“Estas canciones son una forma de desfogar la ansiedad de la vida moderna”
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“Estas canciones son una forma de desfogar la ansiedad de la vida moderna”

JC Peña — 11-05-2025
Fotografía — Archivo

El trío madrileño Calatrava publica su debut largo “Copas. Espadas. Oros. Bastos.” (Discos Me Cago en Dios/Estudio Mazmorra, 25), un puñetazo de rock abrasivo con letras que hacen bandera del cabreo vía sarcasmo costumbrista local. No desmerecen la cruda intensidad de bandas foráneas como METZ, The Jesus Lizard y Off!

Ha llovido desde que Pablo (bajo, voz) montara el proyecto en Vallecas en 2017. Los cambios de formación y la pandemia han pospuesto la salida de un primer álbum, aunque el proceso de composición de estas diez canciones se remonta sólo dos años atrás. En 2021 publicaron el EP “Azul” y en 2022, “Con pasión desde Alcorcón”, una sesión de riguroso directo grabada en vídeo. Entre sus logros, montarles una gira española a Chief Tail y tocar con los clásicos del hardcore Scream.

Me encuentro con el grupo –que completan Andrés (batería también de Menta) y Raúl (guitarra)– en una taberna de Iglesia. La conversación da para hablar del disco, así como de los retos de la escena underground y del entorno digital. El disco lo ha grabado en su local durante varias sesiones el propio batería, y ahora se disponen a presentarlo en vivo. La ferocidad sarcástica que desprenden sus composiciones tiene mucho que ver con “la frustración del día a día, la vida en la ciudad, la precariedad en la que vivimos los jóvenes o treintañeros, nuestra generación”, afirma Pablo. Raúl argumenta que “a nuestra generación, la que comprende entre los treinta y los cuarenta, nos vendieron un sueño: estudia, no sé qué, y luego vas creciendo, te vas dejando el culo y te das cuenta de que muchas veces no tienes ni opción a tener una vida digna. Incluso teniendo un trabajo fijo. Las letras las escribe Pablo, pero reflejan ese sentimiento negativo generalizado de aquello con que nos han pagado en la vida. Han dejado perder toda una generación: el sueño que te venden es todo mierda”. El bajista y cantante juega en sus letras con localismos irónicos para hacer que una música de raíz muy anglosajona adquiera un carácter inconfundiblemente local. “Yo utilizo mucho el costumbrismo manchego, sin endiosarlo, en busca de ese carácter de la España rural, para poner un poco en evidencia la filosofía de la vida moderna. Y como recurso irónico, sarcástico. Es también usar los localismos como seña de identidad".

“En España tenemos una tendencia a valorar siempre más lo de fuera”

Andrés califica de “ciencia infusa”, más que algo deliberado, el proceso por el que han llegado a su estilo. Raúl explica que “Pablo puede traer un riff, pero una vez entra en el local, empezamos a improvisar y terminamos poniendo cada uno lo nuestro. Y al final, claro, son cuatro años de hablar y de compartir música. Yo venía de un rollo más stoner, o doom. Más metalero”. Todo eso entra de un modo natural en unas canciones cuya composición se remonta a 2022. El proceso de búsqueda de un estilo definitivo viene de la incorporación del batería en 2018. Andrés sacó lo mejor de su lado técnico para grabar el disco durante varias sesiones que se extendieron un mes y medio. El resultado es más que satisfactorio. “Me volví un poco loco con las mezclas, pero ha salido bien. Soy fan de grabar en directo. Hay canciones que fluctúan de tempo, y tampoco quería grabarlo asépticamente con claqueta. Hicimos dos sesiones de batería, una con Pablo y otra con Raúl. Ellos tocaban mientras yo hacía la batería. Luego grabamos bajo, guitarra y voz”.

Los tres creen que el formato de trío es ideal. A ellos, al menos, les funciona por razones logísticas: a fin de cuentas, dicen, todos caben dentro de un coche “con todos los trastos”. Pero hay más. (Pablo) “Al nivel del underground, cuando no hay dinero de por medio, o no es el principal motivo, cada vez es más complicado quedar. Nuestra idea es vernos dos veces por semana, y muchas veces sólo podemos hacerlo una. Siendo tres personas. Yo me imagino que cuantas más personas vas sumando, más difícil es todo. Son matemáticas”. Y es que la energía que despliegan a veces no se ve correspondida. Estamos en un entorno saturado de propuestas, en el que incluso cuesta hacer que una gira con los norteamericanos Chief Tail funcione. Y luego está la tendencia nacional a dar más crédito a lo que viene de fuera. (Pablo) “Yo creo que hay dos factores: primero, que la música más fuerte o un poco extrema no tiene tanta cabida en España como en otros países, por ejemplo de Europa. Y en España tenemos una tendencia a valorar siempre más lo de fuera. Toundra ahora tocan en festivales, pero cuando empezaron giraban por Europa. Parece que hasta que no triunfan fuera, no te consideran dentro. Es un poco triste”.

Los tres son muy conscientes de vivir un momento en el que plataformas y tecnologías benefician tanto como perjudican a propuestas emergentes como la suya. Ellos van a centrarse en seguir tocando para asomar la cabeza entre la marea. (Pablo) “Nuestra expectativa es mantener la banda funcionando a un nivel de tocar en festivales medianos. No creo que peguemos mucho en el Viña Rock, pero tocar en un Canela Party sería ideal, y subir un escalón en el tipo de conciertos que estamos haciendo”. Todo se reduce, como dice Raúl, a “subir un pelín, estar en la brecha. Y pasárnoslo bien cuando salgamos a tocar los fines de semana. La escena está de esa manera, pero está viva. Mola ir a Málaga y tocar con un grupo punk de niños que está guay y tiene su público. Eso te empuja a querer hacer más cosas como banda”.

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