Eraserland
Discos / Strand Of Oaks

Eraserland

7 / 10
Raúl Julián — 27-03-2019
Empresa — Dead Oceans / Popstock!
Género — Rock

Por alguna razón indeterminada, cada nuevo disco de Strand Of Oaks viene acompañado de esa sensación que insinúa que puede ser el definitivo a varios niveles. El proyecto de Timothy Showalter siempre ha dejado buenas sensaciones en sus paradas, concretadas en trabajos como "Heal" (Dead Oceans, 14) –su primer álbum con repercusión global–, "Hard Love" (Dead Oceans, 17) o ahora el presente "Eraseland" (Dead Oceans, 19).

Resulta complicado no comulgar (e incluso emocionarse) con esa mezcla de folk e indie-pop con clarísima inclinación a la épica y regusto psicodélico que con tanta soltura trabaja el autor. Pero tras la inevitable y celebrada atracción inicial, suele suceder sin embargo que todas las referencias de Strand Of Oaks se resienten con el paso de los minutos. Un efecto incómodo (por decepcionante) que tiene que ver con las preferencias del norteamericano al trabajar su misticismo ampliamente depurado, accesible y que, en ocasiones, también termina por resultar un poco excesivo. Por eso sus álbumes se tornan ligeramente irregulares, y son tan capaces de albergar auténticas gemas como de presentar temas bastante más chirriantes y exagerados.

Una tesitura que también aparece en la nueva obra del vocalista, que deja para el recuerdo joyas como la inicial “Weird Ways” –prometedor single adelanto lanzado en enero–, la melancólica “Keys”, esa “Final Fires” que podría haber firmado Ryan Adams, “Moon Lansing”, la desnudez de “Wild And Willing”, o los nueve minutos de la bellísima “Forever Choros”. Al mismo tiempo, Showalter también se permite la licencia que suponen los diecisiete minutos ambientales de “Cruel Fisherman”, o patina directamente en la pretenciosa “Hyperspace Blues” y cuando se apunta al pop de estadio con una “Ruby” más propia de The Killers. Aunque siga repitiendo ciertos vicios, éstos aparecen en menor medida y el músico parece haber evolucionado en cuanto a diversidad y asunción de riesgo se refiere.

En media, "Eraseland" (Dead Oceans, 19) es un buen disco del norteamericano (otro más), que también cuenta con colaboraciones de Jason Isbell, la violinista Amanda Shires o Bo Koster y Tom Blankenship (de My Morning Jacket). Pero cabe seguir esperando ese conjunto con su firma en el que explote definitivamente y consiga que un enamoramiento absoluto, intenso e irreversible.

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