"Creo que es inevitable que se desate la III Guerra Mundial en Europa"
EntrevistasJaz Coleman

"Creo que es inevitable que se desate la III Guerra Mundial en Europa"

Adriano Mazzeo — 05-11-2025
Fotografía — Club Malvinas/Paulo Politti III

Jaz Coleman es mucho más que la persona al frente de Killing Joke. En su vida hay muchas más facetas. Muchísimas. De ahí que esta entrevista en profundidad con él aporte muchísima luz a la trayectoria de uno de los músicos y vocalistas más particulares que surgieron con el post-punk británico de los ochenta.

Es tan excitante como inquietante enterarte de que vas a entrevistar al doctor Jaz Coleman. El histórico frontman de Killing Joke es una personalidad prácticamente inabarcable en los límites temporales que ofrece una entrevista convencional en el mundo de la música. Me preocupaba la relación de tiempo entre todo lo que quería preguntarle y cuánto dispondría de él, pero apenas nos presentaron, su sonrisa y mirada de agradecimiento sinceras cundieron en mí en forma de bálsamo. “Podemos charlar todo lo que quieras” diría más tarde en medio de la entrevista, aunque yo, tan pronto como comenzamos a hablar, ya me había dado cuenta que así sería.

El camarín del Club Lucille, en el barrio de Palermo, cerca del centro de Buenos Aires es laberíntico y respira una mítica muy underground, pero también guarda un halo de estilo que no se ve claramente, pero se siente. Coleman me pide tomar asiento, alguien ofrece algo de beber. Parece más feliz él por sentarse a hablar con alguien que no conoce que yo, aún algo nervioso por la entrevista en sí. Sus gestos son modosos; sus manos, arrugadas, y sus facciones denotan su herencia india, tal como lo harán sus puntos de vista de apariencia onírica, pero de realidad testimonial o sus experiencias con el racismo en las afueras de la Londres de los sesenta.

Este encuentro no se dio en medio de la promoción de un disco o una gira, sino en torno al hecho de que Coleman está viviendo en las afueras de Buenos Aires y lleva adelante junto a su pareja, Lu –y en colaboración con varios personajes de peso en el underground porteño–, el Club Malvinas. Se trata de un “underground forum”, un ambiente de libertad y búsqueda, un club social rebelde, que con dos míticos eventos a cuestas y tres más programados para el resto de 2025, se va gestando un nombre en la escena de la capital argentina.

Estas liturgias para curiosos, existencialistas y seres que prefieren moverse en la periferia cultural, llenan un espacio difícil de encontrar no sólo en Buenos Aires, sino en el resto del globo. En las dos primeras hubo exposiciones de arte y literatura y Coleman dio una charla sobre el estado actual del mundo. La coyuntura abarcó temáticas de lo más amplias; luego tocó un repertorio formado por canciones compuestas en su residencia en Reikjavik en 1982 más algunas actuales, todas con un aire visceral y extremo, desafiante de una elegancia dark, como si la emoción del post-rock se aplicara al formato sonoro del post-punk; bueno, eso y mucho más en realidad. La banda con la que Coleman ejecuta estos temas largos y tozudos es un verdadero seleccionado nacional del rock experimental argentino: Nico Sorín (compositor de bandas sonoras, director de orquesta, experimentador sonoro, parte de Octafonic, Sorín Octeto, Piazzolla electrónico, etcétera) a los sintetizadores; Gori (Fantasmagoria, ex Fun People, ex Juanse) y Chowy Fernández (Barro, solista) a las guitarra; Franco Fontanarrosa (La mujer barbuda, Paraíso a la miseria) al bajo y Gómez (Proyecto Gómez Casa, colaborador de Dillom, Ca7riel, etcétera) a la batería.

Como no quería dejar ningún tema sin tocar, llevé mi checklist en la que los tópicos a abordar aparecían aleatoriamente.

Bueno, Jaz, llevó aquí apuntadas algunas ideas.
No te preocupes, iremos por aquí, por allá. No te preocupes.

