Omar se muere
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Omar se muere

Luis M. Maínez — 11-09-2021

La tragicomedia tiene su espacio en el mundo del podcasting igual que lo ha tenido en la literatura o el cine. ‘Omar se muere’ lo logra con el mismo éxito que las grandes obras de este género híbrido en otros formatos.

Este podcast de la gente de Phi Beta Lambda es una propuesta sencilla y original, amén de arriesgada. Omar Álvarez, director creativo de una agencia publicitaria, un tipo inteligente y divertido, se está muriendo de cáncer, de forma irreversible y dedica parte de su tiempo a charlar con su amigo Antonio Castelo, humorista y presentador, de lo que piensa, siente y hace alguien en su situación. La muerte está presente desde el título, no se hace nada por ocultarla en un programa que nace de la certeza de la desaparición.

‘Omar se muere’ trata aspectos naturales e inherentes a todos nosotros. Las ganas de vivir, la aceptación de morir, la posibilidad de encontrar el amor, la ironía de un mundo que no llegamos a entender del todo pero que nos ata mágicamente a él, las drogas legales y aprobadas por la medicina y las ilegales entendidas en este caso como cuidados paliativos, la pasión por el trabajo y la liberación de abandonarlo cuando estamos cerca del final… Este podcast es un éxito rotundo por lo mucho que tiene de carta abierta al oyente por parte de un hombre que encuentra en la opción de dejar un legado en clave de ligereza humorística que contrasta profundamente con la siempre desgarradora toma de conciencia de la muerte. ‘Omar se muere’ contiene la magia del equilibrio en cada minuto que escuchamos.

A través del testimonio que es este podcast podemos encontrarnos con nosotros mismos, con la gente que se fue y con la que se irá. Pero no de manera evidente. Si no, sería algo fúnebre y grandilocuente y, al contrario, ‘Omar se muere’ no es ni lo uno ni lo otro, sino un mensaje desmitificador y profundamente realista. Mientras que en el pasado, la muerte era un tótem que abocaba al drama, aquí se aborda desde el humor y la complicidad entre dos personas que, además, están unidas por los años y la amistad.

Más allá del impresionante esfuerzo de Omar Álvarez, que no entro a comentar por la afortunada distancia que me separa a día de hoy de la situación personal que atravesaba durante la grabación del podcast, el trabajo de Antonio Castelo, al que nunca he prestado excesiva atención pero que, independientemente de las polémicas personales que salpicaron al personaje hace ya más de un par de años, y que, por cierto, también se mencionan en ‘Omar se muere’, es absolutamente impresionante. Hay que reconocer que su paso por programas como Yu en términos de audiencia deja en evidencia a quien tomó su relevo y que este podcast es una maravilla en la que el humorista se crece ante la futura e inevitable pérdida de un ser querido para dejarnos una obra casi perfecta, sentida, auténtica y universal. Lograr esto desde lo inequívocamente personal es un éxito innegable.

El ojo del huracán, tranquilo pero anticipando lo peor, en el que se sitúa ’Omar se muere’ es un cierre perfecto en términos creativos de una vida, la de Omar Álvarez, que ya conocemos miles de personas y que ahora parece mentira que hubiéramos podido pasar sin saber de ella. ¿No es esto una prueba más de la excepcionalidad que es la vida? ¿No es esa certeza lo que le da sentido al arte?

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