Generación Futuro
Podcasts / Isaac Marcet

Generación Futuro

Luis M. Maínez — 01-05-2022
Empresa — Spotify Studios

Durante años, tanto la estética como el contenido de Playground fueron hegemónicos en las pantallas de nuestros primeros smartphones. Hablamos de aquel Facebook, antes de que se convirtiera en Meta y antes de que un cambio de algoritmo destrozara a decenas de proyectos comunicativos que se fundamentaban en dorarle la píldora a Zuckerberg. Playground, entonces, lograba millones de reproducciones y decenas de miles de likes con publicaciones anodinas. Playground y otros tantos medios que ya no existen, huelga decir.

Así que había que buscar nuevas formas de negocio y nuevos formatos que desarrollar. Por desgracia, Playground ha conseguido engañar a Spotify para firmar un Original de la plataforma de streaming llamado Generación Futuro, con todos los elementos necesarios para ser uno de esos productos “políticamente correctos”, financiados a todo lujo, que no consume absolutamente nadie. Generación Futuro es un intento de replicar en formato podcast (un formato que, como el folio en blanco, lo aguanta todo) lo que programas como Gen Playz llevan con más acierto, por lo menos en cuanto a cifras, aunque siempre palidecen ante los programas de éxito real, que, sorpresa, normalmente, no entran en el juego de la corrección sino en la de la provocación y la reflexión posterior. Es el caso de Jordi Wild, por ejemplo, el podcast más escuchado en España, con mucha diferencia.

Generación Futuro se encuentra en el extremo contrario. Y no solo es una pena para este podcast en sí, que habrá costado un dinero por el que otros podcast independientes con éxito real matarían, sino para los creadores de contenidos en España, que se verán tentados de dedicarse a elaborar productos inocuos e intrascendentes para así hacerse con la bolsa de dinero que agitan las plataformas.

El propio podcast no tiene mucho. Miembros del Gobierno y representantes políticos charlan con el director de Playground -a mayor honor y gloria- y con influencers sobre los retos que le preocupan a los jóvenes, como si todos los jóvenes fueran lo mismo. Así, dan lugar al también habitual tándem de yo te admiro, tú me admiras, dorarse la píldora los unos a las otras, a ver si rascamos un voto o alguna subvención. En fin. Una pena que los creadores de contenido, los financiadores de contenido y los personajes públicos accedan a pasar por el aro de unos productos culturales que solo hablan ya a los conversos, y que no generan, absolutamente, ningún debate. Sea esta reseña una excepción.

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