Los destrozos

Los Ángeles, 1981. “El Resplandor” de Stanley Kubrick acaba de estrenarse en los cines. En las emisoras de radio suena “Vienna” de Ultravox. Bret –el protagonista de “Los destrozos”, la nueva novela de Bret Easton Ellis- cuenta con diecisiete años. Tiene novia, pero mantiene relaciones en secreto con otros muchachos. Aspira a ser escritor, pero está obsesionado, como todos los que le rodean, con el cine, con el esplendor de Hollywood. Dentro de unos meses, según sus planes, se irá a una universidad de la costa este: allí podrá vivir su vida con algo más de libertad, en particular su sexualidad. Pero, en ese momento, dos elementos extraños irrumpen en su existencia.

Los que leímos en su momento “Menos que cero”, la novela con la que Easton Ellis revolucionó la narrativa norteamericana en 1985 (y que fue imitada hasta la saciedad por escritores nóveles de todo el mundo, sólo hay que recordar ejemplos patrios como “Historias del Kronen” de Mañas o “Lo peor de todo” de Ray Loriga), conocemos perfectamente a los adolescentes de las obras de Ellis: infinitamente alejados de sus padres adinerados y negligentes que trabajan en grandes compañías, son abogados o productores de cine; jóvenes que viven rodeados de lujos, adictos a la cocaína –la droga estrella de los ochenta-, a la superficialidad y a las relaciones sexuales fáciles y, a la vez, víctimas de una especie de parálisis sentimental. A ese círculo dorado de parásitos sociales llega un nuevo estudiante, Robert Mallory, un chico guapo como un modelo y muy misterioso. Y a la vez, aparece un asesino en serie, cuya crueldad resulta comparable al legendario Patrick Bateman, el protagonista del otro hit literario de Bret Easton Ellis, “American Psycho”, que parece acercarse cada vez más a su mundo.

Con esta sinopsis, podría parecer que se trata de la típica novela de un autor agotado, que intenta revitalizar la carrera, con un repertorio de viejos éxitos… la de Bret Easton Ellis llevaba mucho tiempo languideciendo, dedicado más que a la literatura a su podcast y a extrañísimos proyectos cinematográficos, como su película “The Canyons”, dirigida por Paul Schrader. Hacía trece años que no publicaba ficción, y no faltaba quienes lo consideraban un nombre del pasado, con una obra y una estética ya superada.

Pero es todo lo contrario; a los cincuenta y ocho años, finalmente, el “enfant terrible” se ha convertido en un magnífico artesano literario. “Los destrozos” es una novela densa e hipnótica, que habría enorgullecido a la maestra de Ellis, la gran Joan Didion, la narradora suprema de las pesadillas californianas. Sigue siendo capaz de horrorizarnos con sus inmorales personajes –y sus salvajes deseos-, pero ahora su tono es mucho más sereno y muestra una sensibilidad de la que antes carecía. El Bret que protagoniza “Los destrozos” es, a pesar de sus muchas ambigüedades, el protagonista más complejo y tridimensional, que nos ha presentado nunca su autor; y también, aunque no excusemos muchos de sus actos, el más empático. Este es igualmente, con mucho, el libro más extenso de Ellis desde “American Psycho”. También es una novela tan estupenda que sus lectores no querríamos que fuera más breve.