“Contraatacamos con canciones”
Entrevistas / Goat Girl

“Contraatacamos con canciones”

José Carlos Peña — 06-04-2018
Fotografía — Archivo

Algo se mueve en Londres. Como muestra, el debut de este jovencísimo cuarteto femenino que renueva el espíritu iconoclasta, abrasivo y abierto de miras del post-punk genuino. Su presencia está confirmada para la próxima edición de Mad Cool.


No es casual que el legendario sello Rough Trade esté detrás del lanzamiento de un deslumbrante trabajo de diecinueve viñetas, concebido como sarcástica reacción al estado de las cosas en Londres, y por extensión, Reino Unido. Echando mano de una refrescante incorrección política, las chicas han hecho un disco fresco, aguerrido, divertido y agridulce, que se beneficia de la sapiencia del productor Dan Carey (Kate Tempest, Franz Ferdinand).

Me encuentro con Lottie (cantante y guitarra) y Rosie Bones (batería) en las oficinas de Popstock, en pleno frenesí de la promoción: ayer Berlín, hoy Madrid. Hablan a toda pastilla. Su entusiasmo juvenil se traduce en digresiones que van de su música a la pujante escena underground londinense, el terrible incendio de la Grenfell Tower en Chelsea y, naturalmente, el Brexit. Siempre con criterio.

Todos los cortes de su debut están conectados mediante sorprendentes interludios sonoros que dan sensación de continuidad. Lo explica Lottie: “Hay un subtexto común. Escribes sobre lo que te pasa alrededor, los cambios sociales, y la manera en que la gente se relaciona. Las canciones se acaban fundiendo como si fueran personajes, y queríamos conseguir esto musicalmente. Porque es algo muy importante en un disco. A mí me gusta escuchar álbumes enteros”. Rosie abunda en este concepto: “Tuvimos la idea desde la preproducción. Estuvimos pensando cuál era el mejor orden de las canciones, y luego ensayamos el disco de arriba abajo, pensando qué podríamos hacer para conectarlas. Así llegamos a la idea de meter pequeños interludios, para que todo fluyera. Queríamos grabar en cinta y luego expandir el sonido, y por eso lo hicimos con Dan Carey, porque es muy bueno en ello y tiene un montón de instrumentos en su estudio. Así que grabamos en directo en un día y el resto del tiempo estuvimos experimentando con todo tipo de sonidos que queríamos explorar. Cuando tocas en directo, en realidad no sabes cómo estás sonando fuera”.

Para Lottie: “En directo te dejas ir, porque te conoces las canciones, y haces las cosas un poco sin pensar. En el caso del disco, para nosotras era importante pensar qué era lo que queríamos conseguir. Así que sí, la base era el directo, pero luego experimentamos, probando qué sonidos funcionaban mejor en este contexto”.

“Todavía no nos creemos lo que nos está pasando: no teníamos pretensiones”

El productor británico ha tenido un peso decisivo en el resultado final: “Tiene un modo muy elegante de trabajar y saca sonidos muy característicos. Ha trabajado con gente muy diversa, que no tiene nada que ver. Franz Ferdinand, M.I.A... Queríamos trabajar con alguien que pudiera proyectar su visión con nosotras, que era algo que nunca habíamos hecho, porque normalmente habíamos funcionado al revés. Tiene una relación muy real con los instrumentos que utiliza, y mucha confianza en su espacio”. Rosie se deshace en elogios: “Nos sentimos comodísimas. Su estudio está en su casa, de modo que no te sientes como apremiada para grabar o hacer esto y aquello, sino que todo es muy relajado. Es un tío humilde, servicial. Sinceramente, creo que es una de las personas más majas que he conocido nunca. Tan generoso… fue una pasada trabajar con él”.

Ambas se sienten cómodas con la etiqueta “post-punk” (asociada a nombres míticos de grupos insobornables como The Slits o Raincoats), porque, como dice la cantante, “la palabra no se refiere tanto a un género. Es como un movimiento que englobó muchas otras cosas”. Pero no reniegan de influencias más terrenales. Rosie: “Crecí escuchando estos viejos grupos y por eso me han influido a la hora de montar un grupo, pero también artistas recientes de pop de los noughties (primeros 2000): Gwen Stefani, Rihanna”. Lo explica la cantante con naturalidad: “En la música de ese momento también se hacían buenas canciones pop, buenas melodías. Supongo que, al final, vas con los tiempos en que vives, y que de manera subconsciente todo esto ha llegado a nuestra música. No cabe duda de que crecimos con eso, y que no hay que pedir perdón. Además hay conexiones insospechadas, If I Was a Rich Girl, que cantaba Gwen Stefani, es una adaptación de la canción del musical El violinista en el tejado.

