Sin palabras
Entrevistas / Clint

Sin palabras

Jorge Ramos — 30-04-2008
Fotografía — Archivo

Con “Los tipos duros también bailan”, los madrileños Clint continúan su viaje hacia la esencia de la música. Ellos lo llaman una cuestión de supervivencia. Empezaron dudando si les merecía la pena o no cantar y hasta cuestionándose si tenían algo importante que decir. A partir de ahí se fueron centrando más y más en la instrumentación hasta que hoy, aun sintiéndose un grupo de rock, no contemplan la posibilidad de cantar.

La entrevista no empieza de la mejor de las maneras. Les acabo de sugerir que, aunque el disco va a muchos lugares, quizá el toque que vertebra todo sea el de rock fronterizo americano, por el tratamiento de las guitarras, los compases, la orquestación... Cometo el error de soltar el nombre de un grupo para apoyar lo que acabo de decir, y el reglamento dice que no se mencionan nombres de otros grupos en la primera pregunta de una entrevista. “La gente busca todas las referencias posibles. Está muy bien para situarte, pero creemos que no es lo que suena en el disco” , sentencia Harry el Sucio, una persona amabilísima hasta hace diez segundos. “Yo tengo una historia sobre eso” , remata Harry el Ejecutor, “un día un crítico me dijo: sonáis igual que Lalo Schifrin. Y le contesté: ¿por qué, a ver? Y me dijo: no sé” . Vale, hay ropa tendida, toca remontar. Pienso que puedo argumentar lo que he dicho, pero tampoco es tan importante, sólo quería arrancar a hablar del disco. “La canción de rollo así latino es lo que más le mola a la gente. Es lo que más se queda. En realidad son tres temas, ‘Los tipos duros también bailan’, que abre el disco; ‘El Padrino’, que está en el medio; y la última, ‘Negro zaíno rematando en tablas’” . Ahí me va dando un poco de razón, pero es lo de menos. Lo que se ve es que no quieren ir más allá de la etiqueta “rock instrumental peliculero” que aparece en la hoja de promo. Conste en acta. Además, es cierto que Clint es mucho más. Muchísimo más. En este disco hay pasajes de guateque sideral, fanfarria a lo Tom Waits, guiños a bandas sonoras en plan Nino Rota, Mancini o Morricone, momentos lounge, momentos de piscina y Martini, incluso algún desarrollo atmosférico en la línea Explosions In The Sky. Se me ocurre que si empezásemos de nuevo la entrevista diría que lo que vertebra todo, estilos y viajes sonoros aparte, es que se trata de un disco de canciones, algo que sí es destacable en un grupo de la naturaleza de Clint. Pero la entrevista empezó hace un rato y, ya sin nubarrones, seguimos hablando de música utilizando categorías verticales. Este estilo, este otro estilo… Hace un año Clint hizo música para la película muda “Berlín: Sinfonía de una ciudad” (Walter Ruttman, 1929) y llevó a escena el proyecto en varios montajes en festivales. ¿Cuánto de eso ha pesado a la hora de entrar a grabar el nuevo disco? “No creemos que nos haya influido mucho ni que hayamos tirado más hacia la banda sonora. Nos gusta mucho la idea de combinar música e imágenes, eso sí. Con ese proyecto nos dimos cuenta de que existen distintos planos. Con imágenes, la música tiene otra dimensión. Aprendimos que partir de imágenes puede ayudar mucho a la hora de componer. Pero la evolución que vemos en nuestro sonido desde el primer disco es que hemos ido más hacia el rock. El disco nuevo suena más duro y más seco que el anterior. Está más centrado en la guitarra. Es más árido, desde la portada. Y, creemos, más difícil de escuchar, aunque ahora todo el mundo nos está diciendo que el disco es muy clarito” . Lo es. La producción ha corrido a cargo de José María Rosillo, que tiene experiencia en trabajos con Deluxe, The Sunday Drivers o Marlango. Quizá la aproximación a una producción de grupo de pop rock ‘convencional’ ha podido ayudar a conseguir que el disco sea tan accesible. “Yo creo que está más en los temas” , aclara Harry el Ejecutor.

“Para nosotros, la melodía es fundamental. Lo que hacemos es manipular melodías. Más que hacer estructuras, llevamos las melodías de un lado a otro. Todo el disco se basa en melodías. A través de esto intentamos que las canciones sean accesibles. No somos matemáticos como Tortoise, somos más cálidos”

. Más que un grupo instrumental, Clint es un grupo que no canta. “No tenemos casi ni idea de bandas de rock instrumental. De hecho, nos gustan grupos como The Pernice Brothers. Nosotros somos de canción, no de hacernos una paja con cualquier cosa. Tenemos un tema de siete minutos e intentamos que sea una canción, no un discurso o cualquier otra cosa” . Jorge Ramos

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