Soy profesional, pero no demasiado [risas]
Lo mismo que yo [risas]

La primera pregunta tiene que ver con tu lugar elegido en el mundo. Mirando el mapa completo, el panorama mundial, ¿por qué crees que Argentina es un buen lugar para vivir ahora mismo?
Bueno, si nos fijamos en los dos países con más probabilidades de sobrevivir a un apocalipsis, esos son Nueva Zelanda y Argentina, y se debe principalmente a su capacidad para garantizar la seguridad alimentaria. Mientras no sigamos exportando todo desde aquí y prioricemos a los argentinos, todo estará bien. El segundo punto es que, aunque lo des por sentado, los argentinos son increíblemente resilientes. Han pasado por más crisis económicas que cualquier otra raza del planeta. Y cuando esto sucede, tienen la capacidad de apoyarse mutuamente y mantener la infraestructura en marcha. Lo he visto históricamente.

"Cuando todos los satélites dejen de funcionar, la gente va a chocar contra las paredes"

Sí. Entiendo lo que dices, porque viví siete años fuera de este país y soy un tipo completamente inútil en cuanto a solucionar cuestiones domésticas ¿sabes?
Sí, yo también soy así. No soy práctico.

Yo tampoco. Pero cuando salí de mi zona de confort, tuve que empezar de cero en muchos sentidos y obviamente solucioné cosas que en Argentina no hubiera podido. El problema era que no ingresaba dinero, así que, en ese momento, aprendí a hacer muchas cosas en poco tiempo. Y supongo que esa condición tuvo algo que ver con el hecho de ser argentino y sobrevivir a mucho...
[Interrumpe] Y adaptarte.

Sí, nos adaptamos todo el rato a muchas situaciones diferentes.
Si piensas en la gente de hoy en día, todos dependen del móvil. Ahora, cuando todos los satélites dejen de funcionar, la gente va a chocar contra las paredes, babeando por la comisura de la boca. O sea, no saben leer un mapa. Su capacidad de atención es tan limitada que no pueden escuchar una sinfonía. ¡Dios mío! Es cómico y trágico.

Estuve leyendo algunas de tus últimas entrevistas. Me gustó la que le hiciste con un amigo mío, Facundo, de una revista llamada Madhouse.
Ah, sí.

Ahí hablabas de que las ciudades del mundo son muy parecidas hoy en día debido a la globalización, que están perdiendo su espíritu de alguna manera. ¿Ves algo diferente en Buenos Aires en ese sentido?
Bueno, claro, como dije antes, los argentinos se adaptan mejor que la mayoría de las demás razas del planeta. En cuanto a la globalización, no veo un gran futuro. Mientras hablo, en el Golfo de Ormuz, hay como cien petroleros que no pueden atravesar ese tramo de treinta kilómetros, lo cual afectará la economía global como nunca antes. Es inevitable que el dólar se evapore. Tienen una deuda de cuarenta mil millones en Estados Unidos. ¿Por qué este país [se refiere a Argentina] se está alineando con el dólar estadounidense es un misterio para mí? Creo que lo que está sucediendo ahora es que Oriente se está convirtiendo en la potencia; hay una transición de Occidente a Oriente. Y tenemos que mirar hacia adelante. Solo porque al presidente no le gusten los chinos, es muy miope alinearnos con una potencia en declive.

Has vivido en muchos lugares del mundo y estuviste inmerso en las tradiciones musicales locales de muchos lugares. Pero, a estas alturas, lo que sabemos de tu música en Buenos Aires se acerca más a lo que hacías con tu banda, de alguna manera.
Bueno, sí y no. Porque una de las futuras noches del Club Malvinas será de tango oscuro y puro. Así que todos están invitados a venir a fumar puros. Y dirigiré una orquesta de tango con mi propia música. Y esto es algo típico de Buenos Aires, no de Argentina. Sabes, todavía no he ido a lugares como Salta y experimentar las tradiciones folclóricas de estos lugares.

Lo recomiendo muchísimo.
Tengo todo por delante.

