Mear Sangre
Libros / Dum Dum Pacheco

Mear Sangre

8 / 10
Eduardo Izquierdo — 20-09-2021
Empresa — Autsider

Pocas frases resumen mejor un libro como este que la que utiliza Mery Cuesta en su magnífico Epílogo. “En ‘Mear sangre’ el boxeo es casi lo de menos y la cárcel lo de más”. Una reflexión tan rotunda como certera. De hecho ese cierre es un perfecto resumen de lo que encontramos en este texto publicado originalmente en 1976, cuando el boxeador Dum Dum Pacheco contaba con veintisiete años, descatalogado hace muchísimo tiempo.

Como avisa antes el prólogo de Jimina Sabadú, se trata de una autobiografía de otros tiempos. En los que pegarle una torta a la parienta era de lo más normal. Casi tanto como irse de putas o un montón de actos que hoy vemos no solo fuera de lugar sino, en muchos casos, directamente deleznables. Por eso es necesario saber colocar el libro en su contexto histórico, y también hacer lo propio con quien lo escribe. Un boxeador nacido de los bajos fondos, con amplia experiencia carcelaria, y que en las páginas finales, en una extensa entrevista actual, imprescindible para acabar de entender toda la historia, parece declararse fan de Hernán Cortés, Franco y Elvis Presley (sic). Un tipo que salía a luchar con el sombrerito de legionario por imposición del mismísimo generalísimo, pero que lucía orgulloso, tal y como manifiesta de forma continua en unas páginas corrosivas, hirientes. Si no fuera porque Jose Antonio de la Loma –otra vez citado en el epílogo de Cuesta– ya había fotografiado esa España quinqui, algunas de las desventuras que Pacheco escribe de su puño y letra, y según él confiesa, sin ayuda, nos parecerían ciencia ficción. De hecho, lo que se ha dicho de Dum Dum es tan rocambolesco en ocasiones, que él mismo aquí se encarga de desmentir alguna de las historias publicadas, por ejemplo en el ya comentado aquí “Campeones de Medianoche” de Daniel Entrialgo.

Personalmente, uno que ama el deporte de los guantes, hubiera preferido más boxeo y menos cárcel, por volver al principio de esta reseña. Ensalzar la delincuencia nunca ha sido muy de mi gusto, por muy justificada que pueda encontrarse tras unos orígenes que te empujan a ella. Pero, sin duda, es algo que interesa y que interesará. Afortunadamente me he enfrentado a este volumen sabiendo lo que era. Para tratados pugilísticos ya hay otros textos. Y eso es lo que hace disfrutarlo enormemente y, por qué no, considerarlo un interesante reflejo de una época que, para más para bien que para mal, ha quedado en el pasado.

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