En cuanto a sus letras, Lottie encuentra inspiración en “en cosas muy diversas. Las experiencias negativas me llevan a vengarme o contraatacar escribiendo, en la medida en que sólo puedo controlar lo que escribo. Pero hay veces que estoy jugando con acordes de un sintetizador o una línea de bajo y de repente me viene una melodía para la que encuentro letra y tiene un sentido rítmico”. Eso sí, siempre recurre a la ironía o el sarcasmo, por influencia de cómicos como Bill Hicks o Chris Morris. “El humor es muy importante. No te puedes tomar todo en serio, y es algo muy británico. Incluso nuestras melodías son un poco traviesas”, asegura. Sin ir más lejos, en I Don´t Care Pt. 1 se despachan contra el hipsterismo de las apariencias. “La gente le da muchísima importancia a cosas que son realmente irrelevantes y creo que está bien escapar de eso. Las redes sociales y la realidad virtual, en realidad, no tienen ninguna importancia. Da igual qué peinado lleves o cómo te juzgue la gente”. En un plano más serio, “me gusta usar la música como una plataforma para abrir una conversación o abrir debates que deberían existir”. Pero el humor siempre está presente, como demuestra la hilarante parodia de la Beatlemanía del vídeo de The Man, cuya letra, por cierto, dinamita los límites de la corrección política: “La idea era mostrar lo ridícula que es la gente poniendo en un pedestal a los músicos, y echarnos unas risas. Es una parodia de esa cultura. Además, la Beatlemanía era una cosa de chicas gritando, llorando y desmayándose, y cambiar los roles no es frecuente. Es casi liberador para los hombres mostrarse tan abiertamente emocionales. Los extras nos decían que había sido una experiencia terapéutica, porque es una cosa que normalmente no se les permite hacer (risas)”.

Londres, la ciudad en la que viven, está a la cabeza mundial de la gentrificación global. “Es carísima y se ha convertido en algo así como un inmenso bloque gris que está hecho del mismo material, como un Legoland gigante”, masculla Rosie. “Lo que sucede -añade Lottie- es que todos los negocios que se establecen, como las cafeterías, no tienen ningún sentido histórico del lugar. La Historia se elimina y se hace limpieza social de los barrios. Tendría que ser la gente que ha vivido siempre en estos lugares la que determinara cómo son, pero ya no es así, lo cual es bastante triste. Supongo que esta gentrificación está sucediendo en muchas otras ciudades. Lo más demencial es lo rápido que está sucediendo algo que empezó en una pequeña burbuja del centro, pero se ha extendido a todas y cada una de las áreas de la ciudad. Como cualquier cosa que te afecta, acabas escribiendo sobre ello”.

Precisamente contra esta tendencia uniformadora en las ciudades florecen espacios de creación al margen, donde se crean escenas al margen de casi todo. Hablan maravillas del Windmill Brixton, que “se ha convertido en una especie de espacio seguro para que estas comunidades de creadores florezcan y puedan existir. Como la atmósfera es muy relajada, se producen sinergias. Puedes pagar dos libras por entrar, y es tan barato porque de momento no se han aplicado las regulaciones y las licencias. Cierran sólo cuando la gente se aburre. Ya no quedan muchos de estos lugares propicios para la creación”. En su caso, ese salto del underground puro a Rough Trade “es una locura. Todavía no nos lo creemos, porque empezamos como una banda de dormitorio, sin pretensiones. Era una cosa que hacíamos por el simple gusto de componer y actuar. Que un sello así se interesara por nosotras era algo inconcebible. Pero sí, es uno de esos nombres legendarios con los que creces. Fichar por ellos ha sido algo muy grande, y también estar en el catálogo de gente que tanto nos ha inspirado. Significa mucho”.

En mayo estarán de vuelta por Europa continental con algunos bolos promocionales, aunque en principio no hay fechas previstas por aquí hasta el Mad Cool. Hablando de Europa: ¿Qué opinión les merece el lío interminable e infumable del Brexit? Habla la batería: “Es algo tan ridículo… ya ni me molesto en leer sobre el tema, porque es estúpido. Es como: ¿qué vas a hacer? Hazlo o no lo hagas, pero no se puede estar así”. La vocalista se explaya algo más: “La mayoría de la gente de nuestro entorno no quería que sucediera, y ahora que ha pasado, ¿qué puedes hacer? Ha dejado de ser algo político porque no tenemos voz. Tenemos gente como Jeremy Corbin, pero en general los políticos no hablan por nosotras. Puedes protestar y al final nosotras contraatacamos con nuestra música. Pero, al final, tienes que aceptar una situación que ya ha escapado a tu control”

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