It's So Easy (Y otras mentiras)

A la que llevas seguidas unas cuantas biografías de roqueros que han alcanzado el éxito desmedido, empiezas a descubrir una serie de denominadores comunes que no dejan de repetirse en cada una de ellas. Además lo hacen hasta tal punto, que puedes hacer un proceso mental de intercambio de vidas y anécdotas cafres y no saber ya de quién demonios estás leyendo el enésimo descenso a lo infiernos de las drogas y el alcohol. “It's So Easy”, la autobiografía de Duff McKagan no es una excepción, pero tiene una peculiaridad que la lastra en exceso y es que está escrita con el freno de mano puesto.

El bajista de Guns N' Roses explica su proceso de degeneración y caída hasta acabar postrado en la cama de un hospital con el páncreas destrozado por un consumo de vodka, vino y cocaína capaz de tumbar cada día a un elefante. Pero lo hace pensando que este libro lo leerán sus hijas en el futuro, y eso le fuerza a estar más interesado en explicar su proceso de redención que lo puso a salvo y lo convirtió en un padre responsable. Un progenitor modélico preocupado por cosas más mundanas como los primeros escarceos sexuales entre los compañeros de instituto de sus pequeñas.

Así “It's So Easy” es sobre todo la historia de cómo Duff, el miembro que representaba el espíritu punk de Seattle en los Guns N' Roses, salió de la mierda más profunda gracias a una bicicleta de montaña y las artes marciales. Gracias a entrenar como una autentica bestia hasta llevar su cuerpo a un estado de dolor físico que lo aliviaba y le hacía olvidar las tentaciones derivadas del alcohol. Un cambio que incluso lo llevó a recuperar unos estudios que había dejado colgados en secundaria, y aprobar con nota y como alumno aplicado varios cursos universitarios de administración de empresas.

Todo esto es lo que realmente le interesa contar a Duff por encima de las anécdotas cafres -que las hay pero muy medidas- y las relaciones con los miembros de su banda y la industria. De hecho no deja de ser curioso que recuerde y cuente como los continuos retrasos de Axl Rose a la hora de salir a tocar les costaba mucho dinero en penalizaciones por parte de los promotores locales, pero no explique en ningún momento qué era lo que motivaba al cantante a mantener como norma esos retrasos. Curioso. A la par que también resulta decepcionante que explique muy por encima los procesos que llevaron a la composición de temas que hoy en día están en el imaginario de la cultura popular de todo el mundo. Es verdad que él mismo nos advierte que cuenta lo que recuerda y como lo recuerda. Y, claro, con la nube de alcohol en la que se sumergió, es fácil imaginar que hay muchas cosas que no quedaron impresas en su memoria. Pero se nota mucho que hay otras que no quiere explicar para no escandalizar en exceso a sus pequeñas. Por eso el sexo más sucio y depravado brilla por su ausencia. Y eso en una estrella del rock es tan improbable como mantener un hígado sano y un tabique nasal con el cartílago intacto.

“It's So Easy” es por tanto la enésima biografía de una estrella de rock que entretiene, pero aporta poco a la hora de trazar lo que pasó en Los Angeles a finales de los ochenta. Obviamente si quieres carnaza de la buena, hay que acudir a “Los Trapos Sucios” auténtica Biblia de la depravación roquera que recoge las andanzas de Mötley Crüe. A su lado el libro de Duff parece un capítulo de “Modern Family”.