Nuevas esperanzas
Entrevistas / American Music Club

Nuevas esperanzas

Joan Cabot — 11-02-2008
Fotografía — Archivo

American Music Club, ¿vuelven para quedarse? ¿Serán capaces de sonar tan reveladores como en sus inicios? “The Golden Age” (Cooking Vinyl, 08) es una ventana abierta a la esperanza que presentarán este mes en España. Las citas: Gijón (20 febrero, Casino Gijón), Madrid (21, Sala Caracol; aniversario Supernovapop), Bilbao (22, Kafé Antzokia) y Barcelona (23, In-Somni Festival).

Mark Eitzel es una de esas personas a las que les deseamos lo peor –o lo era hasta ahora. Si él sufre, nuestras desventuras tienen más sentido, porque siempre podemos escuchar sus canciones, aunque en “The Golden Age”, el noveno álbum de los de Boston y segundo tras su reunión en 2004, ya no suena tan descarnado, tan en carne viva. “En este disco hay más esperanza”, explica desde algún lugar de Londres. “Lo de que es un disco más pop lo dicen en la discográfica. Tienen que vender discos”.

"Lo de que es un disco más pop lo dicen en la discográfica. Tienen que vender discos"

En las fotos de la portada los miembros de American Music Club aparecen sorprendentemente viejos, incluso teniendo en cuenta que ya tienen una edad. La clásica alegoría del naufragio. Aunque “The Golden Age” no es tanto la crónica de un naufragio como la de una puerta abierta al sol de la tarde al otro lado de una oscura casa. Hay un matiz (casi) inédito en la música de AMC en temas como la inicial “All My Love” o “The Sleeping Beauty”. En lo más tangible, Dan Pearson y Tim Mooney han dado paso a Sean Hoffman y Steve Didelot. Eitzel, en cualquier caso, a quién necesita es a Vudi, responsable de los ambientes que han enmarcado y enmarcan las historias de Eitzel en su mejor versión. “Sin Vudi no sería American Music Club”, dice lacónico. Está en Londres trabajando en un musical.

Promociona su nuevo álbum. Según él, “Love Songs For Patriots” podría haber sido mejor si hubiera tenido más tiempo para trabajar con Vudi, algo que ahora sí tuvo. Se trasladó de San Francisco a Los Angeles para trabajar con su nueva banda. “Me pasé un par de meses en Los Angeles con Vudi, trabajando en el disco. No creo que Los Angeles haya tenido ninguna influencia. Ahora estoy en Londres escribiendo un musical. Eso hace que componga canciones de estilos muy diferentes y creo que eso sí ha tenido algo que ver en cómo suena este nuevo álbum”.

Descubrí que el dolor también podía ser divertido –ya lo sabía, pero bueno- viendo a AMC en el teatro de Lloseta, Mallorca, durante la gira de presentación de su anterior disco. Mark Eitzel parecía disfrutar como un niño tocando unas canciones que remitían a antiguas angustias. “Nos encantó la isla y la gente del teatro se portó muy bien con nosotros. Es cierto que a veces puede parecer paradójico, que me lo pase bien tocando canciones tan dolorosas. Precisamente por eso estas canciones ya no lo son tanto. Éste es un disco más natural en todos los sentidos. Las canciones están compuestas con cierto sentido del humor que refleja mejor cómo me siento ahora. También suena mucho más cercano a nuestros directos”. La pregunta que deberíamos hacernos todos es si Mark Eitzel es feliz. “Sí”, responde, otra vez lacónico. Y nosotros nos alegramos por ello. Quién nos lo hubiera dicho.

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