Collage digital
Entrevistas / Jackson And His Computer Band

Collage digital

Lluís S. Ceprián — 12-06-2006
Fotografía — Archivo

Últimamente se han oído cosas con tan poco sentido como que el Real Madrid iba a ganar la liga con Luxemburgo, o que la música electrónica había llegado ya a su máxima cota creativa. Jackson And His Computer Band son la constatación de que esto último tiene menos fundamento que las dotes literarias de Madonna. “Smash” (Warp/Pias) es fresco, contundente y diferente.

Y es que este artista, primer fichaje francés del sello “inteligente” por excelencia, ya había cautivado a gran parte de la escena “del subsuelo” europea. Akufen, Ellen Allien o Luciano se llenaban la boca cuando hablaban de él cuando no era más que un tipo en la sombra que asomaba la cabeza para hacer alguna que otra remezcla -para Air, o la increíble “Run Into Flowers” de M83-, o para publicar epopeyas sonoras como “Rock On” o su primer gran tema, “Utopia”, una bocanada de aire fresco que con toda seguridad hizo que gente como Jamie Lidell, Scott Herren (Prefuse 73) y The Soft Pink Truth le comenzasen a mirar de reojo. Hablamos pues con uno de los enfants terribles de nueva matemática digital, Jackson Fourgeaud, el hombre que podría enfundarse el maillot amarillo de la electrónica avant. Empezamos con su disco de debut, un trabajo poliédrico, donde convergen multitud de estilos, para luego entremezclarse, como si de una orgía se tratase. ¿Significa eso que cualquier estilo será bienvenido en esta jocosa celebración? ¿Acaso no hay límites en su música?

"He querido obtener algo bonito a partir de una especie de actitud de irrespetuosa grosería"

“Espero que nunca haya restricción alguna. Estaba obsesionado por el signo de los tiempos. Por combinar músicas de diferentes épocas. Quería conseguir una especie de impresión anacrónica. Además he buscado fusionar la estética de lo mínimo con la de lo máximo en cuanto a la técnica del bit se refiere, para evitar así nociones como las de buen o mal gusto. Obtener algo bonito a partir de una especie de actitud de irrespetuosa grosería”. Como podemos constatar, Jackson además de músico también es melómano, un atributo extendido generalmente entre los círculos de genialidad y tambien entre los de mediocridad enmascarada –aquellos que dicen mucho sin decir nada-. Pero Jackson ha demostrado que, al menos musicalmente, se encuentra entre los primeros, porque seguramente “Smash” acabe siendo uno de los mejores discos de electrónica del año. Sin duda es uno de esos escasos ejemplos de densidad que necesitan de varias escuchas para aprehenderlo, ya que cada vez encontramos un aspecto nuevo a tener en cuenta. ¿En una obra con tal cantidad de capas, cuando se decide que está completada por fin? “La verdad es que me retrasé mucho en las sesiones de grabación. Mi ex-novia estuvo conmigo con los primeros temas acabados. Ella fue la que me ayudó en este sentido. Fue muy duro, tuve que estar prácticamente una semana sin dormir. Mi método compositivo acostumbra a ser frenético, instintivo y compulsivo. Ahora estoy trabajando mientras viajo en las giras. Eso me hace estar en otro proceso. Básicamente estoy intentando encontrar nuevas vías y haciendo que cualquier cosa que esté llevando a cabo sea una influencia …Caos, conceptos, bromas, errores…”. Y el reflejo de todo ello lo encontramos en “Smash”, una oda a los ritmos quebrados donde house, disco y electro son deconstruidos para, acto seguido, configurar un nuevo lenguaje, una especie de glitchfunk futurista. Pero, ¿cuáles son para él sus influencias? “Impresiones, sensaciones. Varias tentativas de dejar una señal sobre seres humanos”. Aunque se vaya un tanto por las ramas, la verdad es que a lo largo de todo el recorrido del disco nos topamos con retazos de Aphex Twin, de Boards Of Canada, de Plaid, y a la vez también de David Bowie, George Clinton, Prince y Afrika Bambaataa. “El desafío de códigos estéticos ha sido una gran obsesión para mi durante la grabación del disco. Como puede ser el omnipresente ambiente de combinación audiovisual al que somos expuestos en las ciudades donde la tecnología es una fuente de inspiración. Es gracioso y brutal al mismo tiempo y aunque solo pueda utilizarlos para extraer shocks emocionales, para mi ya está bien”. Densidad. Densidad en sus palabras; la misma que encontramos en sus composiciones. Para ello, Jackson y su “banda digital” han estado trabajando prácticamente dos años. Al final han sido catorce temas, que giran entorno a una misma idea. “La idea es juntar elementos poco afines, reduciendo así fronteras y creando a la vez tensión entre contrarios”. Para ello no duda en servirse si hace falta del funk marciano a base de melodías con adornos sinfónicos. ¿Acaso hemos llegado al hundimiento definitivo de los muros del estilo, erigidos en los inicios de la música? “No es eso exactamente, digamos que me sirvo de una especie de estilo orgiástico. Se trata de una celebración psicodélica del conflicto”. El disco ha sido grabado enteramente en el estudio Dingy de París, allí ha sido donde ha pasado un número importante de horas junto a otro de los funambulistas electrónicos de nuestro país vecino, Mr. Oizo. “Le conozco desde el instituto. Desde entonces hemos tenido y perdido el contacto por ciclos. Volvimos a juntarnos cuando estaba trabajando en ´Utopia´. Él me ha ayudado bastante durante la grabación de este disco”. Otro de los grandes logros de Jackson ha sido su fichaje por Warp, aunque él le resta importancia e incluso bromea cuando le pregunto por su relación con el resto de miembros del clan. “¿Te refieres si ya he jugado a ping pong con Aphex Twin? ¿O a karate con Boards Of Canada? Pues la verdad es que conocí a Jamie Lidell. He hecho algún bolo con él y ha sido una increible experiencia. Pero poca cosa más”.

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