y con esa premisa en mente, a saber por dónde nos llevará esto. Mi objetivo en próximos trabajos es experimentar y ser menos respetuoso con los cánones del género. No voy a dejar de meter guitarras y octavas en lo que hago, pero quizás en el futuro lo que me apetezca hacer sea punk-rock únicamente con elementos electrónicos.

Yo creo que eso más de un purista no lo vería con buenos ojos, ¿eh?
Es que, por desgracia, falta mucha unión en el punk. Cualquiera lo diría, pero hay muchas bandas con ciertos dejes clasistas que no se juntan con otras simplemente porque ellas hacen un tipo de rock muy determinado, y las otras algo distinto. Echo a faltar más unidad, en ese sentido. Tal vez como la que sí había en el pasado, o la que ahora se aprecia en otros colectivos. En el punk veo que cada banda va por libre y remando con su barca. Tanto, que al final esto parece una carrera de regatas.

Pero la lucha sigue.
Seguimos peleando pese a todo, sí. Para mí, lo más bonito que me puede pasar como músico es que alguien me escriba para decirme que mi música, en cierto modo, le ha motivado a volver a coger la guitarra o cosas así. Y a día de hoy me llegan algunos mensajes así, y es algo que me hace encontrarle el sentido a todo esto de golpe. A fin de cuentas, algo estaremos haciendo bien, ¿no?

¿Feliz?
Estoy en mi mejor momento, y no puedo parar de sonreír. Creo que en el disco se aprecia que pasé por unos años bastante malos, marcados por mucho dolor y melancolía, pero el lanzamiento de este disco ha sido una bendición. Las cosas podrían haberse puesto mucho peores, pues venía de sacar un disco en inglés y en plena pandemia, donde apenas pude ni presentarlo decentemente. Pero como buen aragonés, soy cabezón y he insistido hasta revertir la situación. Ahora me siento como una persona nueva, con ganas de viajar, colaborar con gente, seguir haciendo música, y no parar.

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