Está claro que a Max Brooks le encanta turbarnos. Lo hace en todas y cada una de sus novelas. Y es que el escritor de ese súper ventas que fue “Guerra Mundial Z” no concibe la escritura sin la tensión, la oscuridad, el misterio, la fobia o el terror. Por eso hay que prepararse para enfrentarse a sus novelas, poco recomendables para disfrutar en un atardecer en la playa y más adecuadas para acercamientos nocturnos (y con alevosía).
“Involución” es su último trabajo, y con ella pretende añadir a su habitual terror extremo un punto de crítica social del que sale ciertamente bastante airoso. Para la ocasión parte de una noticia que vio en Internet, “Bigfoot destruye pueblo”, y que se convierte en el arranque de la introducción de una novela que nos lleva de cabeza al diario de Kate Holland, cuyas páginas estructuran y dan contenido al volumen. Holland escribe el diario como forma de terapia, a partir de un consejo de su psicóloga para superar fobias y ansiedades diversas y, sobre todo, para reencontrarse con el mundo real, pero los acontecimientos que se le van a venir encima la van a ayudar poco. Todo se iniciará con la erupción del volcán Monte Rainier, situado en pleno estado de Washington, que dejará a los habitantes de Greenloop, un paradisíaco lugar, incomunicados. A partir de ahí, los que conozcan la obra de Brooks pueden suponer lo que se van a encontrar, y los que no tampoco vamos a chafarles la guitarra, pero de horror van a ir bien servidos.
Mención aparte merece la ya apuntada crítica social, que se transmite en las dificultades que a todo grupo de personas le afloran cuando la supervivencia está en juego. Si son de la novela de terror pasarán un buen rato. Y si son fans de Brooks todavía más.
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