Delirio en Cat Ba
DiscosZamoranobeatz

Delirio en Cat Ba

7 / 10
Daniel Caballero — 12-05-2025
Empresa — Sabotage Record Label
Género — Rap

Desde que en 1973 el jamaicano Clive Campbell (Kool Herc) sacara su mamotreto sonoro a las calles del Bronx, la figura del DJing ha ido adquiriendo una importancia intrínseca al nacimiento y posterior desarrollo del rap. Sin ritmo no hay rap, sin productores no hay género, y eso es una realidad tan grande como que el agua moja, aunque algunos se empeñen en no darles importancia invisibilizándolos o se atribuyan un mérito que siempre es compartido. Así las cosas, el madrileño Zamoranobeatz lleva afilando baterías más de un lustro, partiendo sobre todo del subsuelo capitalino y firmando producciones a artistas como Hijos Bastardos, Soukino o Ill Pekeño, pero también con vocación nacional trabajando con Midas Alonso, Toteking o Victor Rutty. Ahora publica “Delirio en Cat Ba”, el primer trabajo en el que reúne a una veintena de los raperos más granados de la escena nacional, recogiendo así lo sembrado.

Cat Ba es una isla situada en Vietnam, zona de sonados conflictos bélicos, que sirve a Zamorano como inspiración –estuvo presencialmente allí– para esos beats que emanan una calma tensa y cruda, influenciados por el boom bap neoyorquino y en los que predominan el órgano, los instrumentos de cuerda, el piano y el uso recurrente de scratches con samples, como aquellos de rap francés en la inaugural “Los Invisibles” o de Chirie Vegas y su “Bloque Leyenda” en “Entre los bloques”. El productor, primero, deja correr el sample, luego lo loopea y posteriormente lo corta con baterías secuenciadas para que entre como cuchillo en mantequilla el rapeo del artista creando una sensación de atmósfera rígida que al final del track reposará al dejar correr la muestra limpia de nuevo. Es un modus operandi que se repite en la mayoría de canciones y que refleja esa inquietud de que aunque todo parezca tranquilo, la amenaza puede aparecer en cualquier momento. El cocodrilo agazapado bajo el pantano.

El elenco de raperos que desfila alrededor de los cuarenta minutos de disco es un cristal multicolor; el rap hardcore y hambriento de Gudson y Policarpo318 en “Por el campo” o el de Kheis en “Tigre de Bengala” (“vivo en depresión / bajo presión y no se está tan mal / con la soga al cuello apretándome la yugular”) ; idealismo verborreico de Chaman en “El Paisaje me habla” (“llévame a un mundo con menos odio / con más verdades / con más clemencia”); el estilo canallesco de Hide Tyson y Sokez en “Robb The Rich” (“tu equipo quiere ser el mío primo y no lo entiendo / que sigan siendo unos mierdas teniendo tan buen ejemplo”) ; la asunción de la ruina de Faenna en “Entre los bloques” (“el plan de hoy es disociar en una plaza con mis chavalas”) ; el encriptado códice callejero de Danzziani; el oscurantismo denso de Rapp Gotti y Calogero TP; la madurez de Tutto Vale en “Posguerra”; o la clarividencia de Hijos Bastardos en “Apocalipsis”, son círculos concéntricos que parten de lo mismo: las consecuencias de un sistema que tritura a la gente, de hecho, el primer tema es una referencia al libro homónimo de Tom Percival, que alude a aquellas personas ignoradas en los márgenes de la sociedad, lo mismo con el guiño por parte de Chico Niño en “Eterno / Wilfred” al malogrado portero del Rayo Vallecano.

Sí es verdad que hay un par pero quizá se echa en falta alguna aportación referencial más de los raperos al concepto vietnamita con tal de dotar de más cohesión temática al álbum, la misma que sí tiene en la portada, con motivos típicamente asiáticos, y todos los visuales que lo rodean. Dicho esto, el álbum cumple, y las canciones que lo integran no dan la sensación de ser eslabones sueltos puestos ahí como el que no quiere la cosa, y forman una cadena cuyo cierre se encarga de rematar Ill Pekeño recordando tiempos pasados no tan brillantes junto al productor: “Gracias Josito por apostar / cuando todo esto era campo y el hotel un hostal / yendo a Tres Cantos a grabar / no había pa’ repostar / ni ropa Lacoste / no hacíamos dinero ni aposta”. A recoger los frutos. +

 

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