Esa era la pregunta exactamente: si buscas sumergirte en las tradiciones folclóricas de Argentina.
Claro. Son muy ricas. Primero, voy a localizar a los mejores maestros de tango disponibles en esta ciudad para luego grabar con ellos.

¡Quiero escuchar eso! Por cierto, ¿dónde vives ahora en Buenos Aires?
Vivo en El Remanso. Que está a unos ochenta kilómetros de la ciudad. Creo que al norte.

Dijiste que no piensas volver a vivir en Europa.
No.

¿Por qué?
Porque puedo ver el futuro. Si analizas mi música de los últimos cuarenta y cinco años, he sido extremadamente preciso en mis predicciones. Hay varias razones. O sea, me encanta Europa. Pero, en primer lugar, la Corriente del Golfo ha cambiado, lo que significa que hará un frío terrible en Europa. En segundo lugar, creo que es inevitable que se desate la III Guerra Mundial en Europa y se destruyan todos los hermosos edificios antiguos. Porque quieren construir rascacielos que se hunden en el suelo, como termitas. Creo que es una decisión consciente. Por eso, si observas a todos los líderes europeos, a todos ellos, no podrías presionar más a favor de la guerra que esta gente. No hay diplomacia. Y, como puedes ver, la guerra que se avecina está coreografiada y fabricada. Quieren aterrorizar a la gente para que acepte los cambios que les van a imponer.
Actualmente, en el Reino Unido, no solo van a introducir el dólar digital, la libra digital, lo que significa que si no les gusta lo que dices, pueden “desconectarte”. Además, están introduciendo la identificación digital, lo que significa que se perderá toda la privacidad. No habrá libertad de expresión. Así que, para mí, Argentina es uno de los últimos bastiones de la libertad de expresión. Y espero que siga así. Porque el actual presidente fue elegido por un grupo llamado BlackRock, que seguro conoces. Y uno de los directores ejecutivos de BlackRock tiene otra empresa llamada Palantir. Esto es muy interesante porque Palantir es en realidad un software, una inteligencia artificial, y es un software predelictivo. Esto significa que antes de cometer un delito, eres culpable. Y lo hacen recopilando toda la información de todos los sitios web que has visitado en las últimas dos décadas, haciendo un análisis, te califican para determinar si representas una amenaza para la sociedad y te arrestan en consecuencia. Ese es el software de Palantir, que llegará pronto. Triste.

Tristísimo.
Estoy programado contra el fascismo y estoy programado para defender la libertad de expresión, como todos debemos estarlo. Así que este club, el Club Malvinas, es un bastión de la libertad de expresión, tal como yo lo veo.

¿Y cómo resumes la actividad del Club Malvinas hasta hoy, tras los primeros eventos?
Fueron dos grandes eventos. Es un santuario en el que los artistas pueden venir, reunirse, hablar y dejar sus móviles en casa.

Fue difícil no tentarse con hacer un vídeo. Estuve en esos shows y pensaba: “Joder, debo mostrarle esto a mis amigos”. Pero lo logré, mantuve el puto móvil en mi bolsillo.
Nos hemos vuelto dependientes de esta tecnología, lo cual es una locura, porque si observamos la llegada del clima espacial, que está ocurriendo a gran escala, estamos teniendo eyecciones de masa coronal, tormentas solares, el sol se comporta de manera muy extraña, y esto está afectando la actividad volcánica del planeta de forma masiva. Es decir, no sé si conocen los Campos Flegreos en Italia. Los Campos Flegreos están en Nápoles, y contienen uno de los supervolcanes más grandes del mundo. Y está a punto de estallar. ¿Qué significa eso? Significa que dos mil kilómetros cuadrados de ceniza serán expulsados a la atmósfera. Esto significa que estamos hablando de estar sin sol durante un periodo de entre tres y diez años, lo que implica malas cosechas y escasez de alimentos, y la inevitable hambruna que le seguirá. Así que parte del Club Malvinas es el debate sobre cómo afrontar estos tiempos difíciles.

