El Porvenir
Discos / Ale Acosta

El Porvenir

9 / 10
David Pérez — 17-05-2024
Empresa — Warner Music Spain
Género — Electrónica

Música de baile y electrónica de club a ritmo y latido de la isla de las montañas de fuego, Lanzarote. Volver al pasado con cariño, pero sin nostalgia, echar la vista atrás, pero siempre caminando y mirando hacia adelante. Ese es el pulso y la luz que fluye en “El Porvenir”, el sobresaliente debut en solitario del productor y músico lanzaroteño Ale Acosta, mitad de Fuel Fandango. Disco conceptual y retrato costumbrista que, a lo largo de sus eclécticas, pero unificadoras y orgánicas ocho pistas, recorre paisajes conejeros y recuerdos que despiertan aromas, colores y sentimientos a flor de piel. De la infancia y juventud en la inicial y adictiva “¿A dónde vas niño?”, rebosante de vitalidad y ritmos frenéticos que se antojan pura fiesta en directo, a ese segundo zarpazo de electrónica folk directo al pecho con “Famara”, en el que, con jable en los bolsillos, nos sumergimos en esa playa mágica donde “el viento que viene se lleva tus penas”, mientras el majestuoso risco “sueña su alma gemela”. Todo acompañado de vivencias marineras y la voz única de Depedro, una brisa que nos empuja a rememorar lo perdido entre sus dunas, a sabiendas de que jamás volverá la persona que recorrió su infinita orilla en la foto.

Cogemos un poco de aire en los primeros compases de “Marfil”, para volver a entrar en trance bajo la noche de sus sones africanos y ver “llover estrellas sobre mí, lágrimas de marfil”, sanador hechizo que funde con ese temor a cerrar los ojos y dejarnos llevar de nuevo en “Al límite”, ensoñación tejida con Acosta a los mandos de la nave espacial y el estilo urbano de Juancho Marqués, cóctel hipnótico con reminiscencias a Moderat y The Blaze.

Pasamos el ecuador y la tierra tiembla a base de rap volcánico, house y R&B en la explosiva “El Cerro y el Mar”, con Çantamarta rezumando caribe latinoamericano por cada poro de la piel y afilado fraseo. Y “qué bonito fue aquel tiempo…”, con quemaduras llegamos a la titular, “El Porvenir”, entre sampleados y voces familiares con rico acento, recordando ese centro cultural de su pueblo, la “Sociedad del Porvenir” que, como cuenta Ale, “en los años sesenta y setenta era como el punto neurálgico de Lanzarote, con las mejores verbenas y bailes. Ahí se conocieron mis padres y se casaron. También fue allí donde escuché por primera vez música en directo y donde recuerdo que tuve mi primer chispazo cuando alguien pinchó “The Wall” de Pink Floyd”.

Un proyecto que se inició “por el mero placer de hacer música” junto a amigos, guiado por ese cordón umbilical que le une, esté donde esté, con su isla, un disco que respira la Canarias más auténtica (nada de “idílico anuncio de oficina de turismo”) por los cuatro costaos, en un homenaje a corazón abierto, vibrante y sincero. Tributo no sólo sonoro, sino que cada tema está siendo acompañado por vídeos que muestran los rincones genuinos de Lanzarote y su máxima riqueza: su gente.

“Que me cuesta respirar, se consume y contamina todo el aire que jamás quise dejar escapar, la reserva que me guardo para poder calmar la pena tan grande que llevo dentro, mirar p’alante, buscar consuelo y el fondo del cielo que no lo veo, tan limpio como un cenicero. La ceniza quema más de lo que creo”. El amor por la tierra vuelve a erupcionar y alcanza una de las cimas de belleza más cegadoras del álbum con “Ceniza”, fundiendo de nuevo folk y electrónica a la perfección junto a una de las voces del momento, la palmera Valeria Castro. “Lo que veo, lo que creo, y en el fondo todo esto es consuelo”. Otra de esas canciones en las que es imposible no caer en bucle continuo.

“Tú no sabes lo que siento, tú no sabes lo que siento…”. Cierre de esta imprescindible obra a quemarropa, con la pistera “Cuestión de fe” y The Chemical Brothers bajo las alas, con bajadas y subidas que aceleran el pulso y la velocidad de los giros de cada uno de los juguetes del viento (César Manrique) que pueblan, con vida propia, la isla. “Tu mirada, una batalla sin entender, es una cuestión de fe. Tiro pa’lante sin mirar atrás y sin dudar… Es una cuestión de fe”.

“El Porvenir” encierra y libera un verano infinito propio y, mientras el atardecer, anochecer y amanecer nos pilla bailando, “mi porvenir, tu porvenir, asoma ya por el horizonte”. En Lanzarote te esperamos bajo la bola de espejos de Ale Acosta, girando sobre volcanes.

 

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