Es complicado, en los tiempos que corren, escribir un libro sobre música y ser original. De hecho, es prácticamente imposible. Desde que el libro musical pasó la barrera de la traducción y en este país nos dimos cuenta de que también podíamos ser capaces de escribir, de manera eficiente, sobre música, el mercado se ha llenado de libros del género. ¿Saturación? Es probable. Aunque yo prefiera morir por exceso que por defecto. Por eso tienen más mérito las propuestas originales. Y por eso a ese prácticamente que apuntábamos unas líneas más arriba se agarra el armonicista de The Forty Nighters para publicar esta curiosísima obra.
La cosa va de mezclar comida y música blues ¿cómo se les queda el cuerpo? Así, entre los nombres de Bessie Smith, Muddy Waters o Blind Lemon Jefferson vamos enterándonos, con su receta correspondiente, de cómo se cocinan Hot Tamales, Mashed Potatoes, Apple Pie o Red Beans and Rice, entre muchas otras deliciosas propuestas. Evidentemente conociendo la historia de cada plato y su relación con la música, claro, a través de ochenta y una canciones. No me digan que no les ha entrado apetito (musical). Pues ya saben, a llenar la panza.
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