En otra entrevista dijiste algo así como: “Todos somos un renacentista en potencia”.
Sí.

Me gustaría una explicación al respecto, porque me resulta muy interesante, de hecho estoy de acuerdo con la aseveración.
Bien, tengo que inspirarme en mi propia vida, como seguro que sabes. Dejé el colegio sin exámenes y con cuatro delitos. Así que mi vida ha girado en torno a la autoformación en muchas áreas diferentes, desde geopolítica hasta banca internacional. Soy sacerdote, tengo un doctorado en música. Todo lo aprendí básicamente por voluntad propia, pero con una sucesión de maestrías en diferentes disciplinas. Y animo a la gente a hacer lo mismo. Hay muchísimos jóvenes que dejan el colegio sin exámenes, con la autoestima muy baja… Me gusta pensar que mi vida, puede ser ejemplar en cierto modo. Que hay otro camino disponible para quienes tienen la fuerza de voluntad para seguirlo.

"Me puedes encarcelar y seguiré haciendo música. Me encanta. Seguiré escribiendo"

Tú tuviste mucha fuerza de voluntad.
[Me mira fijo, con los ojos bien abiertos] Sí, estoy loco, ¿sabes? Mírame a los ojos, estoy loco de remate, tío. Estoy seguro de eso, tío.

Cuéntame algo más sobre tu infancia y sobre tu crianza en Londres.
Crecí a las afueras de Londres, a dos horas de allí, en un pueblo llamado Cheltenham. Es un pueblo de clase media. Soy hijo de dos profesores, básicamente muy adelantados a su tiempo. Nos decían a mi hermano y a mí: “Pueden elegir lo que quieran, pero luego tienen que hacerlo”. Así fue. Así que la música me eligió a mí, y aprendí todo con profesores particulares. Y mi hermano eligió la ciencia. Ahora es un científico muy famoso en el mundo. Puedes buscar al Dr. Piers Coleman en Google. Mis padres creían en dar total libertad al niño. Libertad para elegir lo que quieran hacer, pero luego debían hacerlo, estudiarlo y terminar lo que empezaron. Aparte de eso, no volé en avión ni me alojé en un hotel hasta Killing Joke. Mi familia acampaba todo el tiempo. Solíamos acampar en todas partes. Así que tuve una vida muy al aire libre, y solía criar polillas y mariposas. Fui miembro de una asociación mundial de mariposas y estudié lepidópteros. Así que lo sé todo sobre polillas y mariposas.

Brutal.
Y mi madre, más o menos, seguía mis intereses. Luego todo cambió en mi adolescencia. En cuanto llegó la pubertad, cambié. Mi carácter cambió radicalmente. Me volví muy rebelde. Me volví problemático. Sabes, solía entrar en… no puedo decirlo ahora, pero solía colarme en farmacias. Entraba, tomaba drogas peligrosas y salía corriendo. Estaba loco, loco, ¿sabes? Salía con los Hell’s Angels y vivía en casas okupadas. Una vez que me di cuenta de que quería estar en una banda, a los catorce años, pensé: ¿cómo se entra en una banda? Mis amigos dijeron: "Oh, o anuncias una banda en la parte de atrás de Melody Maker o haces una audición". Yo dije: "¿Y qué? ¿Quieres decir que no necesitamos hacer más exámenes?", dijeron: "Sí, exacto". Así que dije: "¿Qué demonios hacemos aquí?". Y en ese momento, literalmente dejé de ir a la escuela y empezó la libertad.

¿Tenías catorce años?
Catorce, sí.

¡Fuerte!
Lo único que seguí haciendo fue seguir con mis estudios clásicos de piano y violín, lo que en cierto modo me salvó.

¿Cómo desarrollaste tu personalidad siendo angloasiático en esa época?
En el Reino Unido en los sesenta, yo solía viajar al extranjero y ponerme muy moreno, así que me peleaba todos los días en la escuela.

