The Turning Wheel
Discos / Spelling

The Turning Wheel

7 / 10
Raúl Julián — 26-07-2021
Empresa — Sacred Bones
Género — Pop

La vocalista Chrystia Cabral entrega el tercer disco –segundo facturado a través del siempre interesante sello Sacred Bones– al frente de su proyecto como SPELLLING, en la que (para bien o para mal) es su obra más ambiciosa hasta la fecha. Para bien porque el álbum contiene momentos realmente inspirados, con algunas piezas de gran elaboración e interpretación no menos atractiva brillando de manera evidente. Y para mal porque, en pleno exceso de celo y confianza, la obra también puede llegar a tornarse densa, por momentos incluso saturando la escucha y en una circunstancia que inevitablemente desvirtúa la nota media del conjunto.

La artista asentada en Sacramento decide transitar en ‘The Turning Wheel’ (Sacred Bones, 21) por esa línea, siempre fina y peligrosa, que separa la diana del error de cálculo, asumiendo el riesgo de caer de uno u otro lado de la misma. La apuesta de la californiana se resuelve intermitentemente, a lo largo de casi una hora de duración que alterna gemas con composiciones de más difícil digestión. Entre los aciertos cabe colocar el trío ganador de singles conformado por “Little Deer”, “Boys At School” y “Turning Wheel”, además de “Always”, “Legacy” o la final “Sweet Talk”, imponiéndose todas ellas sobre compañeras de referencia. Un total de doce canciones de cierto dramatismo, en la mayoría de los casos tirando a extensas y en una secuencia que empuja a la artista hacia algún espacio poco definido y situando entre Kate Bush, Cocteau Twins, Goldfrapp, Talk Talk y Jane Weaver.

‘The Turning Wheel’ es un disco llamativo e interesante, arropado por una leve capa de experimentación y sedosa oscuridad que aumenta el misterio e hipnotismo en torno al producto en cuestión. Cabral prueba su capacidad multifacética manejando unas preferencias que pasan por synth-pop, dark-wave, dream-pop y algún trazo de progresivo, con clara predilección por electrónica y sintetizadores, además de querencia por la década de los ochenta. Un trabajo producido por la propia artista que, en cualquier caso y pese a sus claroscuros, debe entenderse como un paso al frente de SPELLLING, tras insinuar todo ese potencial que se esconde tras la autora.

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