No entrar con llamas
Libros / Lidia Caro Leal

No entrar con llamas

8 / 10
Judit Monferrer Barrionuevo — 13-02-2024
Empresa — Altamarea

Una Rosa bella, aparentemente delicada, pero llena de espinas que en vez de talarse crecen, y cortan, y pinchan. Sus pétalos, antes tersos y coloridos, se destiñen y pierden firmeza. Y ese miedo a consumirse acelera el crecimiento de las púas, de los remedios que son más enfermedad que cura, de la soledad que nace cuando ya nadie puede tocarte, hasta que las espinas son tan grandes que lo abarcan todo y destruyen a su paso como rociando gasolina. Porque las púas liberan el gas, la Rosa se quema y, tras las llamas, sólo queda ceniza.

Justo en este libro hay una Rosa, y más mujeres que son flores caducas, a las que todos desean y anhelan cuando están vivas y a las que dejan morir cuando los tallos empiezan a secarse. Y como Lidia Caro Leal, la autora, teje trece relatos en “No entrar con llamas” en las que las tenemos de todas las formas y personalidades posibles. Está Soraya, y su maternidad no deseada; tenemos a Lirio, con la necesidad imperiosa de formar una familia que nada tenga que ver con la suya, de tener una hija que no se le parezca ni tenga nombre de flor –porque para ella es señal de mal augurio–; y también hay, por ejemplo, una mujer sin nombre que cada vez está un poco más sola, un poco más vieja, un poco más hastiada.

Lo cierto es que este libro sorprende y para bien; desde la primera página te agarra a destajo, con sus temas y sus frases que no se cortan un pelo, y te lleva con él. Es un viaje con curvas y baches, pero que sigues hasta el final. El primer relato, “Sangre quemada”, es buenísimo. Trata sobre la menstruación, como referencia de la vida misma, y va al hueso sin florituras. Pim, pam. Te animas rápidamente a leer el siguiente, “Combustión espontánea”, mucho más filosófico o místico. Lanzas una moneda al aire reflexionando cómo va a continuar: ¿Será cara, y al final va a conectar contigo de tal forma que saldrás cambiada? ¿O será cruz, y lo que bien empezaba combustiona hasta arder en llamas? Lo que sí podemos esperar de “No entrar con llamas” es un buen libro con reflexiones muy interesantes. La valenciana presenta textos muy potentes, otros más normalitos, pero siempre son llamativos y arriesgados. No hay nada tabú en ellos, y tanto te habla de la masturbación como de Érase una vez... el cuerpo humano. Los personajes, las situaciones, pueden ser completamente diferentes y alocados, pero hay un hilo que los envuelve a todos y que los une como una costura: una amalgama de temas que preocupan a la autora y que subyacen en todos los relatos. Ser mujer hoy en día, vivir en soltería o en soledad, el hastío vital, la drogadicción, la vuelta de tuerca que saca las narraciones de lo común y la vejez, que lastra antes a las mujeres.

Lo que sí le pesa a Caro Leal es un deseo –comprensible, loable– de abrirse en canal y de dar cuerda a todas las reflexiones que la carcomen; las cuestiones vitales que nos afectan a todos y que dan sentido a las personas, al quid de las cosas. Todo lo que menciona es interesante, pero peca de querer abarcar demasiado y lo que ocurre es que algunas ideas se formulan a medias, parecen insuficientes. Hay reflexiones que le funcionan y que son como un encendedor que activa algo en tu mente, y conectas y te abrasa por dentro, pero aunque los temas principales resultan bien planteados, los que no sostienen el hilo de las narraciones acaban mencionados de forma superficial. Lástima, porque de lo contrario, y si algún relato fuera un poco más coherente, estaríamos ante un libro muy potente que roza lo perfecto, porque conecta con los lectores –la mayoría de capítulos los protagonizan y van sobre mujeres, pero todos por igual pueden sentirse identificados– y presenta narraciones con gancho, con riesgo.

“No entrar con llamas” radiografía como pocos libros el comportamiento humano, la cotidianidad de la vida, los lugares comunes. Y aunque los protagonistas son estrafalarios, viven situaciones comunes en un mundo conocido y reconocible, que nos toca. Quizá Caro Leal no ha dado con la tecla correcta para que estemos ante una obra imprescindible, pero tiempo al tiempo. Esta flor acaba de nacer y aún le queda para vestirse con pétalos. Puede que combustione en el camino, pero... lo más probable es que acabe dando con esa tecla adecuada. Y tengo claro que no nos perderemos ese momento.

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