¿Ah, sí?
Sí, y me llamaban “paki”, “wog” y todos esos calificativos racistas. Nunca me invitaban a fiestas ni nada parecido con mis compañeros, así que solo tenía a mi familia y mi música para estudiar. Y esto me afectó profundamente. Quizás esto explique lo fácil que me resulta romper con mi país natal, porque no tenía buenas compañías, y todo lo que logré en el Reino Unido lo hice por voluntad propia. No les debo nada. Nada. Además, tenía un tío que me enseñó sobre los excesos del Imperio Británico. Por ejemplo, no sé si lo saben, pero los británicos inventaron los campos de concentración, no los alemanes. Y luego, cuando observan a los millones de personas que asesinaron y dónde están todos los problemas del mundo, se puede ver que el Imperio Británico ya existía. Tenían la costumbre de apoderarse de un país y luego traer allí a una raza diferente para dividir y conquistar, creando un problema eterno. Se puede ver eso con la población actual de las Malvinas, con India y Pakistán, con Sri Lanka, con los tamiles, con los indios en Fiyi. Podría seguir y seguir. Pero, ya sabes, cuando los británicos se fueron de la India, había una tasa de analfabetismo del trece por ciento y habían robado algo así como treinta billones del país. Así que no me siento muy a gusto con ese país. Hay que recordar a quienes apoyaron la esclavitud, especialmente a la familia real. Son los representantes de la esclavitud. Y cuando miras a la familia real moderna, con sus vínculos con Epstein, sus vínculos con Jimmy Savile, este tipo de traficantes de niños. Me faltan las palabras. Me faltan las palabras para expresarlo.

¿Qué hay de tus relaciones con tus amigos de allí? ¿Hay gente a tu alrededor que ve lo que tú ves de tu país? Me refiero a amigos cercanos, familiares. ¿Tienes este tipo de conversaciones con ellos?
Ah, sí, sí. Hablo abierta y francamente dondequiera que voy.

¿Y tienes problemas para ir a todas partes, o no?
A veces, claro. Pero, en general, tengo una compañía iluminada que sabe la diferencia entre el bien y el mal, sin importar de qué institución o país estemos hablando.

Esta es mi opinión, o mi forma de ver algunas cosas que hiciste: veo que has viajado a muchos países y culturas diferentes siempre buscando algún tipo de magia, por decirlo de alguna manera.
Ah, soy estudiante de magia.

JazColeman.PauloPolitti

Entiendo, pero lo digo metafóricamente, por tu estudio de la religión o la cultura, la música de diferentes lugares.
Filosofía hermética. Me considero un filósofo hermético, ante todo, ya que no practico magia ritual. Solía hacerlo, pero lo dejé en 1989.

Si…
Y el único ritual que hago es devocional. Así que tengo que ser muy claro al respecto. Dicho esto, tengo muy buenos contactos con todas las sociedades secretas y esotéricas. Disfruto de su compañía y converso con muchos de estos grupos, desde el rosacrucismo hasta la masonería y Lucis Trust, del que formo parte, etcétera. Y, al mismo tiempo, reconozco las religiones convencionales. Mira, en nuestra familia conviven todas las religiones y ateos imaginables.

¿Cuáles?
Tenemos hindúes, musulmanes, cristianos, ateos. Hay muchísimos, ¿sabes? Así que no se puede decir que esta sea la manera correcta y esta otra la incorrecta.

Me imagino que la mesa familiar los domingos en casa de los Coleman debe conllevar una charla muy interesante
¿Te imaginas los problemas que he causado en el pasado?

Sí, claro.
Pero vengo de una familia que cree fervientemente en el debate. Y es deber de todos los que participan en una democracia debatir, como señaló Sócrates.

Y me gustaría saber si sientes este impulso que recorre toda tu vida como una misión, como algo que necesitas sacar de ti o algo que haces por instinto.
Es una muy buena pregunta. Para mí, hay dos cerebros, ¿de acuerdo? Está la mente, las facultades cerebrales, y luego está el corazón. El corazón, o el plexo solar, es donde deducimos lo correcto o lo incorrecto. Y no podemos tener uno sin el otro. Los antiguos egipcios creían que este era el más importante de los dos cerebros, el corazón. Entonces, ¿cómo se determina si algo es verdadero o falso? Bueno, lo pasas por el corazón. Así que, para mí, todo es resonancia. Si resuena en mí, tiene verdad. Es una especie de kinesiología, por así decirlo.

