Autobiografía
Libros / Eric Clapton

Autobiografía

8 / 10
Ernesto Bruno — 30-10-2019
Empresa — Neo Sounds

De todas las grandes estrellas de la era dorada del rock tal vez sea Eric Clapton la que tenga menos aspecto de haber llevado una vida plagada de desórdenes y arrebatos al más puro estilo starsytem. Publicada originalmente en lengua inglesa en 2007, y editada originalmente en España un año después por Global Rhythm  su autobiografía precisamente viene a llevarnos la contraria con eso. De hecho es posible que a “mano lenta” -sobrenombre que se le dio por su escasa pericia a la hora de cambiar las cuerdas de su guitarra cuando se rompían por sus furiosos riffs- sólo le haya faltado abandonar este mundo en condiciones trágicas para que la mitología rock le otorgase otra posición muy diferente en el Olimpo de los grandes.

A punto estuvo de conseguirlo en más de una ocasión. Intentos de suicidio, sobredosis y una relación con el alcohol de largo recorrido que se llevó por delante amores, proyectos musicales y hasta parte de su talento jalonan una carrera que a día de hoy cuesta situar a un lado o al oro de la línea que separa él éxito del fracaso. Porque Clapton forma parte, qué duda cabe, de la aristocracia del rock británico, pero su nombre palidece a la hora de enfrentarlo con los de los Beatles, los Stones, Led Zeppelin, Pink Floyd o Jimi Hendrix, esto es, con los más grandes, de los que fue coetáneo, amigo y en muchas ocasiones hasta colaborador. A Hendrix sin ir más lejos alude en diferentes momentos a lo largo de estas páginas: no sólo fueron buenos amigos, sino que la alargada sombra del éxito del divino guitarrista mestizo casi enterró la buena estrella del joven Clapton.

Son pues las casi 400 páginas que componen esta autobiografía un paseo por el lado salvaje de la vida por parte de un tipo que se hizo súbitamente adulto el día que comprendió que sus padres no eran tal, sino sus abuelos, y que su madre a la que consideraba una hermana entraba y salía de su vida periódicamente hasta el día en que nunca más la volvió a ver. Entre estos primeros episodios de costumbrismo deprimido, retrato desdibujado de la Inglaterra de la postguerra, las tragicómicas escenas de despiporre al más puro estilo “sexo, drogas y rock’n’roll” y episodios desgarradores como la tardía pérdida de su hijo de cuatro años, se va montando un relato en el que, ironías de la vida, la música casi parece el atrezzo necesario para que el motor que mueve el resto de su vida empiece a funcionar. Termina esta autobiografía y ante semejante ejercicio de honestidad brutal uno se queda con la sensación de haber asistido a una lección y un testimonio de vida más que al relato más o menos novelado de las vicisitudes de una estrella del rock entrada en edad. Y por si acaso alguien se lo pregunta... efectivamente, decir eso es todo lo contrario de un reproche que se le puede hacer a este libro.

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