A Contracorriente
Entrevistas / The Kooks

A Contracorriente

Marta Terrasa — 15-12-2011
Fotografía — Archivo

Enfrentarse cara a cara a uno de los enfants terribles del indie, Luke Pritchard, líder de The Kooks, antes de su actuación en Barcelona puede ser una situación difícil, vista su tensa relación con la prensa. Sin embargo, Pritchard demuestra que tanto él como su banda han madurado. Atrás quedan las declaraciones incendiarias, hoy sólo importan el puñado de bonitas canciones de “Junk Of The Heart”.

“¿Qué si me meto en menos líos? Seguramente soy peor ahora. Bueno, he aprendido a callarme algunas cosas con la prensa. Me da la sensación que a menudo me retratan de una manera que no soy, pero da igual, porque al final lo importante es el público, que es quien escucha a las bandas. El mundo ha cambiado mucho. Antes leías NME como si fuera la Bíblia, pero cada vez más se leen blogs o te fías de tus gustos. Hemos tenido todo tipo de críticas con este disco, pero la gente canta las nuevas canciones cada noche y eso es lo que cuenta”, asegura Luke Pritchard, mientras nos tiende una botella de agua para calmar la tos en el camerino de Razzmatazz. “Junk Of The Heart” es el tercer esfuerzo de los británicos, un disco mucho más “contemporáneo”, en un momento en el que compañeros de generación como Arctic Monkeys (“¿Es necesario hablar de ellos?”) endurecen su sonido. “Nosotros vamos en dirección opuesta. Hemos grabado con ordenadores y compuesto temas como no lo habíamos hecho hasta el momento, como trabajar con capas. Antes cogía mi guitarra y escribía una canción, todo muy analógico, pero ahora con Tony [Hoffer, productor] él preparaba unas bases y a partir de ahí yo construía el tema”. The Kooks debutaron con apenas dieciocho años y firmaron temas que todos somos capaces de tararear al instante, como “Naive” o “Seaside” (“Inside In/Inside Out”, 06). Sin embargo, su segundo trabajo, “Konk” (08), fue recibido sin pena ni gloria y supuso una transición dura para los de Brighton, que se encerraron en el estudio para preparar nuevas canciones que, meses después, serían descartadas para empezar de nuevo de cero. “Cuando entramos en el estudio ya teníamos unas seis canciones grabadas, pero me di cuenta de que algo fallaba. Eran geniales, pero se parecían demasiado al segundo disco, así que empezamos a hablar sobre cómo queríamos que sonara y nos pusimos de nuevo. Se puede decir que el disco sí que tenía una idea preconcebida: no era una colección de temas, como en los dos primeros álbumes”. Tan inspirados estaban en esta nueva fase de su carrera que tan solo tardaron dos meses en componer todo lo que hoy escuchamos en “Junk Of The Heart”, como “Time Above The Earth”, escrita en el baño de un avión durante dos horas. “Te juro que es verdad, que las dos azafatas estaban ahí pegadas a la puerta escuchándome cantar y hablar”, asegura Pritchard entre risas. Ante la colección de anécdotas que nos relata y lo distendido que se le ve, cuesta creer que pasara por una fase de mandarlo todo a tomar viento fresco. “Tras publicarse ‘Konk’ hubo momentos duros y oscuros para la banda. Nos estaban cayendo palos por todas partes y te empiezas a cuestionar cosas sobre tu futuro y lo que haces. Además, cambiaron los miembros de la banda y todo fue muy confuso, aunque sabía que esto no acabaría con el grupo. Igual se nos pasó por la cabeza la idea de separarnos, pero nunca nos sentamos todos a ni siquiera plantearlo. Este tercer disco nos ha llevado tiempo, porque no queríamos sacar un disco más y punto. Hemos viajado, conocido otras culturas y descansado. Necesitábamos inspirarnos. Todo ello ha contribuido a hacer un disco fresco y a encontrar de nuevo mi voz”. The Kooks, funambulistas capaces de andar entre el hype y el olvido, han conseguido encontrar de nuevo la fórmula, quizá menos evidente y fácil (“es un disco que entra lentamente, tienes que darle varias escuchas”) y vuelven con doce canciones que coquetean con el pop más retro (“Taking Pictures Of You”, “Skimo Kiss”), y con algunos rompepistas (“Junk Of The Heart”, “Is It Me”). Y parece que por fin llega el punto de inflexión en nuestro país, donde no habían gozado de la fama de su Reino Unido natal. “La última vez que tocamos aquí lo hicimos ante cuatrocientas personas. Hoy, son dos mil. España es un país curioso; casi no hacemos promoción y cuesta un poco más, pero aquí estamos: todo vendido y la gente canta nuestros nuevos temas, ¡es una puta pasada!”. Luke se queda mirando fijamente y sonríe: “¿Sabes? Han sido preguntas duras, pero me han gustado, eso sí, me aseguraré de conseguir una copia de la entrevista”. Quizás las cosas no hayan cambiado tanto como creemos: continúa desconfiando un poco de la prensa y The Kooks regresan dispuestos a emocionarnos como hicieran seis años atrás.

Lo siento, debes estar para publicar un comentario.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.