Canciones sobre pichas
Entrevistas / Sibyl Vane

Canciones sobre pichas

Enrique Ramos — 06-10-2004
Fotografía — Archivo

Letras tristes y melodías saltarinas, sexo sin ganas de epatar, sentido del humor, bailoteos, montones de conciertos y un disco, “Mermelada de tomate” (Cydonia, 04), tan emocionante, vital y corto que es casi imposible no canturrearlo por la calle.

Parece mentira que todo haya ido tan rápido: hace un año descubrimos un grupo que era el desastre más hermoso que podías encontrar sobre un escenario. Fue en el Funhouse, un pequeño festival organizado por los chicos de Nisei. Primer concierto, nervios, caras de ilusión, intercambio de sonrisas y de postre, una versión de “Gigantic” de los Pixies que parecía compuesto expresamente para ellas. Teníamos ganas de algo así, de gente con talento y sin vergüenza que nos hiciera cantar y bailar sin complejos. “Ha ido todo muy rápido porque tampoco nos hemos pensado demasiado las cosas y todo lo que ha ido saliendo nos ha parecido bien, igualmente lo hemos disfrutado mucho, pero ha ido rápido desde el primer momento porque en el Funhouse sólo habíamos hecho cinco ensayos. Lo bueno es que mucha gente nos ha dicho que el disco suena muy fresco, ¡claro que suena fresco, porque hay canciones que las hicimos una semana antes de grabarlas! Si hacemos otro disco iremos super poco a poco porque no hemos podido disfrutar nada, grabamos en una semana y media y como estabamos estudiando y mil cosas lo hicimos a contrarreloj. Podríamos haber grabado mil tonterías que podrían haber quedado muy bien, por ejemplo habíamos pensado en hacer palmas en alguna canción y no tuvimos tiempo ni de pensar dónde irían, pero son tonterías que a lo mejor únicamente las notamos nosotras. El día que nos lo pasamos mejor fue cuando grabamos los coros porque pudimos estar las tres juntas”.

"El rollo éste de que si no tocas bien no puedes hacer conciertos es un poco arcaico"

Pero la rapidez y el arrojo siempre crean suspicacias, y si a esto le sumamos el hecho de ser chicas tenemos a uno de los blancos más fáciles para los sectores más rancios de cada escena atrincherados en esa cosa llamada foros de Internet. “Parece que la solución es que si quieres triunfar te pones unas tetas y ya está. Resulta que, aunque hagas algo, un grupo o lo que sea, sigues siendo la novia de alguien. Dicen que lo tenemos todo más fácil por el hecho de ser chicas y eso no nos parece justo. La gente es muy rajona y los foros de Internet en realidad tratan de eso. En un foro el tema derivó en si estabamos buenas o no”. La otra crítica que han tenido que escuchar es otra de las típicas que se les hace injustamente a casi todos los grupos de pop mas o menos ruidoso: que no saben tocar. “El rollo éste de que si no tocas bien no puedes hacer conciertos es un poco arcaico. Vale que nosotras no somos las genias del siglo pero tampoco lo hacemos tan mal. En realidad hay cuatro grupos que inventan cosas y los demás nos copiamos un poco. Está mal visto, pero está bien si aportas algo tuyo, que tampoco tiene ninguna gracia hacer una versión exacta de otro grupo. A parte de la de Pixies, empezamos a hacer una versión de Nikky & The Corvettes, otra de Weezer, una de Blondie... el problema es que no nos decidimos por ninguna. A todas nos han gustado cosas diferentes, Luciana es la mas popi, yo (Rocio) empecé a escuchar los discos horteras de mis padres. Me hice superfan de Blur y luego me puse a escuchar Morning Again, Arcangel y metal a piñón. Yo (Padi) escuchaba The Police y al Gato Pérez. ¡Yo haría una versión de Roxette! (Luciana) A mí me molaría hacer una de Led Zeppelin. La música es super importante. Siempre dicen que la gente no escucha sus discos, pero nosotras a veces escuchamos el de Sibyl Vane y nos ponemos a llorar y todo de la emoción de haber hecho algo así, porque es algo importante que hemos hecho las tres. Y es que cuando tocamos nos encanta (Padi). Eso se nota sobre todo en las letras, uno de sus puntos fuertes, intensas, sinceras y casi esquemáticas, aunque ellas prefieran no tomárselas demasiado en serio. “Las letras son rollo confesiones (risas), sólo hablamos de pichas (más risas). Nosotras vivimos en un mundo muy sencillo en el que sólo hay comida, chicos y cuatro cosas más”. A la mierda con los tópicos, no es difícil imaginarlas en el pequeño altar de todo adolescente y post-adolescente que se precie, al menos mientras continúen ofreciendo conciertos tan contagiosos como hasta ahora en lugares cada vez más lejos de la comodidad que da jugar en casa. “Cada concierto que hacemos me lo paso mejor, y es mejor cuanto más se nota el barullo de la gente. Con grupos de amigos siempre es más divertido, pero tenemos ganas de ver lo que pasa cuando toquemos fuera y la única persona que conozcamos sea la persona que lleva la furgoneta”.

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