Hablando de resonar… Como parte de Killing Joke, me gustaría saber tu relación con la palabra influencia.
¿Influencia?

Influencia, sí. Porque, obviamente, la banda es una gran influencia para muchas otras.
Bueno, el pasado es el pasado. Bueno, veo el pasado, el presente y el futuro como una triple diosa. Si piensas en la palabra "raro" [“weird” en inglés], ¿verdad? La palabra "raro" viene de las letras W-Y-R-D. Y la palabra, en realidad, se refiere a las tres diosas que tejen el destino de los hombres en sus telares. En islandés, sus nombres eran Urða, Verðanfi y Skóld. Urða es lo pasado, lo que ya está. Pero lo que tenemos son las otras dos diosas a las que me referí, Verðanfi y Skóld, que representan el futuro. Así que, cualquier cosa que hagamos en nuestro presente determina el futuro. Y si podemos soñarlo, puede suceder. Ahí lo tienes. O sea, he soñado tantas cosas. Soñé que era director de orquesta y me convertí en director. Soñé que era caballero y me convertí en caballero. Soñé que era cantante de una banda influyente y me convertí en esto, y así sucesivamente. La visualización es importantísima. Poder sostener esa imagen, meterla en un globo rosa, dejarla flotar al cielo y olvidarla. Porque si deseamos algo, se aleja. Y cuando lo olvidamos y dejamos de desear, todo llega a ti. Cuando nos rendimos, cada vez que me he rendido en mi vida, todo ha llegado a mí. Así que hay que diferenciar entre el deseo y el amor. Son dos cosas distintas, ¿sabes? Me puedes encarcelar y seguiré haciendo música. Me encanta. Seguiré escribiendo.

Me encanta eso de que el amor es diferente al deseo… Oye, ¿tienes sesenta y cinco años?
Sí, sesenta y cinco. Ya soy un viejo.

Yo tengo cuarenta y nueve, pero soy mayor que tú [risas]
Sabes, recuerdo el Reino Unido cuando había máquinas de vapor. Soy así de viejo.

Pero sigues muy activo. Y me gustaría saber cómo lidias con estas ganas de empezar cosas nuevas, como el Club Malvinas o una nueva vida en Argentina, aún cargando con toda una vida tan bestia en la mochila. ¿Te estás fortaleciendo de tus experiencias o de tu curiosidad por el futuro?
Si pudiera mostrarte cómo era cuando tenía seis o siete años, no habría mucha diferencia energética.

¡Guau!
Sí. Recuerdo mi vida anterior a esta. Siendo indio o mitad indio, me resulta fácil aceptar la idea de la reencarnación y la encarnación, y mi fuerza proviene de mi pasado, de mi pasado profundo. No me refiero a mi pasado inmediato, ¿sabes?

Sí, sí, claro.
Mi madre siempre dijo que yo soy más del pensamiento indio que occidental.

Voy a algo opuesto a nivel terrenal. Siendo de Inglaterra y viviendo en Argentina, ¿cuál es tu relación con el fútbol?
Tengo que ser honesto aquí: cuando se trata de deportes, bueno, ese es un medio que me gusta explotar. No me gustan los deportes. Por ejemplo, escribí música para la copa mundial de rugby, lo mismo para la de carreras de caballos donde también conduje a la orquesta, lo propio con la Copa America, la de embarcaciones. ¡Pero no soporto los deportes! Y tuve mucha suerte de estar en una banda en la que a nadie le gustaban los deportes.

"La idea de llevar a la banda a una playa paradisíaca… nunca saldría buena música de allí"

¿No te gustan por una cuestión competitiva?
Oh… ¡la mentalidad colectiva! Cuando veo un equipo como el Chelsea o uno de estos, me parece bastante de temer el cómo se manejan sus fans… Pero me gusta Maradona.

¿Sí?
Sí. Porque es el símbolo de alguien que surgió de la nada. Y recuerdo, aunque no me gusta el fútbol, de ver aquel partido, el de mano de Dios, ¡estaba iluminado, amigo! Aunque no te gustara el fútbol tenías que ver esa actuación fantástica… Dios lo bendiga.

¿Ibas con Argentina ese día?
Soy hincha de Argentina desde 1982. Y en 1986 coleccionaba memorabilia de Aerolíneas Argentinas, era uno de mis hobbies y de alguna manera curiosa, pude ver mi futuro porque ahora estoy con una tripulante de esa empresa. Por eso detesto la idea del presidente argentino de vender esta empresa, sería como cortar un lazo familiar.

¿Por qué elegiste esta música compuesta en Islandia en 1982 para tocar con tu banda argentina?
Porque hay una especie de lazo a este tiempo. Más allá de que en esa época decidí convertirme en compositor, también tenía el plan de fundar un club en Reikjavik, como el que estoy haciendo ahora aquí, cosa que nunca sucedió finalmente. Hice estas canciones con quienes luego se convirtieron en miembros de The Sugarcubes, quienes nunca habían tocado en directo por aquel entonces.

¿Qué es lo que más te gusta de esta banda que has formado en Buenos Aires?
Que son músicos realmente geniales. Para mí la música rock buena debe tener ciertos ingredientes: el más importante es que sea innovadora y luego que tenga una actitud de “a tomar por culo con todo”, una actitud rebelde. Y las cosas están funcionando muy bien. Amo trabajar con dos guitarras, Geordie será irremplazable para siempre para mí, pero al trabajar con dos grandes guitarristas puedo escribir dos partes separadas y eso me da otro tipo de actitud, más grande y más libre.

Y estos dos guitarristas tienen backgrounds muy distintos.
Pero a ambos les prohibí los solos [risas].

Volviendo atrás en el tiempo, sé que eres un gran fan de los sonidos jamaicanos. ¿Cómo era Notting Hill en los tiempos que Killing Joke empezaron?
¡Increíble! Mi primer apartamento allí, que era de tres habitaciones, valía siete libras por semana.

¿¡Siete libras!?
Sí, siete. Hubo algunos cambios [risas]. Cuando piensas en la historia del rock’n’roll en esa área, tengo amigos que vieron las primeras improvisaciones de Pink Floyd, Hendrix vivió allí, luego The Clash. Bueno, Joe fue amigo personal mío. ¡Muchísimos artistas vienen de ahí! Porque era una zona muy barata. Tengo recuerdos muy felices de allí. Seis generaciones de mi familia vivieron en esa zona. Fue la primera zona multicultural del país.

Lo interesante es que, aunque ahora es una zona de ricos, cada agosto para el carnaval llegan los soundsystem y lo copan todo en plan “¡Este también es nuestro lugar!”.
Exacto. El dub y el roots reggae son influencias enormes. Yo estaba ahí cuando Bob Marley llegó y sucedió lo del “Punky Reggae Party” y todo el mundo comenzó a pinchar bass music, y eso se reflejó en la segunda ola del punk e incluso en la tercera. P.I.L., Joy Division, Killing Joke… todos nos contagiamos de ese misticismo. Yo estuve ahí. Entre 1977 y 1980 todo el mundo estaba en una banda. Y no era tan fácil montar una banda como ahora en la época digital, había que luchar bastante más. Ahora veo ese mismo tipo de potencial aquí en Argentina con la música underground, lo cual es otra de las razones por las cuales comencé este fórum underground, porque creo que la mejor música viene de la lucha.

¿Cuándo te convenciste de eso?
Tuve mucha suerte de tener un manager en mis comienzos que me dijo que “Nunca dejes que Killing Joke sea una banda demasiado cómoda”. Eso no fue fácil, por cierto [risas], pero la idea de llevar a la banda a una playa paradisíaca… nunca saldría buena música de allí.

 

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